Un dolor de bolsillo: ¿Qué se puede hacer con 100 pesos?
Por la inflación, el billete de Julio Argentino Roca ha depreciado su valor en los últimos años, por eso en "Chiche en Vivo" se analizó qué se puede comprar con ese dinero.
La gran dificultad del argentino medio que tiene un trabajo promedio es resolver con el sueldo que cobran sus necesidades de alimentos, productos personales y viáticos para vivir todos los días. Entre los viajes, las cuatro comidas (desayuno, almuerzo, merienda y cena), además de las compras en un supermercado, el mito sobre la importancia que tenía un billete de 100 pesos ha perdido su popularidad debido al decrecimiento que sufrió por la inflación, es por ello que "Chiche" Gelblung, junto a los economistas Aldo Pignanelli y Damián Di Pace y los testimonios de varias personas trató de desenmarañar la travesía que es comprar lo que necesita y hacer rendir el dinero.
En ese sentido, se trató de analizar el gasto promedio de un oficinista que, sin contar los viáticos, puede gastar un billete de Julio Argentino Roca en su jornada laboral, ya que el desayuno, representado en un café con leche con dos medialunas, sale 20 pesos, luego un menú ejecutivo clásico (pechuga a la parrilla con puré, una gaseosa, un flan y un café está 62 pesos), y luego un café con una barra de cereal para consumir en la merienda cuesta 17 pesos.
Sobre este punto, Pignanelli explicó cuál fue la depreciación que sufrió la moneda: "Los cien pesos de hace cinco años valen cinco veces menos de los que valen ahora, recordando que es el billete de mayor denominación de la Argentina". A su vez, explicó los números que maneja el INDEC: "Según la estadística, una persona come con 6 pesos por día, por lo que una familia tipo gastaría 25 pesos".
"Los salarios de aquellos que están registrados y bajo sindicatos en paritarias han acompañado la inflación, salvo en el 2012 que estuvieron un poco por debajo. En este año todavía no se han arreglado las paritarias, así que hasta junio van a estar para atrás", explicó Pignanelli.
También Di Pace pudo comprobar que "uno de los síntomas de la suba de precios es que aumentó la compra de fideos y decreció la adquisición de carnes", lo que modifica sustancialmente la clase de calorías y alimentos que una persona consume.
A su vez, Pignanelli analizó el rol del Estado en la escalada de precios: "El Estado es ineficaz en el control de la cadena de comercialización, ya que la diferencia entre el precio mayorista y el minorista es muy grande".