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Susana dice que Marina Calabró "está loca por las anfetas", y la carroña no perdona

La diva de los teléfonos era la excepción a la regla. Todos cuidaban no hacerle daño pero -¡oh, casualidad!- ahora que mide menos rating, le caen en bolsa.

"Marina debe estar loca por las anfetas", dicen que dijo Susana Giménez sobre Marina Calabró. El sitio colega Primicias Ya reflejó la frase y luego en Infama el show del llanto y el descargo fue el protagonista de un día en días en los que no pasa nada, con la atención popular en el caso Ángeles y la farándula nerviosa porque nada de lo que ellos hacen llama la atención.

Susana forma parte de la lista de "intocables", de los que ya no quedan en el mundo del espectáculo. Mirtha Legrand hace rato que tomó de su propia medicina, cuando empezaron a criticarla muy fuerte por barbaridades sin filtro y cierto trato a algunos invitados, más la negativa de muchos de ir a su programa.

Las vacas sagradas -sin ninguna alusión personal- parece que ya no existen en la tele. El otro "intocable" era Marcelo Tinelli, y el año pasado también le dieron duro. Hasta tuvo que abrirse una cuenta de Twitter para defenderse; él, el "Greto Garbo" argentino, inalcanzable corazón, bajó al llano de los mortales y cuando no aguantó más, hizo catarsis en 140 caracteres.

Susana Giménez es una mina que no se mete con nadie en público, la juega de snob, que no sabe quién es quién, allá lejos del mundanal ruido entre sus perros en Punta, sus compras en Bal Harbour y su vida de señora millonaria. Pero en una interna, bien sabe quién es Calabró y saca conclusiones de lo que toma o deja de tomar.

La diva de los teléfonos parece haber salido del casi inesxistente grupo de teflonados a los que no se les pega la grasa. El propio Tinelli a través del Bailando emparejó a todo el mundo que salga en televisión, hasta a él lo bardearon jurados y participantes, las trayectorias no importaron para nadie y todos eran iguales bajo las luces del show. La diferencia en que Tinelli es especialista en dejar que se maten entre todos y en salir airoso, sacarse la tierra del traje y seguir tan campante por ahí.

Ahora Infama se la agarró con Susana y resulta que todos descubrieron que no es santa de todas las devociones populares. Aunque la gente odia que se hable mal de ella, parece que le tocó esta vez ser carne de carroña, y los cuervos se le van encima o le vuelan a la redonda sin parar.

De amenazas y aprietes hablamos en otra nota. ¡Gracias!