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Un arquitecto, testigo clave para descubrir el misterio de la mansión de José López

Federico Alberto Curcio declaró en la Justicia y permitió develar el entramado que podría derivar en dos testaferros del ex funcionario.

Cada día, José López parece estar más complicado en la Justicia: ahora, se le hace casi imposible explicar el misterio que envolvía a su mansión de Tigre.

El fiscal Federico Delgado tiene la teoría de que existieron dos propietarios aparentes, con el objetivo de ocultar que el verdadero dueño era el ex secretario de Obras Públicas.

El factor clave en este descubrimiento en la Justicia fue el testimonio del arquitecto que construyó la mansión: Federico Alberto Curcio.

En los papeles, el dueño de la constructora Grupo Farallón, Eduardo Gutiérrez, le compró el terreno en mayo de 2010 al contador Andrés Galera, señalado en la obra pública como el que hacía lobby para digitar licitaciones y percibir vueltos o sobornos. Según la explicación inicial, en febrero de 2011 le alquiló el inmueble a José López y su familia.

En su declaración, Curcio aseguró que Gutiérrez no fue quien pagó sus honorarios, sino el contador Galera. El arquitecto contó que en la construcción de la casa trabajaron aproximadamente diez obreros entre 2009 y mediados de 2011.

Asimismo, sobre el rol de Gutiérrez, dijo que sobre el final se sumó su figura en el último tramo de la obra porque Galera quería terminar rápido. Por eso, contrataron los servicios del Grupo Fallaron.

"Yo me manejé siempre con Galera y en la etapa de terminaciones hablaba con José López", dijo Curcio. López también contrató sus servicios para hacer trabajos de ampliación, refacción y otras terminaciones, como el enrejado de la casa y un gimnasio.