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Sobredosis de obsecuencia

*Por Ricardo Roa. Graciela Ocaña dice que cuando ella era ministra de Salud, Cristina Kirchner le pidió proteger a Juan José Zanola , quien se hundía en el abismo de las denuncias por los remedios truchos en la obra social de bancarios.

"Fijate bien porque es un compañero peronista, que nos ayudó mucho ." Igual que con Alberto F., Aníbal F. fue el primero en salir a contestarle (ver Polémica porque Ocaña reveló que Cristina pidió por Zanola). Pero los dos argumentos que usó revelan que anda con la pólvora mojada.

"Justo a una semana de las elecciones, (Ocaña) se acordó de un pedido que nunca existió". Ese fue uno. Y el otro: "Mentira. Me consta q ue jamás habló de ese tema " con la Presidenta. Sobredosis de obsecuencia.

¿Alguien puede creer que Aníbal está al tanto de todo lo que dice y hace Cristina? ¿Y además de lo que no dice ? Justo él, q ue no estaba ni estuvo nunca en el círculo íntimo de los Kirchner y que en ese momento era ministro de Justicia y Seguridad.

A Fernández le llamó la atención que Ocaña hable así " a una semana de las elecciones ". Pero nada dijo sobre que la ex ministra contesta declaraciones de la propia Presidenta en una biografía autorizada que acaba de aparecer, también antes de las elecciones . Oportunismo electoral al gusto de Aníbal: lo hay en un lado y no en el otro .

Y oportunismo electoral explícito fue el de Abal Medina al sumarse a la operación "péguenle a Ocaña" . El secretario de Comunicación Pública aprovechó la ocasión para golpear al candidato radical: "Es como que Ricardito Alfonsín nos dé clases sobre inflación".

Juancito Abal Medina tal vez pretenda que nadie le dispute esa cátedra a Guillermo Moreno. Todo el mundo sabe cómo enseña el secretario de Comercio.

Cristina debe creer que descalificar a Alberto F., Massa, Ocaña y Lousteau habla bien de ella. Seguro que habla de ella. De cómo maltrata a gente que la acompañó . Y de qué pueden esperar mañana quienes la acompañan hoy. Por más obediencia debida que Aníbal F. y Abal Medina manifiesten, nada les garantiza que queden a salvo.