¡Tiembla el coronavirus! La vacuna tendrá “olor a tomillo y a cocina”
El feminismo hegemónico encontrará la manera de parar el virus porque la mujer está en peligro de caer en la tentación de disfrutar de ese olor a pastel horneándose en la tibia cocina de aquel dulce hogar.
(Del libro "Who Stole Feminism? How Women Have Betrayed Women", de Christina Hoff Sommers).
Yo no estuve ahí; no puedo dar fe de que nadie que defienda los derechos de la mujer, sea capaz de declarar: “...Las mujeres no deberían tener esa opción...”
No puede ser cierto que alguien piense que las mujeres no deberían tener opción. Y mucho menos puede ser real que semejante declaración provenga de una mujer.
Hasta aquí, y a pesar de haber chequeado bastante la fuente, me resisto a creerlo; pero el final de esa declaración termina por convencerme de que TIENE que ser falsa. Nadie puede declarar esto: “...Las mujeres no deberían tener esa opción, precisamente porque si la tuvieran, demasiadas mujeres la elegirían.”
Guaaatttttsss??? "Precisamente porque si la tuvieran, demasiadas mujeres la elegirían.”
¡¿Y no podemos permitir entonces que las mujeres elijan?!
Si existen mujeres con este pensamiento, ¡tiembla el coronavirus! El feminismo hegemónico encontrará la manera de parar el virus porque la mujer está en peligro de caer en la tentación de disfrutar de ese olor a pastel horneándose en la tibia cocina de aquel dulce hogar.
¡Alerta roja! ¡Peligro inminente!
Tengo seis hermosas sobrinas de treintaipico de años, que han tenido niños sanos y bellos.
Desde jardín maternal a secundaria, mis seis sobrinietos, hoy sin clases, hacen cuarentena con sus mamis, que trabajan free lance algunas, y otras gozando de licencias.
Disfruto de ver a estas niñas crecidas, más mujeres que nunca, modernas, profesionales todas; inteligentes, divertidas, haciendo bromas en nuestro grupo de Familia por WhatsApp; pasándose receta para no estrangular niños, con variados entretenimientos, mientras de la tibia cocina sale ese olorcito inconfundible a bizcochuelo.
Mis seis sobrinas intercambiándose recetas de la abuela; subiendo fotos de panqueques, buñuelos de banana, bizcochuelo de manzana y canela.
Las jóvenes madres compartiendo fotos de los niños despelotando el hogar, pintando con acuarelas, bailando, cantando. Sin el recurso fácil de inyectarles YouTube ni play station; ¡a pulmón mis nenas jugando a la mamá imitando a sus madres!
Coronadas de un virus que les está mostrando una manera de vivir más relajadas. Sin horarios ni peajes, ni taco aguja para marcar perfectas pantorrillas manteniéndose jóvenes y turgentes hasta los 70 que pasa a ser la mejor edad para estar ¡más sexys que nunca!
Y cuando todo pase podrán elegir, tal vez, volver a ese ritmo vertiginoso o trabajar un poco más desde sus casas, mirando de reojo cómo crecen los niños y sus cualidades, mientras del horno salen aromas de la infancia.
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