Un cura denunció que le sacaron fotos desnundo y que lo extorsionan para no publicarlas
Un sacerdote denunció a la Justicia que desconocidos le sacaron fotos desnudo y después las usaron para extorsionarlo pidiéndole dinero para no hacerlas públicas.
El caso, dado a conocer por El Ancasti de Catamarca, se investigó pero no se logró atrapar a los extorsionadores, quienes después habrían desistido de la acción.
El hecho habría ocurrido la semana pasada y el sacerdote, de quien no se publica su identidad, decidió realizar la denuncia tras haber dado a conocer el caso a sus autoridades, quienes le recomendaron dar parte a la Justicia.
Semanas atrás, y mientras el padre se encontraba en su vivienda, habrían ingresado al menos tres personas con sus rostros cubiertos y lo habrían sorprendido cuando dormía.
Tras reducirlo, aparentemente bajo constantes amenazas, lo obligaron a que se desnudara tras lo cual le habrían tomado fotografías. En paralelo lo habrían obligado a realizar actos impuros.
Todo habría sucedido bajo certeras amenazas por parte de los delincuentes que habían incluido armas blancas o de fuego.
Después de que los delicuentes se marcharon, el sacerdote no se animó a dar parte a la policía. Al otro día habría recibido un llamado en donde un sujeto le exigía una importante cantidad de dinero a cambio de no hacer trascender las fotos.
Ante la situación, el sacerdote relató lo sucedido a las autoridades de la Iglesia, quienes le sugirieron que realizara la denuncia.
La denuncia fue girada a la Unidad Fiscal de Delitos Criminales y se ordenaron las medidas a seguir.
Finalmente, y si bien el sacerdote no habría respondido a la extorsión, o sea no habría entregado dinero alguno, los extorsionadores no habrían vuelto a llamar ni a molestarlo.
El hecho habría ocurrido la semana pasada y el sacerdote, de quien no se publica su identidad, decidió realizar la denuncia tras haber dado a conocer el caso a sus autoridades, quienes le recomendaron dar parte a la Justicia.
Semanas atrás, y mientras el padre se encontraba en su vivienda, habrían ingresado al menos tres personas con sus rostros cubiertos y lo habrían sorprendido cuando dormía.
Tras reducirlo, aparentemente bajo constantes amenazas, lo obligaron a que se desnudara tras lo cual le habrían tomado fotografías. En paralelo lo habrían obligado a realizar actos impuros.
Todo habría sucedido bajo certeras amenazas por parte de los delincuentes que habían incluido armas blancas o de fuego.
Después de que los delicuentes se marcharon, el sacerdote no se animó a dar parte a la policía. Al otro día habría recibido un llamado en donde un sujeto le exigía una importante cantidad de dinero a cambio de no hacer trascender las fotos.
Ante la situación, el sacerdote relató lo sucedido a las autoridades de la Iglesia, quienes le sugirieron que realizara la denuncia.
La denuncia fue girada a la Unidad Fiscal de Delitos Criminales y se ordenaron las medidas a seguir.
Finalmente, y si bien el sacerdote no habría respondido a la extorsión, o sea no habría entregado dinero alguno, los extorsionadores no habrían vuelto a llamar ni a molestarlo.