El virus del piso alto y techo bajo
El virus del piso alto y del techo bajo los afecta por igual a La Doctora y a Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.
Según el informe de Consultora Sintra, el virus fue descubierto, veinte años atrás, por el científico suburbano Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
En su obsesión numerológica, Duhalde percibió que su enemigo íntimo, Carlos Menem, El Transformador, podía ser fácilmente aniquilado en la segunda vuelta de la elección de 2003.
En efecto, Menem ganaba la primaria con el 25% escriturado, pero perdía en la segunda ronda por la terrible imagen negativa que arrastraba.
Aquí el científico inspiró la invención patagónica de Néstor Kirchner, El Furia. Para aplicar la contundencia de su teoría, y marcar, en simultáneo, su propio final.
El virus que descubrió Duhalde para terminar con Menem hoy afecta también a La Doctora. Y a Mauricio, el adversario recíprocamente funcional.
Pese a la proscripción y la condena, La Doctora es individualmente la primera o segunda política en importancia. Distinción que comparte con El Ángel.
La dama concentra la mayor cantidad de votos propios. Pero por la portación del virus concentra también la monumental cifra de ciudadanos honorables que la detestan y jamás la votarían.
Derivaciones teóricas sintetizadas en la consigna atribuida al divulgador Alberto Fernández, El Poeta Impopular que preside, y desperdicia, el tercer gobierno de La Doctora.
“Con ella no alcanza y sin ella no se puede”.
Son cuatro. El resto es paisaje (I)Ahora, mientras el divulgador Alberto la tritura cotidianamente con la tardía emancipación, y con su demencial intento de permanecer, La Doctora mantiene aún la centralidad.
Pero castigada por las horribles vibraciones negativas de la Justicia. Y por la cancha inclinada, en desventaja, que le proporciona el gran conglomerado mediático.
Para ella, Justicia y Medios son los dos instrumentos de avanzada del adversario, con quien comparte la malignidad del virus. Mauricio.
Como La Doctora es una política de excelencia, aunque perturbada por sus equivocaciones, concentra también la capacidad decisoria.
A su alrededor se genera la impotencia del Clamor suplicante para que otra vez sea candidata.
Los suyos se movilizan para perforar la proscripción y la condena dictada por la Justicia que acosan. A la bartola.
Los excesivos leales impulsan la impotencia de su candidatura a pesar de la portación del virus.
La dama conserva, al menos, la atribución de ser candidata con proscripción o no.
O decidir quién es, en todo caso, el que va a ser. Aunque sea desaconsejable otro presidente delegado.
Emerge la figura secundaria. El promisorio Eduardo de Pedro, El Wado, exclusivo producto presentable de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Otro secundario insistente es Milton Capitanich, El Montenegrino Denso. Curte la alternativa regional, como otro jefe de provincia con aspiraciones. Juan Manzur, El Menemcito.
O como Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, con su estética sacrificada de boy scout.
O la tercera figura en importancia que se desmarca del paisaje. Sergio Massa, El Profesional, quien inteligentemente se resiste a ser ungido.
Sergio comparte la tercera categoría con Horacio Rodríguez Larreta, Geniol. Y el resto es paisaje. De montaña, llanura o mar, a veces entretenido.
Son cuatro. El resto es paisaje (I)Juntos, sin proponérselo, Sergio y Horacio enarbolan la reivindicación política del ídolo popular Palito Ortega, El Changuito Cañero (cliquear).
Emerge entonces Geniol como el adversario que arrastra, con El Profesional, datos anecdóticos de la historia compartida.
Y una aceitada relación personal que entusiasma a los buscapinas del mercado. Aunque sea actualmente irritante para ambos.
La bomba
Mientras Alberto atraviesa las fronteras del ridículo, y La Doctora se encierra entre el laberinto de la proscripción y el clamor, Massa se carga al hombro el gobierno en banda.
Desde el ministerio de Economía conquista la categoría citada. Aunque no lo diga es el candidato natural.
El Profesional es intelectualmente veloz y se aferra, con picardía, al objetivo del 3% de inflación para abril.
Pero sabe que es igualmente una proeza si es, en todo caso, el 6.
Lo prioritario es continuar con el equilibrio en la cuerda extendida sobre los incendios multiplicados.
Sobre un abismo poblado por tiburones y yararás que aguardan la caída.
Los adversarios agitan, con sensatez, la explosión demorada de la bomba económica.
Patrióticamente prefieren evitar que les explote. Después del triunfo en la elección que descuentan, y casi facturan por anticipado.
Pero como saben los buscapinas del mercado, la bomba no va a explotar. Es manejable.
Y solo el mercado puede hacerla explotar, pero aquí marca su estrategia. El Profesional lo tiene controlado.
Solo por evitar el estallido, Massa se asegura, acaso a su pesar, la ambición presidencial. Para el 23 y no para el 27.
El filicida
Mauricio sabe también que es portador del virus del piso alto y del techo bajo que condiciona su simulada desesperación por volver.
Luce mejor, en todo caso, que antes. Paradójicamente el fracaso lo hizo crecer.
Son cuatro. El resto es paisaje (I)Por su construcción de Celebridad, no le entra ninguna bala.
Que sea otra vez candidato a presidente o no se torna secundario. Demuestra que es jefe.
Que la atención lo acompaña adónde vaya. A Qatar, a la Costa Azul, a Bolonia o a Cumelén, donde supo recrear la Puerta de Hierro.
El Ángel instrumentó a la señora Patricia, La Montonera del Bien. En principio para horadar a Geniol. Mero acto de filicidio.
Pero Larreta se hizo fuerte solo, después de 16 años de gestión en el Maxikiosco. 8 como Premier y 8 como titular del Artificio Autónomo.
Aunque mantiene el carisma de la cicatriz, Larreta es de los cuatro pesados más importantes. Se aleja del paisaje.
Tiene experiencia, caudalosos fierros propios que seducen espíritus difíciles. Y la vocación por el consenso que el pensador Fontevecchia denomina “rebeldía de la moderación”.
Pero Mauricio, el filicida, prefirió fortalecer, con militancia y sponsors, a Patricia, para debilitar a Horacio. Y pedirle ministerios.
Mientras tanto Patricia, con la osadía de su verba televisiva y logros imaginarios, se hizo inquietante sola. Pero dependiente. Es parte del paisaje.
Si Mauricio, pese al virus, opta por ir por el Segundo Tiempo, automáticamente la potencia de Patricia deja de ser avasallante.
Aunque lo enfrente, La Montonera del Bien se encuentra atada, en efecto, al destino del Ángel.
Mauricio se encuentra blindado por capitales que proceden de las extrañas democracias de Abu Dabi, Qatar o Riad.
No pueden compararse con la chicana fácil, útil para esmerilar al adversario. Alude a Nicaragua, La Habana o Caracas.
Aparte, El Ángel cuenta con el apoyo de algún empresario exitoso. De la flamante burguesía argentina que moviliza el objetivo social de transformarse en uruguaya.
Solo con este empresario Mauricio compensa efectivamente el desprecio que le dispensan otros significativos empresarios que lo ayudaron espiritualmente a llegar.
Pero para ser después humillantemente “encuadernados”.
Final con Valiums
Es posible que Mauricio le gane, en efecto, las PASO a Larreta.
Como es posible también que se enfrenten Geniol con la dependiente Patricia, con la moneda tensa en el aire.
O que se batan los enemigos recíprocamente favorecidos. Los primeros en importancia. La Doctora con El Ángel.
Para asegurar la continuidad de la beligerancia eterna que los mantiene en la centralidad.
Plenos y vivos. Estrellas del Estado estructuralmente Fallido por colectiva necedad.
Son cuatro. El resto es paisaje (I)Con Larreta, para ser concretos, Mauricio solo tiene que acordar el sucesor en el Maxikiosco.
No pueden arriesgarse juntos a imitar el destino de La Doctora. Las puertas del infierno se abrieron para todos.
Aunque a Mauricio no le entre, hasta hoy, una bala. De las que a Horacio comienzan a tirarle. Desde costados amigos que lo mantienen en estado de sospecha.
Pica en punta Jorge Macri, El Primo (que era) Pobre. Pero se mantiene en el bolillero la confiable señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
Los radicales de Yacobitti, Manes y Morales deben conformarse, por ahora, con mojar alguna medialuna y esperar.
Queda, como quinto y último valor en importancia, el enorme peso disuasorio de Clarín.
Con la pólvora humedecida y la infantería estancada.
Para El Sobrinito resultó fatal la peregrinación hacia el Lago Escondido.
El Grupo, otrora temible, ya ni tiene fuerzas para rescatar a los funcionarios que le responden.
Es un gigante sin rumbo y muy pasado de Valiums.
Y se sabe que la somnolencia, cuando se mezcla con la ira, produce desvaríos.
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