¿Un atacante serial de travestis?
La historia es siniestra, y tiene final abierto. Hasta ahora hay un caso documentado, y una frase que lo dice todo: "el agresor dijo que odio a los travestis".
La historia conmueve a Trelew, y fue reflejada en extenso por el diario Jornada.
Angie o Miguel Angel fue una de las víctimas. Por un disparo que recibió a corta distancia, le tuvieron que amputar una pierna."Nadie tiene derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad", dice. Pide Justicia y que el autor del disparo "pague" lo que hizo.
Todo empezó el 16 de marzo a las 5 de la mañana en el bar "Carioca" en Edison y Nicaragua de Trelew.
En ese lugar, un hombre de 35 años discutió con Angie. Sacó el arma, le apuntó a la cabeza. La víctima logró defenderse, golpeó en el brazo al atacante y terminó baleada en una pierna.
Del ataque hubo testigos, entre ellos, una amiga de la travesti Angie. La testigo presencial relató que antes de tirar, el agresor dijo que odiaba a los travestis y que no era la primera vez que hacía algo así.
Angie tiene 21 años. Por el disparo estuvo varios días en coma hasta que zafó.
Su mamá, recuerda cada minuto de aquel indeseado día de marzo. "Me llama mi hija mayor y me dice que Miguel estaba internado; que no me asuste pero que le pegaron un tiro. Me fui al hospital.
Cuando llegué estaba bien, me hablaba, me conoció. Ya estaba en terapia pero no podían hacer nada. No quiso contarme nada", relató.
Isolina dice que en los primeros minutos de lo sucedido, el joven no quiso hablar. "No sé si era por miedo o porque no quería. Yo no podía denunciar porque no sabía nada. Hablo con el médico y me dicen que no podían hacer nada porque la bala estaba en la arteria principal del corazón", recordó.
Dijo que llegó luego de una semana la médica especialista en cardiología. "Pero su pierna ya casi estaba perdida. A los 3 días del tiro, cayó en coma. De ahí, no se paró más. Estaba grave. Hasta que estuvo entre la vida y la muerte. No le pudieron salvar la pierna. Hubo que operarlo de urgencia.
borrada
Era mejor cortarle la pierna y salvarle la vida. Fue muy difícil. Yo tenía que autorizar y no estaba en condiciones de hacer eso. Ahora tampoco lo estoy", admitió.
"La amiga de él, que estaba en el lugar, me contó que hubo una pelea en el bar y que el muchacho éste, le apuntó solamente a la cabeza. Ella vio todo. Después, Miguel también lo dijo, cuando se recuperó. El le bajó la mano y le pegó en la pierna", remarcó.
Isolina asume con naturalidad la condición sexual de su hijo. Y no le pesa para nada. No es extraño porque no escapa a la ley de la vida: es su hijo y como madre, lo ama tal como es. Dice que en la familia todos lo llaman Miguel Angel pero su entorno lo conoce desde siempre como Angie.
"Esa noche, él estaba como estaba, como Angie. Me cuenta su amiga, que estaba en el lugar, que antes de pegarle el tiro, el sujeto le dijo que odiaba a los travestis. Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo", repite hasta el cansancio; aunque también aclara que esa amiga "tiene miedo de declarar".
"Estoy angustiada todo el tiempo. Todo lo que pasé en el hospital es tremendo. Yo soy cristiana y creo en Dios. Sabía que mi hijo iba a salir con vida. Me dijeron que solo un milagro podía salvarlo. El milagro existió. El día que lo iban a desconectar, estuve con él en terapia. Oré y le pedí a Dios que le salve la vida. Que le dé una oportunidad a él y otra, a mí como mamá. Es muy joven", aseveró en voz baja.
En una audiencia realizada en los Tribunales de Trelew, el 11 de diciembre pasado, el juez Sergio Piñeda decidió elevar la causa a juicio, con el acusado, preso.
Para finalizar, Isolina reclamó: "Que esta persona pague lo que hizo. Que se haga Justicia. Mi hijo no falleció pero a veces piden pocos años de cárcel. Parece que la vida de un ser humano no sirve. Mi hijo no está bien ni físicamente ni emocionalmente. Mi familia y yo, tampoco", concluyó.
Su mamá, recuerda cada minuto de aquel indeseado día de marzo. "Me llama mi hija mayor y me dice que Miguel estaba internado; que no me asuste pero que le pegaron un tiro. Me fui al hospital.
Cuando llegué estaba bien, me hablaba, me conoció. Ya estaba en terapia pero no podían hacer nada. No quiso contarme nada", relató.
Isolina dice que en los primeros minutos de lo sucedido, el joven no quiso hablar. "No sé si era por miedo o porque no quería. Yo no podía denunciar porque no sabía nada. Hablo con el médico y me dicen que no podían hacer nada porque la bala estaba en la arteria principal del corazón", recordó.
Dijo que llegó luego de una semana la médica especialista en cardiología. "Pero su pierna ya casi estaba perdida. A los 3 días del tiro, cayó en coma. De ahí, no se paró más. Estaba grave. Hasta que estuvo entre la vida y la muerte. No le pudieron salvar la pierna. Hubo que operarlo de urgencia.
borrada
Era mejor cortarle la pierna y salvarle la vida. Fue muy difícil. Yo tenía que autorizar y no estaba en condiciones de hacer eso. Ahora tampoco lo estoy", admitió.
"La amiga de él, que estaba en el lugar, me contó que hubo una pelea en el bar y que el muchacho éste, le apuntó solamente a la cabeza. Ella vio todo. Después, Miguel también lo dijo, cuando se recuperó. El le bajó la mano y le pegó en la pierna", remarcó.
Isolina asume con naturalidad la condición sexual de su hijo. Y no le pesa para nada. No es extraño porque no escapa a la ley de la vida: es su hijo y como madre, lo ama tal como es. Dice que en la familia todos lo llaman Miguel Angel pero su entorno lo conoce desde siempre como Angie.
"Esa noche, él estaba como estaba, como Angie. Me cuenta su amiga, que estaba en el lugar, que antes de pegarle el tiro, el sujeto le dijo que odiaba a los travestis. Por más que sean travestis, son personas. Atrás de esas personas, hay familias que los aman como son. No tenemos derecho a quitarle la vida porque elija otra sexualidad, por más que uno no esté de acuerdo", repite hasta el cansancio; aunque también aclara que esa amiga "tiene miedo de declarar".
"Estoy angustiada todo el tiempo. Todo lo que pasé en el hospital es tremendo. Yo soy cristiana y creo en Dios. Sabía que mi hijo iba a salir con vida. Me dijeron que solo un milagro podía salvarlo. El milagro existió. El día que lo iban a desconectar, estuve con él en terapia. Oré y le pedí a Dios que le salve la vida. Que le dé una oportunidad a él y otra, a mí como mamá. Es muy joven", aseveró en voz baja.
En una audiencia realizada en los Tribunales de Trelew, el 11 de diciembre pasado, el juez Sergio Piñeda decidió elevar la causa a juicio, con el acusado, preso.
Para finalizar, Isolina reclamó: "Que esta persona pague lo que hizo. Que se haga Justicia. Mi hijo no falleció pero a veces piden pocos años de cárcel. Parece que la vida de un ser humano no sirve. Mi hijo no está bien ni físicamente ni emocionalmente. Mi familia y yo, tampoco", concluyó.