Tesoros de la Argentina del Centenario
La arquitectura en pie de una ciudad es alegoría y símbolo de sus distintos procesos históricos. Hoy pondremos bajo la lupa tres hallazgos valiosísimos de hierro, vidrio y hormigón que son testimonio vivo de la Argentina en tiempos de progreso.
Si alguna vez fuiste al Jardín Botánico Carlos Thays, seguramente te detuviste frente a un invernáculo de hierro y vidrio muy bonito. Pues te diré que es una reliquia, un verdadero tesoro escondido en el frondoso pulmón verde de Palermo que fue traído desarmado desde Francia en el 1900 y premiado en la Exposición Internacional de París de 1889. 
La estructura fue diseñada por el arquitecto Albert Ballú y es parte del conjunto del Jardín Francés Luis XV. Se trata de una estructura de treinta y cinco metros de largo por ocho de ancho con una cúpula central que llega a los cinco metros de altura y es considerada un clásico del estilo Art Nouveau. 
Alberga plantas que necesitan cuidados especiales como por ejemplo las orquídeas. En 1996, el invernadero fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Justo enfrente, en el EcoParque de Buenos Aires (Ex Zoo), seguro te llamó la atención una estructura con imponente cúpula en forma de cebolla. Se trata del Pabellón morisco para los Loros que fue donado por el gobierno español a fines del siglo XIX. 
Hoy está cerrado y sin aves pero adentro hay una hermosa fuente con azulejos. Es que para el primer director del zoológico porteño, Eduardo Ladislao Holmberg, era muy importante que el hábitat de los animales siguiera los estilos típicos de sus países de origen. 
Es decir que así como este pabellón tiene aires moriscos, el pabellón de los elefantes es una réplica de un templo hindú y la casa de las jirafas está inspirada en el arte musulmán. 
La tercera joya de esta misma época de pujanza de la Argentina en la cual todo parecía ser posible está en un estado deplorable pero, sin embargo, aún se trasluce la belleza de sus días de gloria. En Bullrich 345 dentro del predio de un famoso hipermercado que empieza con J se puede ver lo que quedó del Pabellón del Servicio Postal de la Exposición Ferroviaria y de Transportes Terrestres -único edificio que queda en pie de los 35 que fueron construidos para la Exposición Internacional del Centenario que se realizó entre los meses de mayo y noviembre de 1910.
Con motivo de los festejos de los cien años de la Primera Junta de Gobierno, la Argentina organizó cinco exposiciones internacionales en la que hubo desde un imponente circo con animales exóticos amaestrados y ascensos regulares en globos aerostáticos como parte de los grandilocuentes entretenimientos. 
Pero volvamos al Pabellón del Centenario. Lamentablemente, perdió el coronamiento en el cual se apreciaban cuatro figuras de mujer sosteniendo un globo terráqueo. Sencillito.
Su autor fue el famosísimo arquitecto italiano Virginio Colombo, el mismo de la Casa Calise de Balvanera, entre otras grandes obras.
Lo que queda de su remate se puede apreciar desde Dorrego y Baez. Allí, detrás de las vías del tren, asoma este sobreviviente en ruinas con vegetación que lo habita desde que cayó en el olvido.
Este edificio –símbolo de potencia nacional- fue utilizado por el Regimiento de Patricios para la revisación médica hasta la década de 1980.
Hasta aquí, tres perlitas diseminadas por la ciudad que evocan una época de oro de nuestro país. ¿Las conocías?
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