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Té de tilo, flores de Bach y un cerco para cuidarlo a Boudou

*Por Julio Blanck El té de tilo se recomienda desde tiempos lejanos para suavizar los espasmos ayudar a conciliar el sueño.

También tiene buena fama como diurético, antirreumático y vasodilatador. Lo que se dice, toda una maravilla.

A las flores de Bach, un conjunto de 38 remedios basados en esencias naturales, se les atribuyen múltiples efectos benéficos en el tratamiento de conflictos emocionales . Descubiertas por el médico y homeópata galés Edward Bach hace casi un siglo, se usan para los casos de miedo, soledad, desesperación, estrés, obsesión y depresiones. Hay quienes están más que satisfechos con los resultados obtenidos.

Tomar té de tilo y flores de Bach es lo que el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni le recomendó esta semana al vicepresidente Amado Boudou, para serenarse y esperar que pase algún día la ola de denuncias por el caso Ciccone.

El curioso consejo del juez fue vertido durante una entrevista por Radio Del Plata . Es llamativo que una autoridad jurídica como Zaffaroni parezca adherir a la idea – del Gobierno – de que la causa judicial en la que se investiga a Boudou por sus vínculos y favores a una empresa que hace negocios con el Estado, nada menos que imprimiendo billetes, es apenas una cuestión mediática que pasará, evanescente, cuando otro tema ocupe la atención inquieta y urgente de la opinión pública.

Quizás no haya sido esa la intención del respetado Zaffaroni, y haya dicho lo que dijo recordando, con su habitual elegancia, el principio de que "en política, el que se calienta pierde" .
Boudou venía perdiendo feo en este asunto. Pero Cristina lo bancó , quizá como reflejo de autodefensa. Y el jueves la Sala 1 de la Cámara Federal, con la que el Gobierno suele sentirse a gusto, apartó del caso al juez Daniel Rafecas. Habrá que ver si ahora también lo limpian al fiscal Carlos Rívolo – los gentiles camaristas ya hicieron un guiño en esa dirección – y si las pruebas reunidas sobre la relación de Boudou con los audaces que tomaron el control de Ciccone son la base de nuevas pesquisas, o tienen destino de archivo en el último cajón del último estante del último juzgado.

Habiéndose cargado al procurador general Esteban Righi y sacándose de encima al juez Rafecas, quizás Boudou se sienta otra vez un chico superpoderoso . Pero chico ya no es, porque frisa los 50. Y si fuese superpoderoso no le tendría semejante pánico como le tiene a los periodistas que no recitan la letra oficial, de los que se viene escapando con poca elegancia y menos decoro.

Una cosa es si está rodeado de amigos y protectores. Ahí se envalentona y dice, como el sábado anterior en la Feria del Libro durante la inauguración del stand de la Presidencia, que "no tenemos miedo, nadie nos hará callar" .

Pero otra cosa es si hay peligro de que algún periodista que no esté bajo control se le pueda acercar para preguntarle sobre los chanchullos en Ciccone. Ahí se calla la boca . Y su guardia de corps se pone un poquitín nerviosa y actúa para evitarle momentos amargos a su pagador, tratando de mantener a distancia a los eventuales preguntones.

Ocurrió de modo muy evidente el miércoles, durante la sesión del Senado en la que el Gobierno obtuvo un éxito rotundo al lograr 63 votos sobre 70 para la expropiación del 51% de YPF.

Boudou, pobre, presidió la sesión pero no pudo disfrutar del todo de esa fiesta. Un operativo grosero restringió el acceso de los periodistas, fotógrafos y camarógrafos a los palcos del recinto. Ante la queja, las autoridades del Senado terminaron habilitando la entrada. Pero los pasillos por los que Boudou caminó desde su despacho hasta el recinto quedaron vedados para la prensa.

Menos notorio, pero igual de sobresaltado, fue el esfuerzo para que Boudou no pudiese ser abordado en la Feria del Libro, cuando volvió el día martes para la presentación del nuevo libro de Aníbal Fernández. Sus colaboradores sudaron frío cuando vieron la cantidad de periodistas reunidos para el evento, y lo demasiado cerca que estaban del estrado desde donde habló Aníbal. Patalearon por el imprevisto y se aseguraron de que el tránsito del vice no tuviese riesgos.

El viernes Boudou asomó la cara en el acto de Vélez colgado del brazo de Hebe de Bonafini. Y al final bailó unos pasitos con la Presidenta.

Guapos eran los de antes.