Tras la alta cifra de muertos, Suecia se arrepiente de la manera en que enfrentó al covid-19
El país escandinavo evitó un encierro obligatorio y optó por apelar a la responsabilidad individual para proteger a los grupos de riesgo.
Suecia debió haber tomado más medidas al inicio de la pandemia de coronavirus, aseguró este miércoles el epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública, Anders Tegnell, cabeza visible de la estrategia más suave de este país, con mortalidad muy superior al resto de vecinos nórdicos.
“Si nos enfrentásemos a la misma enfermedad sabiendo lo que sabemos hoy, creo que acabaríamos haciendo algo a medio camino entre lo que Suecia hizo y lo que hizo el resto del mundo”, señaló Tegnell en una entrevista a la emisora pública Radio de Suecia.
Ahora, Tegnell ha admitido públicamente por primera vez que la estrategia está causando demasiadas muertes, aunque se mostró inseguro sobre si la solución habría sido tomar más medidas y durante más tiempo, todas a la vez o cuáles.
“Claramente, hay un margen de mejora en lo que hemos hecho en Suecia”, dijo. “Suecia es uno de los pocos países que fue cerrando más y más, el resto empezó con mucho a la vez. El problema es que no se sabe qué medidas tienen más efecto, probablemente lo sabremos cuando empecemos a levantarlas”, agregó.
Suecia ha adoptado desde el comienzo una estrategia más suave que la mayor parte de países europeos, con muchas recomendaciones generales apelando a la responsabilidad individual para proteger a los grupos de riesgo, a la vez que ha ido introduciendo restricciones a la vida pública.
Así, se cerraron institutos y universidades, pero no guarderías ni escuelas ni restaurantes, se prohibieron las visitas en las residencias de ancianos y se han limitado las concentraciones de personas permitidas a 50.
“Sería bueno saber con mayor precisión qué se debe cerrar para prevenir mejor la propagación de la infección”, dijo Tegnell.
Suecia ha registrado 38.589 casos y 4.468 muertos, con una tasa de 43,2 fallecidos por 100.000 habitantes, muy superior a la del resto de vecinos nórdicos, aunque por debajo de las de los países europeos más castigados como Bélgica, España, Reino Unido e Italia, según el recuento de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
Según la publicación científica en línea Ourworldindata.com, el número de muertes de Covid-19 per cápita en Suecia fue el más alto del mundo en un promedio de siete días consecutivos hasta el 2 de junio. La tasa del país de 5.29 muertes por millón de habitantes al día fue muy superior a la del Reino Unido, el país con la segunda tasa más alta.
Lo que es más, hasta el momento hay pruebas limitadas de que la decisión de Suecia de mantener en funcionamiento gran parte de su sociedad haya apoyado la economía. La ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, advirtió recientemente que Suecia se enfrenta a su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, con un PIB que se desplomará un 7% en 2020, aproximadamente tanto como el resto de la UE.
Tras no registrar ningún muerto por primera vez en dos meses el domingo y apenas 8 el lunes, ayer las autoridades comunicaron 65 más, lo que mantiene la media diaria actual en unos 50, con la curva de contagios y muertes en descenso lento desde principios de abril, y la tasa de reproducción por debajo de uno.
La alta mortalidad ha provocado críticas a la estrategia sueca, sobre todo fuera del país, aunque las autoridades han mantenido su línea, admitiendo no obstante el fracaso en la protección de los ancianos, más de dos tercios del total de muertos, sumando los que viven en asilos y los que reciben asistencia en sus casas.
Annike Linde, predecesora de Tegnell como epidemióloga jefe de 2005 a 2013, dijo la semana pasada que inicialmente había respaldado la estrategia del país, pero había comenzado a reevaluar su punto de vista a medida que el virus se extendió por la población de ancianos.
“No había ninguna estrategia para los ancianos, ahora entiendo”, dijo Linde a la emisora estatal sueca. “No entiendo cómo pueden pararse y decir que el nivel de preparación fue bueno, cuando en realidad fue pésimo”.
Suecia habría hecho mejor en seguir a sus vecinos nórdicos, cerrar sus fronteras e invertir en pruebas y seguimiento en mayor medida, dijo esta experta.
El Parlamento sueco aprobó en abril una ley temporal de urgencia que permite al Ejecutivo cerrar puertos, aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales y restaurantes, además de redistribuir material y medicinas sin pasar por la Cámara, pero esta normativa, vigente hasta junio, no ha sido puesta en práctica.
El Gobierno, no obstante, ha comenzado a preocuparse por los aparentes pasos en falso para combatir la propagación del virus. El lunes, el primer ministro Stefan Lofven prometió que habría una investigación sobre la gestión de la crisis antes del verano.
Algunos políticos en el Parlamento de Suecia se apresuraron a opinar. Jimmie Akesson, líder de los demócratas suecos contra la inmigración, tuiteó que los comentarios de Tegnell son “asombrosos”.
“Durante meses, se ha desestimado a los críticos constantemente. Suecia ha hecho todo bien, el resto del mundo lo ha hecho mal. Y ahora, de repente, esto”, dijo Akesson.
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