Submarino ARA San Juan: "En 2014 ya hubo una falla en el mar y pensaron lo peor"
Itatí Leguizamon es la mujer del sonarista Germán Suárez, que hace tres años le había hablado de un desperfecto en el buque.
Itatí Leguizamón, esposa del sonarista santafesino y Cabo primero de la Armada, Germán Oscar Suárez, uno de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, habló en medio de la información a cuentagotas que llega desde la fuerza. La abogada oriunda de Formosa y que desde hace varios años vive en Mar del Plata, contó cómo atraviesa la espera en la base y reveló un dato del que se conocía poco: con su marido a bordo, el buque ya había tenido un desperfecto importante en el mar.
Hace una semana que no hay noticias del ARA San Juan. Para comunicar los resultados de la búsqueda, la Armada se rige por un estricto protocolo: primero se informan las novedades a las familias, luego se comunican a los medios a través de un parte oficial a cargo del capitán y vocero de la fuerza, Enrique Balbi, en Buenos Aires y, por último, el mismo comunicado es reproducido a los periodistas apostados en la Base Naval de Mar del Plata, generalmente por el Comandante de Buques Oceanográficos, Gabriel Galeazzi.
Cualquier duda, nueva versión, confirmación o anticipo sobre la búsqueda debe evacuarse en esas instancias. Mientras tanto el hermetismo es casi total. Todo miembro de la fuerza tiene la orden de no hacer declaraciones de ningún tipo fuera de las breves conferencias. El Coordinador del Equipo de Contención y Catástrofes, Enrique Stein, fue de los pocos que obtuvo el permiso para dar entrevistas, ateniéndose estrictamente al trabajo con las familias.
Es por eso que son las familias, a través de anécdotas, de repasar las charlas con sus seres queridos, de recuerdos y de historias personales, las que dejan conocer algo más de la profesión de la que se enamoraron los 44 tripulantes y de cómo eran los días a bordo del ARA San Juan.
"Él siempre me decía que era lo que más le gustaba, que era seguro, que en 40 años nunca había pasado nada y que por eso era casi imposible que hubiera algún peligro", repasa Itatí sobre lo que le decía Germán cuando le hablaba de su profesión, esa que lo llevaba a estar varios días lejos de casa. Era común que el sonarista hablara de que "había desperfectos, pero nada que no pudieran arreglar", deja saber la abogada, salvo por una vez, en 2014, cuando le tocó vivir "una situación de miedo" a bordo del San Juan.
"Me dijo que fue grave y que ellos pensaron lo peor", dice Itatí, y pide disculpas por no poder dar detalles técnicos sobre las características de la falla que preocupó a su marido y al resto de la tripulación hace tres años, a bordo del mismo submarino que hoy hace siete días está desaparecido. "Él me decía que si de eso salieron no tenía que preocuparme, que esa vez fue lo más grave que le había tocado vivir", sumó en diálogo con Infobae.
Desde fines de 2008 y hasta 2014, el ARA San Juan estuvo en los talleres Cindar Tandanor. La obra en el marco de su reparación de media vida fue según puede leerse en la página web de quienes estuvieron a cargo de la tarea "una de las obras más difíciles y complejas en la industria naval". Hubo que cortar al medio el buque, cambiar piezas de gran tamaño, motores y volver a soldarlo.
El miércoles 15 por la noche, el día de la última comunicación radial y reporte de posición del buque, desde la Armada intentaron contactarse con Itatí para informarle de la situación, pero como el número era de Buenos Aires, no la encontraron. Fue por un llamado a la madrugada de su hermana que supo de la falta de novedades del San Juan y por la televisión que tomó conciencia de la gravedad de lo que estaba pasando. El sábado, cuando la llamaron desde la Base Naval de Mar del Plata y le pidieron que se acercara al predio a recibir un comunicado, admite que pensó lo peor.
El domingo Itatí estuvo por la mañana en la Base Naval de Mar del Plata junto al resto de los familiares. El lunes, aprovechando el feriado, se quedó todo el día. "La gente se contagia el clima", comparte sobre cómo se pasan las horas puertas adentro de la dependencia militar, en la que "a veces están todos abrazándose y dándose fuerzas" y en otras se viven "crisis de nervios", que son tratadas por el equipo de contención que encabeza el psiquiatra Stein.
"La mayoría se ilusiona, pero yo hasta que no vea no me ilusiono con nada", asegura Itatí, que el próximo diciembre va a cumplir dos años de casada con Germán. A pesar de la falta de información, de la angustia por la incertidumbre, de las preguntas sin respuesta, se la ve entera, fuerte, y ante la pregunta, explica que eso también se le debe a su marido: "Él me dijo que yo tenía que ser fuerte porque estoy sola acá. Los dos estábamos solos acá".