Skay, Charly y Spinetta, en una noche de clásicos
Más de 35 mil personas se reunieron en el hermoso paisaje de la serranías cordobesas para disfrutar en la noche del sábado de los conciertos de Skay, Luis Alberto Spinetta y Charly García, en la segunda fecha del Cosquín Rock.
También se destacaron las presentaciones de León Gieco, la contundente y esperada presentación de Jauría -la nueva banda de Ciro Pertusi- y las buenas ondas y las letras de contenido social que aportó lo mejor del reggae argentino que ocupó el escenario temático.
Los dos próceres del rock argentino Charly García y Spinetta atraviesan situaciones disímiles, y mientras el primero lucha para recuperar su mejor estado físico y mental, el otro se encuentra en una situación relajada.
Charly está en búsqueda de encontrar el mejor García compositor y en ese camino lucha contra una banda floja y despareja, de la que sólo se puede rescatar al guitarrista, el Negro García López.
Spinetta, en cambio, produjo modificaciones en su banda y ayer se despachó con un repertorio profundamente antifestivalero que incluyó largos pasajes de jazz rock, lo que constituyó en casi una herejía, aunque el Flaco tiene la autoridad para hacerlo.
Skay está en otro estadío de la vida, busca su lugar en el Olimpo con una banda notable, con discos solistas que van sonando cada vez mejores y confirma que en el interior su poder de movilización es muy grande y que tarde o temprano la Capital Federal va a caer.
Charly, que presentó como corista a la sensual Rosario Ortega en reemplazo de Hilda Lizarazu, interpretó todos sus viejos hits en una seguidilla, y dejó en evidencia la idea de que el trío chileno que lo acompaña desde hace años ya cumplió su ciclo y que es hora de reemplazarlos por un bajista y un baterista que a su vez exijan al bigote bicolor.
Spinetta cambió a Matías Méndez por Nerina Nicotra en el bajo, volvió el Mono Fontana en teclados en reemplazo de Claudio Cardone, pero no entregó a Baltazar Comotto en guitarra. Con ellos tocó “Ludmila”, homenajeó a Gustavo Cerati con una hermosa versión de “Té para tres” y pidió que lo acompañara su hija Vera en algunas canciones jazzeras, incluidas un cover de Hugo Fattoruso “Milonga blues”.
Para Skay, venir al Cosquín es un placer, por eso su compañera, la Negra Poli, es casi una asesora de José Palazzo, el productor del festival, y ambos se sienten como en casa en este festival.
Con muchas canciones de sus tres discos solistas, que la gente ya sabe de memoria -lo que marca una llegada notable de ese material-, y algunos clásicos de los Redondos, Skay consiguió otra vez una de las calificaciones más altas del Cosquín.
El notable guitarrista muestra todos sus gustos e influencias, en algunos momentos parece Neil Young y Crazy Horse, en otros Lou Reed, otras veces Tom Petty y Bruce Springsteen, aunque nunca deja de ser Skay.
León Gieco subió acompañado de Andrés Giménez y D-Mente, con los que haces versiones hardrockeras de sus clásicos que le insuflan nueva vida a un repertorio probado y exitoso.
Dred Mar-I -ubicado en el escenario temático- confirmó su notable boom, mientras que Nonpalidece, Fidel Nadal, Los Cafres y los Pericos ratificaron que la escena reggae se reformula constantemente y que ya esta instalada en ligas mayores.
Para destacar fue el sonido entre grunge y punk a lo Foo Fighters que entrega Jauría, el combo que integran Ciro Pertusi en voz, Pichu Serniotti en guitarra, Ray Fajardo en batería y Mauro Ambessi en bajo.
Pertusi es un cantante que se reformula, que se anima a cerrar ciclos y abrir sin vampirizar su repertorio y que en ese ruta, abre su garganta a nuevos sonidos, mucho más elaborados que lo anterior.
Los dos próceres del rock argentino Charly García y Spinetta atraviesan situaciones disímiles, y mientras el primero lucha para recuperar su mejor estado físico y mental, el otro se encuentra en una situación relajada.
Charly está en búsqueda de encontrar el mejor García compositor y en ese camino lucha contra una banda floja y despareja, de la que sólo se puede rescatar al guitarrista, el Negro García López.
Spinetta, en cambio, produjo modificaciones en su banda y ayer se despachó con un repertorio profundamente antifestivalero que incluyó largos pasajes de jazz rock, lo que constituyó en casi una herejía, aunque el Flaco tiene la autoridad para hacerlo.
Skay está en otro estadío de la vida, busca su lugar en el Olimpo con una banda notable, con discos solistas que van sonando cada vez mejores y confirma que en el interior su poder de movilización es muy grande y que tarde o temprano la Capital Federal va a caer.
Charly, que presentó como corista a la sensual Rosario Ortega en reemplazo de Hilda Lizarazu, interpretó todos sus viejos hits en una seguidilla, y dejó en evidencia la idea de que el trío chileno que lo acompaña desde hace años ya cumplió su ciclo y que es hora de reemplazarlos por un bajista y un baterista que a su vez exijan al bigote bicolor.
Spinetta cambió a Matías Méndez por Nerina Nicotra en el bajo, volvió el Mono Fontana en teclados en reemplazo de Claudio Cardone, pero no entregó a Baltazar Comotto en guitarra. Con ellos tocó “Ludmila”, homenajeó a Gustavo Cerati con una hermosa versión de “Té para tres” y pidió que lo acompañara su hija Vera en algunas canciones jazzeras, incluidas un cover de Hugo Fattoruso “Milonga blues”.
Para Skay, venir al Cosquín es un placer, por eso su compañera, la Negra Poli, es casi una asesora de José Palazzo, el productor del festival, y ambos se sienten como en casa en este festival.
Con muchas canciones de sus tres discos solistas, que la gente ya sabe de memoria -lo que marca una llegada notable de ese material-, y algunos clásicos de los Redondos, Skay consiguió otra vez una de las calificaciones más altas del Cosquín.
El notable guitarrista muestra todos sus gustos e influencias, en algunos momentos parece Neil Young y Crazy Horse, en otros Lou Reed, otras veces Tom Petty y Bruce Springsteen, aunque nunca deja de ser Skay.
León Gieco subió acompañado de Andrés Giménez y D-Mente, con los que haces versiones hardrockeras de sus clásicos que le insuflan nueva vida a un repertorio probado y exitoso.
Dred Mar-I -ubicado en el escenario temático- confirmó su notable boom, mientras que Nonpalidece, Fidel Nadal, Los Cafres y los Pericos ratificaron que la escena reggae se reformula constantemente y que ya esta instalada en ligas mayores.
Para destacar fue el sonido entre grunge y punk a lo Foo Fighters que entrega Jauría, el combo que integran Ciro Pertusi en voz, Pichu Serniotti en guitarra, Ray Fajardo en batería y Mauro Ambessi en bajo.
Pertusi es un cantante que se reformula, que se anima a cerrar ciclos y abrir sin vampirizar su repertorio y que en ese ruta, abre su garganta a nuevos sonidos, mucho más elaborados que lo anterior.