Tensión y ¿ruptura? en el Gobierno entre Mario Quintana y funcionarios del PRO
Es por la baja de 70.000 pensiones especiales en plena campaña electoral. Los intendentes del PRO son los que más protestaron.
Mario Quintana es uno de los hombres fuertes en el armado estructural del Gobierno y además cuenta con poder de decisión en sectores claves en búsqueda de la "eficiencia" que pretende Mauricio Macri en su gestión. Tanto es su peso que otros funcionarios del PRO le reclaman por las decisiones que ha tomado, muchas de las cuales el Gobierno tuvo que dar marcha atrás, como el caso de la quita de pensiones a la discapacidad.
El presidente le dio a Marcos Peña, su más fino intérprete y el más grande experto en comunicación estratégica que tiene hoy la Argentina, el rol de todopoderoso a su lado. Le adjuntó dos vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Quintana. El ex Pegasus, en particular, distribuyó ex CEOs a lo largo y a lo ancho de todos los ministerios. Son los que siguen la lógica administrativa que se pretende imponer, un orden que parece imposible construir sin costos políticos en el monstruo caótico en el que se transformó el Estado nacional, plagado de curros, injusticias, discrecionalidades, datos imposibles de chequear, falsedades de todo tipo.
En el Ministerio de Desarrollo Social, Quintana colocó dos secretarios de Estado, Matías Kelly, de Economía Social (maneja los planes Argentina Trabaja) y Gabriel Castelli, de Coordinación y Monitoreo Institucional. De este último depende Guillermo Badino, titular de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, con rango de subsecretario, un riguroso técnico que viene de trabajar por décadas en el Banco Galicia, con cero perfil político, un exCEO y responsable de la última polémica del Gobierno.
"Cuando en el Ministerio faltaron alimentos, estaba involucrado un ex CEO, cuando faltó leche en polvo, también, no se reglamentaba la ley de emergencia social por lo mismo, cuando quisieron bajar 20 pesos la jubilación era por recomendación de otro que viene de ese mundo, no me asombra que otro ex CEO haya armado este desastre. A mi oficina llamaron 70 intendentes nuestros para quejarse", criticó un funcionario del PRO en diálogo con Infobae.
Cuando el kirchnerismo llegó había 180.000 pensiones especiales, cuando se fue 1.500.000. El presupuesto total del programa que tiene 83 oficinas en todo el país, asciende a $97 mil millones (1% del PBI), que distribuye $4.776 por beneficiario. En el 2015, el kircherismo dio de baja 300 mil pensiones. En el 2016, la nueva gestión eliminó 168.000. Este año, 70.000.
Son ingresos que se distribuyen de acuerdo a un decreto aprobado en 1997 para discapacidad grave, total y permanente, en un porcentaje que un médico debe certificar de 76 por ciento, o para madres de más de siete hijos. Además, la familia no puede tener ingresos por encima de $20.000 mensuales, ni autos modelo 2014 o más recientes. No impiden recibir otro tipo de subsidios. En pleno cumplimiento de sus deberes de funcionario público, Badino buscó aplicar esa reglamentación, es decir, que las pensiones no fueran otro subsidio contra la pobreza. "No es el objetivo de este programa", explicó esta semana el funcionario ante el interbloque de Cambiemos de la Cámara de Diputados.
No fue lo único que dijo. También aseguró que "haciendo mi trabajo, en ningún momento pienso que este es un año electoral, el programa tuvo un manejo irresponsable y yo estoy para ejercer control sobre el programa, no para hacer política". Así que si él se abstiene, otros hacen política por él, todos de la oposición. Y ahora Badino está evaluando su renuncia.
El jueves por la mañana, Macri llamó a las 7 de la mañana a la ministra Carolina Stanley, que se había opuesto a la aplicación estricta de la reglamentación. No porque no estuviera de acuerdo, sino porque no estaba convencida con la metodología de abordaje contra las truchadas que se iba a implementar, mucho menos en medio de la campaña electoral. El Presidente le dijo que daría marcha atrás con la medida y le pidió que se juntaran en Casa Rosada, donde iba a estar Quintana. Peña no estuvo en la reunión, pero mandó su aval a la reparación inmediata del error.
Parece muy claro que Macri no encontró todavía un método eficiente de gestión en el Gobierno nacional. Tiene 23 ministerios y un manejo centralizado de las decisiones. Para subsanarlo, y cuando las cosas empiezan a andar tímidamente mejor, planifica para después de las elecciones reducir la cantidad de ministerios que él mismo dividió, con lo cual perderá otro año más hasta las cosas vuelvan a fluir administrativamente.