Un argentino contó desde Tailandia cómo se vive el drama de los chicos atrapados en la cueva
Federico Wechsler vive hace ochos años en el país asiático.
Wechsler, fundador de la agencia de viajes Destino Tailandia, habla fluido el idioma oficial del país y conoce de primera mano la cultura local, con la que convive desde hace ya ocho años. El argentino habló con Crónica e intentó darle contexto a un hecho que, admite, "el país no estaba preparado para afrontar".
"Estos chicos son oriundos de esa área, un lugar forestado, parecido a lo que podría ser Misiones, una zona montañosa, un lugar donde estos chicos no tienen un shopping, un cine, un parque de diversiones, donde no tienen ningún otro pasatiempo, entonces trepan a un árbol, van a una catarata, o entran a una cueva", explicó.
"Uno si bien sabe que la rama del árbol se puede romper, que hay una probabilidad, no piensa que le va a suceder a uno", intentó poner marco el argentino a lo ocurrido y a la decisión de los niños de entrar en la caverna. "52 piletas olímpicas de agua se drenaron ya, uno no se imagina tampoco esa magnitud de agua en una cueva, hay que pensar que se habrá imaginado un nene de 11 años", sumó.
En esa línea amplió que "los chicos habían estado un montón de veces en la cueva" y que "para ellos ese lugar no representaba un riesgo", antes de compartir una de las principales hipótesis de por qué habían vuelto a ese lugar el mes pasado, así también como por qué lo habían hecho tantas otras veces.
"Era una tradición del equipo ir hasta el final de la caverna y escribir los nombres de los integrantes ahí, era una cábala. Había dos chicos que se habían sumado recientemente al plantel y habrían ido a escribir sus nombres", contó Wechsler.
Por último el argentino quiso reconocer la actitud de los tailandeses. "Aceptaron todas las colaboraciones, dijeron no tenemos el ego por las nubes, ni esta situación bajo control, estamos dispuestos a aceptar ayuda internacional", destacó el responsable de Destino Tailandia, sobre la respuesta a un hecho que calificó de "inédito", al menos desde que él vive en ese país, y sólo comparable en ese sentido con lo que generó el tsunami.
Hace tres días cerraron más de 160 cuevas ubicadas en distintos parques de Tailandia, en tanto se está implementando un sistema para que sea obligatorio pedir autorización a guardaparques en caso de querer ingresar a lugares de estas características. "Esto no va a volver a pasar", se mostró confiado el argentino.