Terminó Walking Dead: ¿y ahora qué hacemos?
La serie de culto sobre zombies llegó a su fin. ¿Cómo haré para sostener mi alegría hasta que vuelva?
El lunes a la noche terminó esta nueva temporada de la serie que se dice es una de las más vistas del mundo y sin duda mi preferida. Valga una síntesis del argumento: la humanidad fue asolada por una plaga que mató a casi todos convirtiéndolos en zombies. Los zombies son precisamente los caminantes muertos que solo pasan realmente al más allá, cuando se les parte la cabeza. Se alimentan de seres humanos vivos que, cuando son mordidos se transforman en uno de ellos.
(Precioso afane a toda la familia vampírica, pero, dijera nuestra filosofa local, el público se renueva y las ideas se afanan). Por allí andan entonces los zombies, generalmente en manadas, sin pensamientos ni estrategias, "sin odio ni pasión de amor" salvo comerse a alguien. No hacen nada útil, ni sienten verdadero entusiasmo por nada. Solo se mueven desordenadamente para conseguir la carne de cada día. Es posible que en primera instancia parezcan temibles, lindando con lo horroroso, pero al avanzar la serie, cualquiera descubre que no hay diferencia extrema entre un zombie de la serie y la multitud de prójimos con los que nos cruzamos cada día, sólo que los nuestros, mascan chicle, tienen un audífono en la oreja, la misma mirada perdida y huelen un poco mejor.
Quedan por ver entonces los sobrevivientes, que hacen lo que pueden por no ser comidos. No tienen más objetivo que el de sobrevivir a los zombies pero, a diferencia de ellos, son más inteligentes, más rápidos, desarrollan estrategias y como los zombies. tienden a agruparse pero en comunidades más organizados o en grupos que vagabundean al azar En ellos, sí está el horror.
Son seres humanos, que no se pueden dar el lujo de la bondad y ya han descubierto que no todo va mejor con Coca Cola. Son expertos en atravesar cabezas y manejan todo tipo de armas. Los hay buenos, como el grupo que maneja el policía (que no se ha bañado en toda la serie) o malísimos como el tuerto con el que van a terminar enfrentados. Buenos, lo que se dice para una estampita, no es ninguno.
Mi personaje favorito que es una negra con trencitas que maneja una espada como un samurái para cortar cabezas, debe haber decapitado unos treinta zombies, y el más bueno de los buenos, en una gresca con vagabundos le mordió la yugular a su contrincante, que se desangro sobre el televisor y me mancho el piso de sangre. Todos ellos me dan miedo y al mismo tiempo me reconfortan. Si bien el mundo en el que habito es muy similar, todavía hay semáforos, leyes, buenos modales. Es cierto nadie respeta nada, y como en la serie nadie va preso pero, peor aún, si bien no atravesamos cabezas con estacas ,se ha puesto de moda el linchamiento. Vuelvo leer y quizás concluya que , si no fuera por el agua caliente, Walking Dead es mi segundo hogar .Tal vez por eso es que la extrañare tanto. ¿Cómo haré para sostener mi alegría hasta que vuelva?