Un año sin Sandro
El primer aniversario de la muerte de Sandro se conmemorará con homenajes y tributos en recuerdo del cantante ícono y leyenda del rock argentino y la música romántica latinoamericana.
Sus "nenas", como a Roberto Sánchez le gustaba llamar a sus fanáticas, mujeres que nunca dejaron de seguirlo, rendirle fidelidad y que todavía lo sienten presente, organizarán misas y reuniones para recordarlo en diferentes puntos del país.
Peregrinarán hasta la puerta de su casa de Banfield, pero ya no para festejarle su cumpleaños, como solían hacer cada 19 de agosto, sino para homenajearlo, rezar o cantar sus canciones.
También sus seguidores visitarán el sector Flores del Cementerio Privado Glorias de Burzaco, donde le dejarán flores y cartas.
Serán generaciones de abuelas, madres e hijas, a las cuales no les importó el paso del tiempo, ni que aquel físico de junco lleno de sensualidad de principio de los 60 mutara en un hombre con panza y andar cadencioso en sus últimos shows.
Pasó con la misma efectividad de los pantalones de cuero ajustados y desenfrenados movimientos pélvicos a la robe de chambre roja, que ocultaba los kilos de más.
Nada de eso las detuvo y lás más osadas cumplían con el ritual de arrojarle al escenario alguna pieza de su ropa interior.
Pero no solo fueron mujeres las que idolatraron al "Gitano", también ellos, esos hombres que trataron de imitar sus cortes de pelo, sus patillas o sus movimientos de pubis lo recordarán.
Se lo vinculó con las mujeres más hermosas de la Argentina, pero preservó su vida intima entre las paredes de su mansión y solo se le conocieron relaciones con Tita Rouss, María Elena y María Martha Serra Lima.
"Yo no tengo nada que ocultar y sí tengo mucho que proteger", respondió en 1995 Sandro, que se casó con Olga Garaventa en su casa en una ceremonia privada en abril de 2007, cuando lo consultaron sobre su vida amorosa.
Fue uno de los padres del rock nacional (con Los de Fuego inauguró en 1963 La Cueva), pero logró su máxima popularidad con la balada romántica, a la cual le aportó poses y ritmos extraídos del rock and roll.
Sandro de América enamoró a lo largo de 53 discos con temas como "Así", "Rosa Rosa", "Trigal", "Por qué te amo", "Penas", "Penumbras", "Dame fuego" y en 13 películas, siendo "Gitano", "Subí que te llevo" y "Quiero llenarme de ti" las más destacadas.
Las presentaciones de Sandro, que con el pasar del tiempo fueron cada vez más espaciadas, eran una verdadera comunión con la platea ocupada por mujeres.
En 1993 hizo 18 recitales en el Gran Rex, pero se superó a sí mismo en 1996 cuando encabezó 27 shows.
Luego desbordó la sala de la calle Corrientes entre octubre de 1998 y febrero de 1999 cuando ofreció 37 fechas de su espectáculo "Gracias!", convocando 120.000 espectadores.
Todo era color de rosa, hasta que el cigarrillo, ese asesino silencioso, comenzó a hacer mella en su salud.
A fines de la década del 90 hizo pública su grave enfermedad y afirmó: "Esta enfermedad me la merezco, porque yo me la busqué, por ser un arrogante como todos los tipos que fuman".
En 2002 debió someterse a un cateterismo y tres años después fue sometido a una cirugía de reducción pulmonar.
El 20 de noviembre del 2009 finalmente llegó el trasplante cardiopulmonar que se realizó en el Hospital Italiano de Mendoza y que concluyó exitosamente, aunque luego se sucedieron graves inconvenientes.
La noche del 4 de enero de 2010, más precisamente las 20.40, su cuerpo, aquel que supo soportar mil batallas, no aguantó una serie de complicaciones post operatorias y dijo basta a los 64 años.
La vida del ídolo se consumía y sus fans que nunca quisieron entender que era de carne y hueso, rompían en llanto y sus aullidos de dolor no permitían escuchar el final del parte dado por el doctor Claudio Burgos en la puerta del Hospital Italiano de Mendoza.
La noticia sacudió al país y recorrió el mundo, porque el "Gitano", ese pibe que a los 13 años había dejado la escuela para dedicarse a la música y ser como su ídolo Elvis Presley, había cruzado las fronteras hasta límites insospechados.