Un 2012 con ritmo de crecimiento acotado
*Por Raúl Vives. La economía argentina dejó de expandirse hace ya varios meses. Ahora transita por un sendero de restricciones y pronósticos de crecimiento para el 2012 muy acotados.
Las perspectivas indican que del casi 9% de avance en el 2011, el resultado económico de este año estaría en un discreto 3,5% a 3,7%. Ese es al menos las estimaciones que realizan la mayoría de los especialistas.
La crisis internacional es una de las razones, pero se suman factores locales como la sequía, la política de fuerte ajuste fiscal y últimamente las restricciones a las importaciones
La crisis internacional es una de las razones, pero se suman factores locales como la sequía, la política de fuerte ajuste fiscal y últimamente las restricciones a las importaciones.
La reciente decisión oficial de administrar las importaciones, impulsada por el ministro sin cartera, Guillermo Moreno, puede dar una idea de la magnitud de las rigideces económicas que está introduciendo el Gobierno. El funcionario se ha explayado ante sus pares y empresarios que la meta oficial es lograr este año un superávit de la balanza comercial de al menos 10.000 millones de dólares.
Los motivos son conocidos: la Argentina necesita de ese monto para afrontar los compromisos de deuda y cubrir con recursos del Banco Central el faltante de superávit fiscal.
"A CUALQUIER PRECIO"
Moreno también ha señalado que ese superávit se obtendrá a cualquier precio y que la variable de ajuste son las importaciones.
La dificultad consiste en que, de manera genuina, el saldo positivo del comercio argentino apuntaba a la mitad de la cifra establecida por Moreno. Con lo cual, la industria y otros sectores económicos deberán esperar restricciones a la importación de unos 5.000 millones de dólares.
La restricción tiene que ver también con la decisión oficial de enfrentar la fuga de capitales con mayores controles y de no dejar que el dólar se deslizara más rápidamente, como lo hizo Brasil.
En la perspectiva del ministro de Economía de "facto", luego de la elección presidencial de octubre, hubo una corrida cambiaria provocada por sectores financieros. En ese diagnóstico no se contempla problemas de competitividad, de paridad dólar/peso/real, o de desconfianza y de limitaciones fiscales.
La negativa a dejar que el dólar avanzara en un esquema de tipo de cambio flotante, como tienen la mayoría de las economías del mundo, tiene que ver también con el temor oficial a un impacto inflacionario mayor al ya vigente.
Una cosa lleva a la otra, y de allí que Moreno avanzó primero por colocar restricciones a la demanda de monedas extranjeras y luego en administrar el comercio exterior para poder mantener en "línea" la trayectoria del tipo de cambio y morigerar la pérdidas de reservas internacionales en el Banco Central.
TODO CAMBIA
Pero la vida cambia y la economía sube y baja con mayor rapidez de la que esperan los gobiernos. Hasta mediados del 2011, los elevados precios internacionales de las materias primas (soja, maíz, trigo) más la vigencia de un tipo de cambio aún con cierto margen, permitieron a la Argentina sortear la crisis externa y convivir, bajo este contexto, la dicotomía de fuga de capitales y reservas en aumento del Banco Central.
Esa perspectiva cambió no sólo por los problemas externos, sino en especial por la crisis fiscal y ahora por la sequía.
En los pronósticos previos al 2012, se esperaba una cosecha récord, que llegaría a las 110.000/115.000 millones de toneladas, que hubiera permitido una abundancia genuina de dólares desde abril en adelante. Pero ese sesgo optimista está ahora en retroceso.
La sequía quizás no sea tan importante como señalan algunas entidades del campo, pero ya afectó de manera fuerte la cosecha de maíz, y podría tener más consecuencias dependiendo de cómo evolucionen las lluvias. En cualquier caso, en este momento es un hecho que en el 2012 el avance de las exportaciones del sector agroindustrial será marginal.
Quizás por esta razón, las lluvias que se esperan por estos días sea la noticia económica más relevante en lo que va del 2012.
La crisis internacional es una de las razones, pero se suman factores locales como la sequía, la política de fuerte ajuste fiscal y últimamente las restricciones a las importaciones
La crisis internacional es una de las razones, pero se suman factores locales como la sequía, la política de fuerte ajuste fiscal y últimamente las restricciones a las importaciones.
La reciente decisión oficial de administrar las importaciones, impulsada por el ministro sin cartera, Guillermo Moreno, puede dar una idea de la magnitud de las rigideces económicas que está introduciendo el Gobierno. El funcionario se ha explayado ante sus pares y empresarios que la meta oficial es lograr este año un superávit de la balanza comercial de al menos 10.000 millones de dólares.
Los motivos son conocidos: la Argentina necesita de ese monto para afrontar los compromisos de deuda y cubrir con recursos del Banco Central el faltante de superávit fiscal.
"A CUALQUIER PRECIO"
Moreno también ha señalado que ese superávit se obtendrá a cualquier precio y que la variable de ajuste son las importaciones.
La dificultad consiste en que, de manera genuina, el saldo positivo del comercio argentino apuntaba a la mitad de la cifra establecida por Moreno. Con lo cual, la industria y otros sectores económicos deberán esperar restricciones a la importación de unos 5.000 millones de dólares.
La restricción tiene que ver también con la decisión oficial de enfrentar la fuga de capitales con mayores controles y de no dejar que el dólar se deslizara más rápidamente, como lo hizo Brasil.
En la perspectiva del ministro de Economía de "facto", luego de la elección presidencial de octubre, hubo una corrida cambiaria provocada por sectores financieros. En ese diagnóstico no se contempla problemas de competitividad, de paridad dólar/peso/real, o de desconfianza y de limitaciones fiscales.
La negativa a dejar que el dólar avanzara en un esquema de tipo de cambio flotante, como tienen la mayoría de las economías del mundo, tiene que ver también con el temor oficial a un impacto inflacionario mayor al ya vigente.
Una cosa lleva a la otra, y de allí que Moreno avanzó primero por colocar restricciones a la demanda de monedas extranjeras y luego en administrar el comercio exterior para poder mantener en "línea" la trayectoria del tipo de cambio y morigerar la pérdidas de reservas internacionales en el Banco Central.
TODO CAMBIA
Pero la vida cambia y la economía sube y baja con mayor rapidez de la que esperan los gobiernos. Hasta mediados del 2011, los elevados precios internacionales de las materias primas (soja, maíz, trigo) más la vigencia de un tipo de cambio aún con cierto margen, permitieron a la Argentina sortear la crisis externa y convivir, bajo este contexto, la dicotomía de fuga de capitales y reservas en aumento del Banco Central.
Esa perspectiva cambió no sólo por los problemas externos, sino en especial por la crisis fiscal y ahora por la sequía.
En los pronósticos previos al 2012, se esperaba una cosecha récord, que llegaría a las 110.000/115.000 millones de toneladas, que hubiera permitido una abundancia genuina de dólares desde abril en adelante. Pero ese sesgo optimista está ahora en retroceso.
La sequía quizás no sea tan importante como señalan algunas entidades del campo, pero ya afectó de manera fuerte la cosecha de maíz, y podría tener más consecuencias dependiendo de cómo evolucionen las lluvias. En cualquier caso, en este momento es un hecho que en el 2012 el avance de las exportaciones del sector agroindustrial será marginal.
Quizás por esta razón, las lluvias que se esperan por estos días sea la noticia económica más relevante en lo que va del 2012.