Última función de Cobos: tomar juramento a Cristina
Finalmente, el vicepresidente Julio Cobos cumplirá su promesa y dejará mañana su cargo en el plazo establecido por la Constitución, luego de tres años y medio de pública enemistad con la presidente Cristina Kirchner.
Hasta el último minuto, su mandato estará marcado por la tensión: como titular del Senado deberá presidir la ceremonia de reasunción de Cristina Kirchner en el Congreso Nacional, aunque en los hechos su rol se reducirá a la apertura de la Asamblea Legislativa y no tomará juramento a la mandataria.
Tras cumplir con su función protocolar, Cobos viajará a su Mendoza natal para descansar en familia, ya sin ningún cargo institucional, un estatus que pretende mantener por algún tiempo, para dedicarse solamente a la actividad privada, como ingeniero civil.
En principio, tendrá que volver a Buenos Aires el próximo 16 de diciembre para participar como delegado del plenario del Comité Nacional de la UCR que elegirá al santafesino Mario Barletta como nuevo presidente del partido en reemplazo del mendocino Ernesto Sanz.
Aunque el ex gobernador ya anunció que no buscará por lo pronto ningún cargo en la UCR, sí quiere participar activamente en el debate sobre el rumbo del partido, que desde hace años lo enfrentó al sector 'neoalfonsinista', hoy constituido en el Movimiento de Renovación Nacional (MoReNa).
Desde la madrugada del 17 de julio de 2008, cuando saltó a la fama por su voto 'no positivo' al proyecto de retenciones móviles al agro, Cobos fue invitado a renunciar por todo el arco kirchnerista, a lo que él resistió desde su despacho en el Senado.
De hecho, no volvió a pisar nunca más su oficina en la Casa Rosada y apenas tuvo algún frío cruce con la Presidente o con Néstor Kirchner en actos protocolares.
'La verdad lo que impedí fue un estallido social, una crispación social. Impedí quizá que el gobierno tuviera que irse', llegó a decir incluso en uno de los momentos más duros de la relación con el matrimonio presidencial, que había pasado a llamarlo 'máquina de impedir'.
En medio de su pelea con el kirchnerismo y también con la conducción de la UCR, el mendocino estuvo unos 180 días a cargo de la Presidencia, aunque sólo firmó un decreto: el de duelo nacional por el fallecimiento del ex presidente y correligionario Raúl Alfonsín, el 31 de marzo de 2009.