Susana Romero y su anécdota con Salvador Dalí: "Me quiso pintar desnuda pero dijo que mi culo no daba el tamaño"
A los 57 años, la sexsymbol ex chica Olmedo contó parte de su vida y sueña con volver a hacer televisión: "Quiero hacer ficción".
Susana Romero evoca con nostalgia sus días junto a Alberto Olmedo, recuerda sus comienzos como modelo, su consagración como Miss Argentina y recorrer un mundo que la llevó a París para encontrarse con Salvador Dalí y su esposa Gala para que la retratase desnuda. Las anécdotas de una mujer que sigue siendo fatal a sus 57 años.
Comenzó su carrera como modelo de alta costura, profesión que la llevó a trabajar incluso en Francia. Luego le llegó la popularidad junto a Alberto Olmedo en la televisión y de ahí en más explotó su faceta de sex symbol en muchas obras de teatro. Después se alejó del medio y, ahora, Susana Romero está lista para volver con todo: sueña con actuar en una tira.
"Hace bastante que no trabajo. Hice un infantil en teatro: fui la madrastra de Cenicienta, me divertí mucho y me encantaba ver las reacciones de los chicos con mi papel de mala malísima. Pero duró poco tiempo", afirma Susana en revista Pronto.
La Negra está en búsqueda de una nueva oportunidad a sus 57 años: ''Si me preguntas qué me gustaría hacer, te digo una ficción. Pero a esta altura no puedo decidir. Muscari me convocó para Extinguidas y tres días antes de firmar el contrato decidí no hacerla. No me gustó cómo hablaba el periodismo ni las referencias que se hacían a las actrices''.
Con alegría, Romero recordó anécdotas muy divertidas sobre su paso por Francia: ''Tengo una anécdota maravillosa con Salvador Dalí. Me habían convocado al hotel Ritz de París porque había un pintor famoso que necesitaba una modelo para hacer una pintura con el desnudo de la parte de atrás. Subí a la suite y lo vi a Dalí con su bastón famoso y a Gala sentada con las piernas apoyadas sobre el escritorio. Salvador estaba eligiendo a su modelo y me dijo: 'Necesito una mujer. A ver, date una vuelta. Porque con Gala ya no puedo contar más, tiene el culo muy grande'. Me puse de espalda y me miró. Él quería cintura chica y cadera grande. Siempre la pintaba a Gala y me dijo: 'No va a poder ser, niña, ¡porque yo necesito un culo así de grande!'. Yo era más bien menudita y no me dio el tamaño. Pero no me importó no haber quedado porque lo mejor que me quedó fue haberlo podido conocer a Dalí''.