Un día "vendrá el día" en que seamos lo que queramos ser
A los que sólo viven el día...
Por Luciana Arnedo
luciana.arnedo@gmail.com
@LuArnedoDeslizándonos por la cuerda de la cotidianeidad... Comprometidos de los ojos para afuera. La sensación de que nuestra forma de conducirnos es la única posible. La vida se convierte en una obviedad.
Mundo práctico. Lo que hacemos a diario, lo que repetimos, lo que nos hemos acostumbrado a hacer. Lo que aceptamos.
La incomprensión de que algo se adueñó de nuestras ilusiones. Qué nos detiene, qué nos separa, qué abandono hacemos cuando nos distanciamos de nuestros sueños.
Un estilo de vida mecánico. La única vida posible; la que debe ser. Un ritmo "normal". ¿Qué sería lo anormal? Rechazar el secuestro cotidiano, quizás.
Saber qué queremos; saber cómo lograrlo. Crecer por dentro, ser mejores. Ser auténticos, no imitar, no dejarnos manipular: acaso nuestros pensamientos son el reflejo del ambiente social y cultural en el que nos formamos (familia, amigos, colegio, cine, televisión).
Más allá de las apariencias...
Pensar el sentido de lo que hacemos, los por qué; los para qué. ¿Somos capaces de decidir por nosotros mismos nuestro futuro?
Qué ilusión se esconde detrás de todo alrededor. A qué corresponde la sensación de no hallar una salida en una realidad que nos priva los sueños. La idea de abandonar la ilusión a cambio "de la vida", ¿cuál vida?...
Avanzando en un mundo que nos disminuye, que nos preocupa, que nos arrastra. Inmersos en una atmósfera carente de sentido, bajo un transcurrir monótono, continuando una realidad en la que seguimos haciendo lo mismo.
La influencia de las fuerzas sociales, nuestro influjo en la cotidianeidad. El orden diario como algo incuestionable.
Lo cotidiano como resistencia a los sueños. Bajo un engaño personal para hacer "más fácil" cuál aceptación, cuál destino...
Nos desencantamos de la realidad. Sumidos en una resignación basada en una fuerte creencia de que las cosas permanecerán igual... Así surge la falta de ambición, las peligrosas "fugas" (soledad, sueño, pereza, drogas, alcohol). Frustraciones. Como defensa contra un futuro inevitable.
¿Por qué esta situación y no otra? ¿De qué forma pensamos la realidad? ¿Qué no vemos? ¿Qué distancia debemos tomar para percibir en profundidad?
El marco rutinario de la vida cotidiana. Los asuntos prácticos. Un recurso para hacer el presente más visible; un recurso de adaptación. Abstraídos, realidad en la que todo son incitaciones y, sin saber ni querer, uno se echa a correr...
La posibilidad de un cambio como ilusión... Un cuestionamiento de la propia realidad frente a lo cotidiano. Asumir en profundidad nuestra vida y la realidad circundante. Actuar de acuerdo a lo que somos y pensamos, vivir el aquí y el ahora sincero. En pos de uno, la felicidad, el futuro... ¿Cuáles son las verdaderas acciones esenciales y necesarias?
De aquí a poco se acaba la vida y: ¿qué conseguimos o qué intentamos?...