Tuvieron "bebés de diseño" para salvar hijos enfermos
Una pareja española decidió tener tres hijos después de un proceso de selección genética, ya que era la única manera de salvar la vida de sus otros tres pequeños. ¿Vos qué harías en esa situación?
María Luisa, una enfermera española de 39 años, residente en Huelva (Andalucía), se enteró en 2004 que sus hijos mayores Alberto y José (entonces de 11 y 7 años) padecían de tumores del sistema linfático porque padecían un grave trastorno hereditario.
Los chicos padecían el "síndrome de Duncan", una rara dolencia hereditaria ligada al cromosoma X por lo que sólo afecta a varones. Y también la sufría el menor, Carlos, nacido en 2002.
El diario El País publicó con gran despliegue y en exclusiva la lucha tenaz de esta madre "que no es de las que se rinden", siempre apoyada por su marido, Andrés.
Si quería salvar a sus hijos, sólo existía la posibilidad de que nacieran otros tres bebés después de un proceso de selección genética, "para que fueran donantes compatibles de médula de sus hermanos".
Así, en 2007 tuvo a Lucas y al año siguiente a las mellizas María y Ana, concebidos en el centro de reproducción asistida de la Universidad Libre de Bruselas.
José y Carlos salvaron la vida gracias al tratamiento con células. El hijo mayor Alberto, falleció a los 16 años, nueve meses después del trasplante.
"Mi objetivo en la vida era salvar a mis hijos. He hecho lo humano y lo inhumano para curarlos, Ha sido durísimo. Ahora toca vivir", declaró María Luisa a El País, el diario de mayor circulación en España.
En 2000, su segundo hijo, José, tuvo un fuerte dolor abdominal y lo operaron en un hospital de Sevilla. Los médicos le encontraron un linfoma (un cáncer del sistema linfático) y durante siete meses recibió quimioterapia. Dos años después Alberto, el mayor, también padeció fuertes dolores abdominales, anemia y vómitos. Otra vez el linfoma.
Una consulta sobre cáncer familiar en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológica, determinó que los tres chicos sufrían el letal "mal de Duncan". La única manera de salvarlos era con una donación. En los bancos de médula y de cordón umbilical no encontraron a nadie compatible, así que sólo les quedaba el camino de concebir otros hijos mediante reproducción asistida para que pudieran ser donantes de médula para sus hermanos.
María Luisa y Andrés acudieron a la clínica de reproducción asistida de la Universidad Libre de Bruselas, de gran prestigio. Después de un riguroso tratamiento, nació Lucas en la Fundación Jiménez Días de Madrid, y con las células de su cordón curaron a Carlos. Sólo 13 meses después, y mediante otro tratamiento, María Luisa tuvo las mellizas.
Trasplantaron a Alberto, pero no logró vencer la enfermedad. Los dos cordones ya se habían empleado y había que recurrir a otros procedimientos para obtener células madres, explica El País. Las extrajeron a través de la sangre periférica de María. En setiembre de 2010 se hizo el trasplante con éxito. "Habían acabado 10 años de tensión y sufrimiento", dijo María Luisa.
Entre revisiones y consultas, la vida de esta familia está volviendo a la normalidad. "Hace unos días hablando con una madre sobre las notas del colegio me di cuenta de que mis problemas comenzaban a ser los de una persona normal. Ya no eran cuestiones vitales", aseguró María Luisa.
Los chicos padecían el "síndrome de Duncan", una rara dolencia hereditaria ligada al cromosoma X por lo que sólo afecta a varones. Y también la sufría el menor, Carlos, nacido en 2002.
El diario El País publicó con gran despliegue y en exclusiva la lucha tenaz de esta madre "que no es de las que se rinden", siempre apoyada por su marido, Andrés.
Si quería salvar a sus hijos, sólo existía la posibilidad de que nacieran otros tres bebés después de un proceso de selección genética, "para que fueran donantes compatibles de médula de sus hermanos".
Así, en 2007 tuvo a Lucas y al año siguiente a las mellizas María y Ana, concebidos en el centro de reproducción asistida de la Universidad Libre de Bruselas.
José y Carlos salvaron la vida gracias al tratamiento con células. El hijo mayor Alberto, falleció a los 16 años, nueve meses después del trasplante.
"Mi objetivo en la vida era salvar a mis hijos. He hecho lo humano y lo inhumano para curarlos, Ha sido durísimo. Ahora toca vivir", declaró María Luisa a El País, el diario de mayor circulación en España.
En 2000, su segundo hijo, José, tuvo un fuerte dolor abdominal y lo operaron en un hospital de Sevilla. Los médicos le encontraron un linfoma (un cáncer del sistema linfático) y durante siete meses recibió quimioterapia. Dos años después Alberto, el mayor, también padeció fuertes dolores abdominales, anemia y vómitos. Otra vez el linfoma.
Una consulta sobre cáncer familiar en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológica, determinó que los tres chicos sufrían el letal "mal de Duncan". La única manera de salvarlos era con una donación. En los bancos de médula y de cordón umbilical no encontraron a nadie compatible, así que sólo les quedaba el camino de concebir otros hijos mediante reproducción asistida para que pudieran ser donantes de médula para sus hermanos.
María Luisa y Andrés acudieron a la clínica de reproducción asistida de la Universidad Libre de Bruselas, de gran prestigio. Después de un riguroso tratamiento, nació Lucas en la Fundación Jiménez Días de Madrid, y con las células de su cordón curaron a Carlos. Sólo 13 meses después, y mediante otro tratamiento, María Luisa tuvo las mellizas.
Trasplantaron a Alberto, pero no logró vencer la enfermedad. Los dos cordones ya se habían empleado y había que recurrir a otros procedimientos para obtener células madres, explica El País. Las extrajeron a través de la sangre periférica de María. En setiembre de 2010 se hizo el trasplante con éxito. "Habían acabado 10 años de tensión y sufrimiento", dijo María Luisa.
Entre revisiones y consultas, la vida de esta familia está volviendo a la normalidad. "Hace unos días hablando con una madre sobre las notas del colegio me di cuenta de que mis problemas comenzaban a ser los de una persona normal. Ya no eran cuestiones vitales", aseguró María Luisa.