Tiene 14 años y asegura haber vivido en Marte
Su nombre es Boriska y, lejos de estar internado en un neuropsiquiátrico, lleva una vida corriente, excepto que recuerda su vida pasada en la que, asegura, fue un marciano.
El adolescente de 14 años, Boriska, nació en Rusia… En esta vida; ya que asegura recordar su vida anterior en la que, por el contario, no nació en este Planeta sino en Marte.
Su principal destaque por entre el resto de sus pares se dio a penas al año y cinco meses de nacimiento, en donde Boriska no sólo daba sus primeros pasos sino que además, leía sus primeros periódicos.
Fue entonces cuando a sus padres se les anunciaba que su hijo era “Índigo”. A los 2 años, diferenciando colores, gamas, matices y texturas, el pequeño pintaba con completa prolijidad y en un reflejo fiel de la realidad.
En su paso por el Jardín de Infantes impactó a las maestras y desarrolló potencialmente su memoria y capacidad para los cálculos; sin embargo, su gran “pasión” llegó a los 3, donde su atracción para con el Universo y sus misterios llamó sumamente la atención de sus padres.
“Él era capaz de nombrar todos los planetas de los sistemas solares e incluso sus satélites. Él estaba llenándome con nombres y números de galaxias. Al principio lo encontré bastante atemorizante, pensé que mi hijo estaba demente, pero luego decidí revisar si esos nombres realmente existían. Tomé algunos libros sobre astronomía y me asusté de descubrir que el chico sabía tanto sobre esta ciencia”, relata Nadezhda, mamá del chico.
No obstante, lo más cautivante y exótico no había llegado aún, y fue cuando a sus 7 años, contó a sus papás sobre la existencia de la civilización marciana, sobre ciudades megalíticas, naves espaciales y vuelos hacia varios planetas incluyendo a la Tierra.
Según su propio relato, Boriska fue un piloto marciano que era enviado al planeta tierra para actuar como intermediario entre su Nación y el desaparecido continente de Lemuria (que según la leyenda, estuvo en medio del Océano Pacífico), continente en el que, asevera, tenía muchos amigos a los que visitaba de manera continua.
“Una importante catástrofe tuvo lugar en la Tierra. Un gigantesco continente fue consumido por aguas tempestuosas. Luego, de repente, una maciza piedra maciza cayó en una construcción… mi amigo estaba allí…", relata Boriska para agregar que “yo no pude salvarlo. Estamos destinados a encontrarnos alguna vez en esta vida”.
Respecto del aspecto físico de sus compatriotas, el chico dijo que fisicamente tenian alrededor de 9 metros de estatura y que fallecieron hace aproximadamente 800 mil años atrás.
Asimismo, dice que su pueblo marciano tenía una altura de 7 metros y que en el Planeta rojo, sostuvo, convivían “sin inconvenientes múltiples razas” y no eran ellos la única “especie”.
Boriska, reveló que el hombre no había podido superar sus limitaciones y no había descubierto un gran secreto escondido debajo de las pirámides de Egipto y sumó: “La vida cambiará una vez se abra la Esfinge”.
Además, sin reparos y sin generar misterio alguno, el jóven sostuvo que la gran Esfinge posee un mecanismo de apertura en alguna parte detrás de su oreja pero que, no obstante, no recuerda su justa indicación.
Los científicos modernos de todo el mundo inclinan sus investigaciones a esta “especie” de chicos que, al parecer, son mucho más que simples niños evolucionados.
Su principal destaque por entre el resto de sus pares se dio a penas al año y cinco meses de nacimiento, en donde Boriska no sólo daba sus primeros pasos sino que además, leía sus primeros periódicos.
Fue entonces cuando a sus padres se les anunciaba que su hijo era “Índigo”. A los 2 años, diferenciando colores, gamas, matices y texturas, el pequeño pintaba con completa prolijidad y en un reflejo fiel de la realidad.
En su paso por el Jardín de Infantes impactó a las maestras y desarrolló potencialmente su memoria y capacidad para los cálculos; sin embargo, su gran “pasión” llegó a los 3, donde su atracción para con el Universo y sus misterios llamó sumamente la atención de sus padres.
“Él era capaz de nombrar todos los planetas de los sistemas solares e incluso sus satélites. Él estaba llenándome con nombres y números de galaxias. Al principio lo encontré bastante atemorizante, pensé que mi hijo estaba demente, pero luego decidí revisar si esos nombres realmente existían. Tomé algunos libros sobre astronomía y me asusté de descubrir que el chico sabía tanto sobre esta ciencia”, relata Nadezhda, mamá del chico.
No obstante, lo más cautivante y exótico no había llegado aún, y fue cuando a sus 7 años, contó a sus papás sobre la existencia de la civilización marciana, sobre ciudades megalíticas, naves espaciales y vuelos hacia varios planetas incluyendo a la Tierra.
Según su propio relato, Boriska fue un piloto marciano que era enviado al planeta tierra para actuar como intermediario entre su Nación y el desaparecido continente de Lemuria (que según la leyenda, estuvo en medio del Océano Pacífico), continente en el que, asevera, tenía muchos amigos a los que visitaba de manera continua.
“Una importante catástrofe tuvo lugar en la Tierra. Un gigantesco continente fue consumido por aguas tempestuosas. Luego, de repente, una maciza piedra maciza cayó en una construcción… mi amigo estaba allí…", relata Boriska para agregar que “yo no pude salvarlo. Estamos destinados a encontrarnos alguna vez en esta vida”.
Respecto del aspecto físico de sus compatriotas, el chico dijo que fisicamente tenian alrededor de 9 metros de estatura y que fallecieron hace aproximadamente 800 mil años atrás.
Asimismo, dice que su pueblo marciano tenía una altura de 7 metros y que en el Planeta rojo, sostuvo, convivían “sin inconvenientes múltiples razas” y no eran ellos la única “especie”.
Boriska, reveló que el hombre no había podido superar sus limitaciones y no había descubierto un gran secreto escondido debajo de las pirámides de Egipto y sumó: “La vida cambiará una vez se abra la Esfinge”.
Además, sin reparos y sin generar misterio alguno, el jóven sostuvo que la gran Esfinge posee un mecanismo de apertura en alguna parte detrás de su oreja pero que, no obstante, no recuerda su justa indicación.
Los científicos modernos de todo el mundo inclinan sus investigaciones a esta “especie” de chicos que, al parecer, son mucho más que simples niños evolucionados.