Un argentino, hijo de un ex Puma, peleó cuerpo a cuerpo con un tiburón y se salvó
Se llama Alejandro Travaglini y es hijo de un ex Puma. Un testigo narró: "Luchó literalmente por su vida".
Tiene 37 años, se llama Alejandro Travaglini y es hijo de "Chiquito" Travaglini, un ex integrante de Los Pumas. Es surfista y vive en Australia con su mujer y sus dos hijos. Pero lo más importante: es el protagonista de una escena digna de una película.
Quizás hasta al propio Steven Spielberg le hubiera parecido demasiado exagerado dirigir una escena en la que un surfista saliera vencedor, luego de tres forcejeos cuerpo a cuerpo con un tiburón blanco de unos cuatro metros. Pero es lo que sucedió.
El protagonista de esta epopeya dramática es el argentino Alejandro Travaglini, un amante del surf, que vive en Australia hace once años, está casado con Tanya Hawthorne y tiene dos hijos.
El domingo por la mañana asomaba como un gran día para Alejandro: sería el árbitro del Championship Tour de Margaret River, una prestigiosa competencia de surf versión damas, en Cobblestones, cerca de Gracetown, en una zona de paradisíacas playas australianas.
Todo se encaminaba dentro de los parámetros normales hasta que la repentina aparición de un tiburón blanco tiñó de rojo las azules aguas del Océano Índico. Primero el animal lo atacó en un pie y en la pantorrilla al momento en que él se encontraba parado sobre su tabla.
Pudo zafar, pero el escualo volvió al objetivo, esta vez mordiendo el muslo de la otra pierna, a lo que el audaz Travaglini respondió con un puñetazo en la trompa.
Cuando Alejandro, herido, parecía estar a salvo, el tiburón regresó por su presa pero esta vez, el argentino, con una lucidez y fiereza insospechadas, le sacudió la tabla en el medio de la boca, como un upper-cut digno de noqueador, que terminó por espantar al peligroso depredador.
La secuencia de película que protagonizó Travaglini dejó boquiabiertos a los testigos, que salieron en su auxilio cuando las olas -y otro surfista- ayudaron a acercar al argentino a la costa. Sus amigos, atentos y expeditivos, usaron una cuerda para hacerle torniquetes y le brindaron los primeros auxilios hasta que llegó el equipo de emergencia.
Los paramédicos informaron que esa ayuda fue crucial, ya que lograron detener la pérdida de sangre. Alejandro recibió las primeras atenciones y luego lo trasladaron en helicóptero al Hospital Royal, en Perth. No tiene compromiso óseo ni arterial. Le hicieron la primera operación y se encuentra estable y fuera de peligro.
El fotógrafo de surf Peter Jovic vio el ataque desde la playa y lo comparó con la transmisión en vivo de un ataque de tiburones ocurrido en 2015 en Sudáfrica. "Fue muy similar a lo que vivió Mick Fanning -ex campeón- que escapó ileso cuando un gran blanco atacó a su tabla mientras esperaba una ola", recordó Jovic a la radio de Australian Broadcasting Corp.
El dramático hecho reavivó un viejo debate en el oeste de Australia: cómo debe ser tratado el problema de los ataques de tiburones, tan comunes en la zona. "Hay que valorar la vida de los seres humanos por encima de la de los tiburones, y que hay que actuar ya mismo", dijo el Ministerio de Ambiente de Australia.
Alejandro es hijo del ex jugador de Los Pumas Alejandro "Chiquito" Travaglini, quien hoy tiene 71 años. "Él no salió rugbier, es bohemio como su madre artista y amante de los viajes y las playas", desliza Gabriel Travaglini, primo segundo de "Chiquito".
"Ale -cuenta- se recibió de licenciado en Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés, pero no ejerció. Prefirió salir a yirar por las costas de Brasil, donde surfeaba y se ganaba la vida como camarero."
Después de eso se fue a México, volvió a despuntar su hobby náutico y allí conoció a su mujer Tanya, con quien se fue a vivir a Oceanía hace más de una década.
Si bien Duke, un sitio especializado en surf, lo posiciona a Alejandro como director de eventos de Surfing Western Australia, el argentino es un buscavidas que se las rebusca con trabajos de electricidad, tan requeridos en esa parte del mundo.
Gaspar, hermano de Alejandro, todavía aturdido por la noticia, le contó a Clarín que su hermano "está descansando": "Pudieron cerrar las heridas y está acompañado por nuestra madre".
Intentando tener más detalles vía redes sociales de los medios locales, intenta armar el rompecabezas de cómo fue la peripecia por la que tuvo que atravesar Alejandro. "Viendo cómo reaccionó ante una situación límite como esa, no me sorprende de él, es un intrépido", dice.
Finalmente, Gaspar reconoce que Alejandro siempre fue consciente del peligro ante la presencia de tiburones. "Él es prudente, sabe que en esas aguas es habitual, sucede que nosotros aquí, tan alejados, no convivimos a diario con el mar, con el surf y mucho menos con tiburones".