Torres: "Tengo la sensación de que a la vida la voy surfeando"
*Por Marina Zucchi. A los 40, Diego Torres dice sentirse "distinto". Cómo la muerte de su padre, hace un año, repercutió en su vida. El músico comienza este jueves una serie de ocho conciertos en el Gran Rex, ante sus fans "domesticadas".
Filosofía surfista. Internarse en el mar, torearlo y dejar al agua roer hasta acariciar. Cuando Diego Torres baja de la tabla, dice moverse de igual manera en tierra firme: "Tengo la sensación de que a la vida la voy surfeando y de que hay olas que te tiran a la mierda. Te vas bien abajo, tocás fondo, sentís que no sacás la cabecita del agua, hasta que asomás y eso era parte del camino. A otras olas las vas bailando lindo. Por ahí transita la vida, constantemente".
Olas de danza serena adornan estos días el mar del otro "Diego de la gente". Al menos hasta pasado mañana, cuando comience una serie de ocho conciertos en el Gran Rex. La "tempestad" pasó -la muerte de su padre, Lole, el año pasado- y lo encontró navegando en el rol invertido: él como "padre" de su padre.
El jueves, justamente, estrenará un "reggae para el viejo", una tomografía de aquel "hachazo" que hoy lo planta distinto: "Me convertí, junto a mis hermanos, en un chofer suyo. Lo metíamos a nadar, al gimnasio, lo llevabámos a almorzar, al psicólogo. Eso me hizo dar cuenta de lo importante que fue tener esos momentos de charla, yo ya siendo un huevón grande", deja salir el sentimiento.
¿Cómo cambia la visión de alguien una vez que pierde a sus padres? El dejar de ser hijo...
Es un momento en el que sentís que te sacan el techo y el piso. Uno es hijo y se morirá hijo. El primer encontronazo fue cuando murió la vieja (Lolita Torres), que sufrió mucho. Su deterioro me agarró en un momento muy al mango, laburando, gira, película.
Murió en septiembre (2002) y cuando a fin de año paré la moto tenía un agujero en el pecho. Fue un proceso rearmarme. Con el viejo me pasó distinto. De eso habla la canción. De verlo paradito, esperándome. Yo había terminado una gira y, gracias a Dios, pude parar todo y quedarme con el viejo, tratando de amortiguar el golpe. La previa fue rara: en los aviones me pedían apagar el teléfono, y yo que me enteraba de sus internaciones mientras volaba... Fueron 14. Cuando murió, me sentí un astronauta al que sacan de la nave y se queda suspendido en el aire.
A Lolita también le habías dedicado un tema. Nada de cobardía emocional a la hora de las canciones...
Claro, mis canciones tienen un valor a la vida. Uno tiene un espíritu de lucha. La vida es para pelearla hasta el último instante. No podés tener alegrías si no conocés la tristeza. La vida siempre te va a dar un piñón. El asunto es saber que eso es parte del camino. Y si no te hacés cargo de eso, las facturas llegan. Por eso grabé alguna vez un tema de Lulu Santos que dice La vida viene en olas como el mar, en un vaivén infinito.
¿Dan más ganas de ser padre después de momentos así?
Sí, lógicamente. Las ganas están y tarde o temprano eso va a llegar. Lo importante es tener una buena compañera y que tu compañera sienta que tiene un buen compañero. Hace siete años que estoy en pareja (con Débora Bello) y, lógicamente, llevar adelante una relación cuesta. Hay que ayudar, contener y acompañar, y eso debe ser recíproco. No hay otra manera que 50 y 50. Ceo que hay un amor después del amor, otras instancias de amor que hay que ver si cada ser humano está capacitado para transitarlas todas.
Tarde-noche de intensidad en la reflexión, en un camarín de Acasusso. El hombre de la introspección viene de utilizar su garganta durante horas, pero no en canciones, sino en libretos. Es que protagoniza Extraños en la noche , junto a Julieta Zylberberg.
Aunque el actor entra y sale incesantemente del banco de suplentes a la titularidad. Lo demuestra en sus espectáculos, en los que oficia de "standapero" y "entretenedor". Ventajas de quien archiva un rato una vocación y la retoma cuando "el cuerpo lo pide".
Surfista y "Puma". Cuesta imaginarlo, en ese envase chiquito, como jugador de rugby. Pero Torres jura que hasta los 16 años se impregnó de esa otra filosofía en el club San Carlos.
"Una de las cosas que me dejó el rugby es el espíritu de lucha ante la adversidad, ir para adelante con espíritu noble. Los ves matándose, pero después se saludan y hacen un pasillo para que pase el ganador. Me interesa esa idea de honestidad", asegura. "Me gusta mostrarle a la gente en la época de la ley del mínimo esfuerzo. Transmitir la cultura del trabajo. Yo me rompo para estar donde estoy".
Basta revolver en el polvo del archivo para evidenciar una evolución en el discurso. Un diario de 1986 lo devuelve a la infancia, a su primer pisada en un escenario de modo profesional, junto a su madre en el espectáculo Reencuentro . A partir de ahí, aluvión de entrevistas. Década del ‘ 90. Un Diego casi con los cabellos de Rapunzel cuyos encomillados encierran declaraciones ligadas a las mujeres y al exceso de juventud. A los 40, este Diego de cabello corto y mirada más holgada confirma que los años pasan para algo más que erosionar el físico.
A los 30 años decías que te habían caído varias fichas. ¿Diez años después, qué otras cayeron?
Yo creo que los 30 son como la primera estación adonde llegaste. A los 20 no hacés eso de pensarte. Los 40 son la segunda estación. Se da una mezcla de juventud y cierta experiencia que te ponen como un vino en un buen punto. Como decía mi madre: Prefiero una vida intensa a una vida inerte donde nada te pase . Pasa que una vida intensa conlleva el hacerse cargo de ella.
El último disco, lanzado en 2010, se llamó "Distinto". ¿En qué aspectos te da orgullo sentirte "el distinto"?
Lo de distinto venía por el lado de un sonido diferente, el hacerlo de un modo diferente o distinto. Como acá está todo inventado, para ser auténtico hay que ser distinto. En la vida, para mí hoy está todo al revés: el que es ´normal´, ya es distinto. Antes nos parábamos los pelos para ver quién era el más loco. Hoy, yo voy a comprar el pan, si no puedo ir al almacén a comprar el jamón que quiero, pierdo algo importante, algo tan importante como cantar en el Madison. Y eso es ser distinto, no cambiar por la fama. Además, el que es moderno hoy es el que tiene un matrimonio de 15 años, que conserva la chispa con su pareja. Eso es ser moderno en la moda de la falta de compromiso. Bancársela, llevar un proyecto adelante. Lo de antes no era tan bueno, pero nos fuimos al otro extremo: si no rinde, no remamos y nos separamos...
Sos de los pocos que pudo domar a su séquito más histérico. En tus shows te enojás cuando las mujeres gritan. Y de hecho, ya ni lo hacen. ¿Cómo lo lograste?
En los ‘ 90 la pasaba mal y me enojaba. Soy frontal y me agarraba el malhumor, el berrinche. Siempre me declaré no amante de la histeria y la locura, porque mi educación en la música es otra. Cuando mi madre cantaba, no volaba un pájaro, silencio sepulcral. Pero era una cuestión de darnos tiempo y eso se acomodó. Todos maduramos. Empezamos a escucharnos y a conectar, porque la histeria interfiere en la conexión.
Dos palabras le aumentan el brillo en los ojos: Boca Juniors. Con su equipo puntero, se enciende con la teoría de la "paciencia": "Lo que más alegría me da es que le den tiempo a un técnico como a Julio César Falcioni. No hay respaldos a los procesos. Los argentinos estamos muy resultadistas, muy del rating minuto a minuto. Y así no podés instalar nada. Ni un disco, porque nadie se da el tiempo para escucharlo".
Volverá al reggae un rato con su tema Reggae para mi viejo , pero avisa que no va a anclar en ningún género. "Mi música es una balada, un funk, muchas cosas", suelta. De hecho hasta anda pensando en el tango como alternativa cercana: "Tengo en mente siempre un disco de tango. Creo que uno va cumpliendo los años ya como para poder ir haciéndolo. Es como representar a ciertos personajes que sólo los años te dan posibilidad. Y siento que hay letras que son tan pesadas que uno tiene que haberlas vivido para cantarlas", asume.
La noche lo alcanza hablando de su pasado influido por The Police, los Beatles, los Rollling Stones, Steve Wonder, Peter Gabriel, Bob Marley, Pino Daniele, Rubén Blades, Juan Luis Guerra, Joaquín Sabina, Charly García, Los abuelos de la nada, Sumo, Virus y un "catálogo" más. Entre bueyes perdidos, si el surf y el rugby le sirvieron de guía de vida, parece haber otro deporte al que apela para el paralelismo. El boxeo. "El escenario lo siento un ring. Si no entrás entero, probablemente bajés golpeado", deduce, ya fortalecido, el domador de olas.