Un Congreso para el diálogo y el acuerdo
Por Sergio Massa. En estos últimos cuatro años, el Gobierno saliente hizo todo lo posible para entorpecer su labor y llevó la estrategia de la grieta al Congreso para crear espectáculo.
El Congreso es, por su propia naturaleza, una institución democrática. Allí confluyen los y las representantes de todos los argentinos y argentinas, quienes, por mandato popular, tienen la importante labor de pensar y votar las leyes que nos rigen.
El Congreso es, también, un laboratorio de ideas. Los diputados y senadores —con la inestimable ayuda de asesores técnicos y funcionarios— tienen la enorme responsabilidad de pensar soluciones para los problemas del país y ofrecer respuestas a las demandas ciudadanas.
En tercer lugar, el Congreso es un espacio de diálogo y debate. Allí se intercambian puntos de vista, se confrontan ideas y discuten proyectos, se argumentan y defienden posiciones, se articulan discursos, se llega a consensos y acuerdos.
Este es, en teoría, nuestro Congreso. Así es como tiene que ser, y como queremos que sea. Sin embargo, en estos últimos cuatro años, el Gobierno saliente hizo todo lo posible para entorpecer su labor y llevó la estrategia de la grieta al Congreso para crear espectáculo, sin interés y vocación real por el diálogo y la deliberación. Tenemos que aprender que una oposición que propone y acuerda no es una oposición que se entrega y que un gobierno que pide consensos no es un gobierno débil. Por eso, nuestro objetivo debe ser construir entre todos un Congreso que supere la grieta, un Congreso posgrieta. Debemos hacer que el debate, con virtud, ideas y honestidad, vuelva a su lugar de origen y el lugar del donde nunca se tendría que haber ido: el Congreso.
Un Congreso comprometido también con la transparencia y la innovación, entendiendo la labor legislativa como un servicio para todos los ciudadanos y las ciudadanas argentinas. Una transparencia activa y de fácil acceso, junto con una mirada y propuestas innovadoras y creativas, serán los motores para que el objetivo principal del debate sea trabajar para llegar a grandes y profundos acuerdos, superando las políticas egoístas y cortoplacistas.
Es el momento de plantear con seriedad y responsabilidad cuál es el rumbo que queremos fijar para los próximos años y cuáles son las políticas de Estado que nos ayudarán a lograrlo. Entre todos debemos cocrear y codecidir el futuro del país.
Para esto, vamos a requerir el compromiso y esfuerzo de todo el arco político. Necesitamos grandes acuerdos que exigirán apertura y tolerancia ante la diferencia, capacidad de escucha y voluntad de entendimiento. Seguro no será fácil, ni rápido, pero será un objetivo compartido por todos y todas los que participaremos del nuevo Congreso, porque los argentinos y argentinas se lo merecen.
Sabemos que es una gran responsabilidad, pero es también una enorme oportunidad de madurez nacional. Argentina tiene que pensarse para avanzar. Y no habrá, para eso, mejor lugar que el nuevo Congreso. Un espacio abierto, plural y moderno ya que en el disenso respetuoso y en la búsqueda de políticas de estado está el camino para superar las frustraciones de la sociedad argentina, la falta de resultados en la calidad de vida de nuestra gente. Tenemos, en definitiva, el desafío de la construcción de políticas de Estado para darle, de una vez y para siempre, certezas a largo plazo a los argentinos. Es mi compromiso, esa será mi tarea y mi propósito.
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