Última recta en Santa Fe
*Por Mauricio Maronna. Análisis político. El próximo domingo la provincia de Santa Fe y la ciudad de Rosario tendrán nuevo gobernador e intendente electos.
Difícilmente puedan cambiar radicalmente las tendencias tras larguísimos meses de campaña que desembocarán, finalmente, en los comicios generales. Pero, como en toda competencia política, existe un margen de imprevisibilidad que terminará de formatearse en los días por venir.
El próximo domingo la provincia de Santa Fe y la ciudad de Rosario tendrán nuevo gobernador e intendente electos. Difícilmente puedan cambiar radicalmente las tendencias tras larguísimos meses de campaña que desembocarán, finalmente, en los comicios generales. Pero, como en toda competencia política, existe un margen de imprevisibilidad que terminará de formatearse en los días por venir.
La estrategia del candidato del Frente Progresista a la Gobernación, Antonio Bonfatti, ha sido la de guardar en el freezer cualquier movimiento que complique lo cosechado en las primarias del 22 de mayo. Bonfatti se dedicó a surfear la ola sin apartarse un ápice en su rol oficialista.
Aquella labor publicitaria de ofrecer a los rosarinos el formato "compre uno, llévese dos" que significa "Bonfatti más Binner" es el numen de la campaña socialista. Lo único que varió en la superficie es el mayor grado de autonomía de movimiento del postulante en relación con el gobernador, preocupado por estas horas, además, en hacerse conocido con su candidatura a presidente de la Nación.
La Casa Gris logró instalar en los medios la sensación de que la victoria oficialista es inmodificable y el mayor resguardo de los equipos comunicacionales es evitar exponer en demasía al piloto de la escudería socialista. Si se lee el sondeo que el gobierno encargó a Nora Ventroni, los comicios del domingo serán apenas un trámite para Bonfatti.
El target de Rossi. Agustín Rossi fue adquiriendo mayor volumen como candidato a medida que transcurrían los meses. El candidato justicialista se dedicó en el último tiempo a discutir palmo a palmo cuestiones vinculadas a la gestión, poniendo menos énfasis en la traspolación del modelo nacional, algo lógico si se tiene en cuenta que el resultado final de su trabajo se medirá de acuerdo a las voluntades kirchneristas y no kirchneristas que marquen la cruz en su boleta.
El jefe de la bancada de diputados oficialista cargará el domingo con la enorme responsabilidad de defender las banderas oficiales en una provincia ajena para el peronismo no sólo en la Gobernación sino también en las dos ciudades principales. Hasta donde pudo, Rossi extendió el radio de acción al círculo justicialista que participó en las internas abiertas tratando de evitar la fuga de quienes votaron a Omar Perotti en el turno de mayo pasado.
Rossi tendrá su plato fuerte el martes, cuando la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, desembarque en Puerto General San Martín, casi en el límite de la campaña. ¿Pedirá la jefa del Estado el voto para quien ha defendido con más ímpetu que nadie la causa kirchnerista en el territorio o lo suyo será cumplir apenas con el rigor de la formalidad? La respuesta a ese interrogante terminará de definir las especulaciones.
¿Qué tendrá el petiso? Miguel Del Sel se apuntó desde el inicio como la punta de lanza dispuesta a romper el esquema bipartidista y es, a esta a altura, un enigma para la política tradicional. El porcentaje de votos que alcanzó en las internas abiertas y el que le auguran ahora todos los sondeos no tiene correlato con el volumen y el conocimiento teórico que han demostrado los demás candidatos, como quedó claramente expuesto en el debate que mantuvieron ayer. Sin embargo, las encuestas ubican al ex integrante del trío Midachi con un techo electoral aún no definido.
La aparición en escena de Del Sel alude a la existencia de un tercer espacio en la política santafesina que no se siente representado ni por el socialismo ni por el justicialismo gobernante a nivel nacional.
Voto vacante. Ese nuevo reservorio quedó expuesto tras la inexplicable salida de pista de Carlos Reutemann, quien ganó las elecciones a senador en 2009 prometiendo que se mantendría más vigente que nunca a la hora de hacer política.
Esa promesa incumplida hizo que muchos dirigentes firmaran un acuerdo con Unión-PRO, que hoy por hoy nadie sabe hasta cuándo se extenderá ni qué formato adquirirá después de las elecciones. Ayer mismo, muchos referentes de ese espacio estaban más eufóricos con la cantidad de autógrafos que firmó el cómico a la salida de Canal 5 que con las derivaciones del debate.
La pelea por Rosario. En Rosario, Mónica Fein ha llevado adelante la misma estrategia que Bonfatti a nivel provincial, con un plus de ventaja: tantos años de continuidad socialista en la administración de la ciudad le permiten a la candidata no depender de partidos aliados, como sí le puede suceder al postulante a gobernador con el radicalismo, que gobierna la inmensa mayoría de las comunas que pertenecen al Frente Progresista.
Héctor Cavallero es el único candidato en condiciones de hacerle pasar un mal trago al oficialismo rosarino. Habrá que observar a la hora del análisis si los ciudadanos que consideran agotada la experiencia socialista se inclinan ante quien ya la gobernó.
El tercer actor en escena es el referente de Unión-PRO Ricardo Schlieper. Pero no hay que extremar el análisis para cerrar la cuestión competitiva entre Fein y el jefe del PPS.
Disputa clave. Sí resultará clave observar en los siete días que restan cómo terminará de perfilarse la disputa entre María Eugenia Bielsa y Raúl Lamberto, cabezas de lista en las nóminas a diputado provincial. Si la ex vicegobernadora ratifica su performance de las primarias (ante la eventualidad de que Rossi no alcance la Gobernación) por primera vez desde 1983 la Legislatura será adversa al Ejecutivo en las dos Cámaras, lo que dibujaría un nuevo formato en las alturas del poder.
Con la sorprendente ausencia de adrenalina preelectoral en la sociedad, la cuenta regresiva se ha puesto en marcha.