Tiempos de refundar Argentina, nueva etapa astrológica
Por Beatriz Leveratto. Argentina declara su independencia un 9 de Julio de 1816 en San Miguel de Tucumán, y en ese momento se dibuja su Carta Natal, su mapa astral, inicia su travesía como nación.
Los signos de la Luna, el Sol y del Ascendente son fundamentales en una carta natal: la Luna de un país simboliza la emocionalidad más primitiva de su pueblo. Argentina tiene Luna en Capricornio. Nos arreglamos con poco y tenemos la capacidad de salir adelante de las mayores adversidades, pero también nos llevó a acostumbrarnos a la escasez y a la carencia.
El Sol de Argentina está en Cáncer y sugiere una nación cálida y sensible, un país receptivo, amoroso y solidario pero con una exagerada necesidad de buscar protección en figuras solares anhelando gobiernos que protejan y provean aquello que necesitamos.
Por último, el Ascendente simboliza lo nuevo, el destino, el viaje como nación, el aprendizaje que acompaña nuestro andar y Libra ascendiendo sugiere que mejoraríamos como pueblo si logramos alcanzar acuerdos y navegar por un camino de alianzas. Pero el ascendente es lo nuevo a descubrir por lo que muchas veces no se comprende y solo se padece. Mientras los argentinos no comprendamos que aquel que piensa distinto no es un enemigo sino -por el contrario- es la llave de la evolución nacional, seguiremos frustrando nuestro destino de crecimiento.
Si vemos a la Carta Natal como nuestra carta de navegación, nuestro Ascendente en Libra sugiere que para el buen andar de nuestra travesía debemos incluir al que piensa distinto y alcanzar acuerdos entre los partidos opuestos para comenzar a vivirlos como ejes complementarios.
El año 2020 sugiere un tiempo re fundacional en la travesía de nuestro país. En enero del 2020, Saturno -el planeta del orden y la construcción- se encuentra en el cielo con Plutón -el planeta de la potente y dolorosa sanación-. Estos planetas se encuentran aproximadamente cada tres décadas y media en el cielo y cada vez que lo hicieron re organizaron la distribución del poder.
Si observamos las otras veces que se encontraron en el cielo durante el siglo XX fueron:
En 1914 Saturno se había encontrado con Plutón y dos años antes- en 1912 - se instauraba en Argentina la ley Sáenz Peña inaugurando el sufragio secreto y obligatorio -“aunque solo varones”- que logró que en 1916 triunfara por primera vez la UCR con Hipólito Yrigoyen como presidente.
En 1947 Saturno y Plutón se volvieron a encontrar en Argentina y llegaba la primera presidencia de Perón (1946-1952) evidenciando una redistribución de poder en la nación. En ese año también se logró una gran conquista para todas las mujeres: el voto femenino.
En 1982 se encontraron por última vez Saturno y Plutón y en Argentina sucedía la terrible e inesperada guerra de Malvinas, que aceleró el retorno a la democracia que hemos logrado sostener desde entonces erradicando la arcaica creencia de ver a los militares como “reserva moral de la nación” y sus reiterados golpes militares que interrumpieron nuestro proceso democrático durante muchos años.
En enero 2020, Saturno se encuentra nuevamente con Plutón en la casa IV de la carta natal de Argentina (escenario asociado a las raíces nacionales). Estos planetas juntos, en la base de nuestro mapa astral, sugieren la necesidad de redistribuir el poder democrático y re inaugurar la forma en que conducimos nuestra democracia desde 1983. Tomar contacto con manipulaciones y auto engaños entre pueblo y gobernantes, reconociendo excesivas dependencia e idealizaciones hacia las figuras de autoridad, que complicaron desarrollar nuestra valor y potencia como nación evidenciada en nuestro gran problema para validar nuestra moneda.
Depende de nuestra propia y activa participación el cambio que el cielo de los próximos dos años sugiere para nuestro país.
¿Podremos ahora aprovechar la oportunidad de profundos cambios que estamos atravesando sin la necesidad de pagar caros peajes como sociedad -como si lo fue el del año 1982 con la guerra de Malvinas?
Las estrellas nos invitan a desarrollar una forma de democracia diferente, donde cada acción requerirá dialogar con los oponentes, donde los otros - tanto opositores como los otros países - sean fuente de negociación y de dialogo.
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