Tolerancia, diálogo y libertad de prensa
La prensa ha cumplido un rol esencial en la construcción de los sistemas democráticos de gobierno. Ha sido, entre otras cosas, una herramienta de la ciudadanía para denunciar los excesos del poder de turno, tales como las violaciones a los derechos humanos y persecuciones contra las libertades.
"En los países democráticos también pueden cometerse graves abusos, aunque las leyes sean votadas democráticamente, los gobiernos surjan del sufragio universal y la Justicia -en teoría- sea independiente del Ejecutivo", escribió hace un tiempo el periodista y escritor español Ignacio Ramonet.
En los últimos años, como consecuencia de una política confrontativa, la prensa ha sufrido el hostigamiento del gobierno a través de diversas formas. En las conclusiones la 49° Asamblea anual de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) que concluyó el jueves, se indica que pese a que formalmente se puede decir lo que se piensa, han surgido formas que apuntan a "la consagración de un discurso único y al sistemático debilitamiento de la crítica y el disenso como elementos centrales del debate democrático". El informe se refiere a un hostigamiento moral, administrativo y financiero, desplegado a través de diversas herramientas y con recursos públicos que apunta, por un lado, a "deslegitimar a periodistas y medios independientes y, por el otro, a fortalecer un sistema comunicacional al servicio del Gobierno". Se trata de un mecanismo de dimensión inusitada, destinado a propalar sin matices el relato oficial y a agraviar al que piensa diferente, acota el texto.
Adepa hizo hincapié en que las necesidades y urgencias políticas que eventualmente expresen las mayorías en cualquier circunstancia, no eximen al periodismo de cumplir con su función y con el compromiso que tiene con la sociedad. Esa responsabilidad incluye la búsqueda de la verdad allí donde se encuentra oculta y hacerla pública. La entidad recordó que el periodismo no pretende ni directa ni indirectamente competir con el poder político, sino que está llamado, por definición, a ofrecer una mirada crítica de este para que, a través de la difusión de sus actos, la sociedad tenga la oportunidad de poner límites a posibles excesos. "En definitiva, el periodismo siempre dependerá de la confianza de sus lectores, para generar información sin condicionamientos ni presiones. Aunque pueda equivocarse siempre estará obligado a escuchar a sus audiencias y a intentar reflejar sus necesidades, esperanzas y la diversidad de sus voces", expresó Adepa.
En los últimos años, en los órganos del Estado, se ha confundido el periodismo con la difusión de la actividad o de las posiciones políticas del Gobierno. En todo sistema democrático es necesario el pluralismo en todo sentido. Apelar a la descalificación constante de las personas o de los medios de comunicación que piensan diferente del discurso oficial, la confrontación por sí misma, la presión, el sectarismo, la prepotencia, la manipulación, lo debilitan. Varias décadas atrás, el británico Winston Churchill (1874-1965), uno de los grandes estadistas del siglo XX, dijo: "Las críticas no serán agradables, pero son necesarias", en relación con la tendencia de los gobiernos con vocación hegemónica a fastidiarse con los errores o debilidades que pudiere señalarle. La tolerancia, el diálogo, el disenso y la libertad son esenciales en la democracia y contribuyen a la madurez de la ciudadanía y de su clase dirigente.