Testigo clave aseguró que se descuidaron las pruebas en el departamento de Nisman
Se llama Natalia Fernández y fue testigo en el procedimiento la noche en la que encontraron muerto al fiscal.
Natalia Fernández tiene 26 años y trabaja en un restaurante a pocas cuadras del edificio Le Parc. Seguramente jamás pensó que sería una testigo clave del caso que conmociona al país.
La noche del 18 de enero, Natalia, obligada por la ley, tuvo que ser testigo del procedimiento en el departamento de Alberto Nisman. "Tengo miedo, pero hay muchas cosas que indignaron", expresó la joven en diálogo con Clarín.
"Unos tipos nos pidieron los documentos. Nos preguntaron la edad, si estábamos drogadas o habíamos tomado alcohol", cuenta sobre el momento en el que un acto de prefectura las encontró caminando por Puerto Madero.
"Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. 'No, boludo, por acá no. Es por allá', decían entre risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron", relató Natalia.
"Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí", cuenta sobre el procedimiento. "Natalia, quiero que sepas que esto está así tal cual nosotros lo encontramos", recuerda que le dijeron intentando calmar sus nervios.
Sobre el clima que se vivía, describió: "Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba: '¿La cortamos acá y la seguimos mañana?'. Me mostró una bolsa con cinco casquillos de bala, pititos o algo así".
"Yo me puse a llorar. El portero se sentó al lado mío. Estaba muerta de sueño y me ofreció café. Y él café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman", agregó.
La noche del 18 de enero, Natalia, obligada por la ley, tuvo que ser testigo del procedimiento en el departamento de Alberto Nisman. "Tengo miedo, pero hay muchas cosas que indignaron", expresó la joven en diálogo con Clarín.
"Unos tipos nos pidieron los documentos. Nos preguntaron la edad, si estábamos drogadas o habíamos tomado alcohol", cuenta sobre el momento en el que un acto de prefectura las encontró caminando por Puerto Madero.
"Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. 'No, boludo, por acá no. Es por allá', decían entre risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron", relató Natalia.
"Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí", cuenta sobre el procedimiento. "Natalia, quiero que sepas que esto está así tal cual nosotros lo encontramos", recuerda que le dijeron intentando calmar sus nervios.
Sobre el clima que se vivía, describió: "Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba: '¿La cortamos acá y la seguimos mañana?'. Me mostró una bolsa con cinco casquillos de bala, pititos o algo así".
"Yo me puse a llorar. El portero se sentó al lado mío. Estaba muerta de sueño y me ofreció café. Y él café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman", agregó.