Sin Trump, con otro Fondo y la misma Argentina
CANDILEJAS, CONSENSO Y PALOS O PAÍS DE SOMBRERO (III): Si adopta la agenda de “los pibes para la Liberación”, Sergio tiene el cuarto puesto asegurado.
La prueba del ácido
«Continuidad jurídica del Estado». Concepto que vale tanto para Argentina como para Estados Unidos o el Fondo Monetario Internacional.
Los funcionarios se suceden, los compromisos se mantienen.
Desde los acuerdos de Bretton Woods, de 1944, no se registra en el Fondo una medida arbitraria peor que el crédito de 57 mil millones de dólares otorgado en 2017 para Argentina.
Por instrucción del presidente Donald Trump, The Fire Dog, el FMI puso la cifra impresionante para el Tercer Gobierno Radical que presidía Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.
Pero el Fondo no la puso solo para que Mauricio ganara las elecciones de 2019.
La puso para evitar el regreso triunfal de la versión temiblemente kirchnerista del peronismo.
Patología que conducía, en efecto, La Doctora. Portaba la simbólica bolilla negra obtenida, entre otros méritos, por el acercamiento desacertado con Irán (ampliaremos, vale un despacho especial).
No pasa la «prueba del ácido» aseguraban.
Como tampoco, en su momento, la pudo pasar Eduardo Duhalde, el Piloto de Tormentas (generadas).
El pulgar responsabilizaba hacia el incierto “misterio de arriba”. Legitimaba la negatividad de la prueba del ácido.
Pero a Trump, al Fondo y al Ángel la apuesta les salió muy mal.
La Doctora lo inventó como presidente a Alberto Fernández, El Poeta Impopular, y luego lo sumó a Sergio, El Profesional.
Los embocó admirablemente a los tres. Pero al final no le sirvió de nada.
Países mangueros
Probablemente vuelva, pero Trump, el hiper derechista ahora no está.
Transcurre el turno del demócrata apacible Joe Biden, El Abuelo Dulce.
El Fondo Monetario tampoco es el mismo. El charme francés de la señora Christine Lagarde, Madame Bovary, es suplantado por la rusticidad socialdemócrata de la señora Kristalina Georgieva, La Búlgara.
En materia de tasas, el interés internacional también se modificó.
Los dólares hegemónicos, hasta tres años atrás, tenían cero de interés.
Los millones de dólares se arrojaban casi como si fueran maná. Regalos caros del cielo.
Por diversas desgracias la tasa de interés ascendió al 5.5%
Entonces, ante los demasiado prudentes burócratas del Fondo, se conforma una densa fila de países mangueros que necesitan financiarse con la ayuda internacional.
Egipto se anota en la manga. Como la magia de Sri Lanka, la herencia de Ceilán, o Pakistán.
Países a los que les cuesta entender que Argentina tenga coronita.
Que el país inexplicable del sur se permita incumplir tradicionalmente los acuerdos con causas justificadas (como la sequía).
Que pretenda recibir fondos frescos para llegar a las elecciones con la “respiración artificial” de Ricardo Piglia.
Ya no solo con el dinero formalmente indispensable para pagarle al propio Fondo los montos estipulados que se le debe. Para evitar el deslizamiento en el descenso del default.
Por suerte, El Abuelo Dulce no tiene el menor interés en influir en las elecciones de Argentina. Ni de perturbar la trayectoria política de nadie. Ni siquiera de La Doctora.
Solo mantiene el objetivo de lograr que el país inexplicable no caiga controlado por los yuanes tentadores de China.
De estar hoy al comando, a Trump le hubiera resultado ostensiblemente más barato asegurarse la derrota de la versión kirchnerista del peronismo.
Le hubiera bastado con regatear los insignificantes 4 mil millones u obligarlos a optar por la devaluación compulsiva.
Para completarla, es -y en simultáneo no es- la misma Argentina.
Se encuentra mejor aspectada. Y se convierte precisamente en un negocio atractivo.
Los bonos que estaban debajo del piso subieron de 18 a 35 centavos de dólar. De aquí a 55 y en menos de un año pueden estar a 70.
En 2025 el país (si no lo impiden sus dirigentes) despega.
Y el candidato que hoy presenta La Doctora, en el Frente Candilejas, no es un delegado.
Es Sergio, El Profesional. Mantiene excelentes vínculos con el norte y no es posible estamparlo con la efectiva chicana de conducir hacia Cuba o Venezuela (o Irán).
El Profesional es tan proclive a las fantasías del mercado y de las empresas como los tres opositores que se preparan para distribuir por anticipado los juramentos del poder.
Tampoco Sergio tiene reparos en sugerirle a los funcionarios del Fondo, desde la Sala de Pantallas del ministerio, a través del Zoom, que vean la serie “Diciembre, 2001”.
“El Fondo no puede repetir en 2023 la mezquindad de 2001, cuando dejó caer en el infierno a la Argentina por miserables 1.500 millones”.
Parábola del hijo pródigo
Pero en el inicio de la campaña de Candilejas no se aprovechan los atributos de Sergio. Al contrario.
Es como si el Profesional debiera superar varias pruebas del ácido.
La persistencia en el error arranca durante el acto solemne del avión genocida.
Cierra durante la ceremonia de la simulación de la “aerolínea de bandera” que ratifica las ilusiones del kirchnerismo.
Es probable que La Doctora le transfiera a Sergio los votos relativamente cautivos.
Pero le traslada, con mayor seguridad, a sus innumerables enemigos.
Aquí se lo presentó a Sergio con la parábola bíblica del hijo pródigo que volvió.
Creció con La Doctora, fue su Premier, hasta que se emancipó y se le fue.
Supo vencerla en 2013 y perforar su proyecto de permanencia.
Se agrandó como un adolescente y derrochó sin madurez las fichas en el casino político con las derrotas sucesivas de 2015 y 2017.
Para volver -abreviado- en 2019. Pero con su propia fuerza y para cerrar un acuerdo político. No es otro Alberto.
Pero Sergio pifia de nuevo si se obstina en mostrarse digerible para la causa definitivamente perdida del «kirchnerismo duro».
Consolidar el llamado “voto duro” es menos eficaz que conquistar el “voto duda”.
La aventura consiste en conducir al peronismo permeable hacia el centro. Sin dejarse conducir por las claves que llevan derechito al fracaso.
La mera postulación de Sergio transformó en competitiva a una fuerza descascarada, especialmente preparada para irse al descenso.
Consecuencia, en definitiva, del gobierno desperdiciado.
Pero Argentina cambia en tres meses si las puntas, a partir de octubre, entre oficialismo y oposición, las representan Sergio y Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.
Horacio es el postulante de la línea Consenso y Palos.
Independientemente de quién de los dos -Horacio o Sergio- resulte el ganador.
Otra vez Sergio se encuentra entre las vacilaciones de la rotonda. Se le abren diversos caminos.
Si el Profesional se hace cargo de la agenda de “los pibes para la Liberación” tiene el cuarto puesto asegurado.
Al cierre del despacho, nos corrige un empresario emblemático del inflamado “círculo rojo”.
“Se equivoca, Rocamora. Si las puntas son Horacio y Sergio el país cambia en 48 horas”.
Caja de empleados
Pero pese al severo porrazo electoral de Santa Fe, en el “Mauri-bullrichismo”, línea País de Sombrero, confían en triunfar, directamente, en la primera vuelta de octubre.
Después, claro, de que la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, realice el trámite elemental de vencerlo a Larreta en las elecciones tóxicas de agosto. Las PASO.
En el cuaderno la cuenta es de un optimismo que desborda.
Rescatan el score del 40/30/20.
En la primera vuelta, con Patricia, el Mauri-bullrichismo supera el 45%.
Imaginan que el peronismo, con las Candilejas recursivas de Sergio, apenas podrá pasar el 30.
Completa el logaritmo el paulatino descenso sigilosamente programado de Javier Milei, El C-Boy. Alrededor del 20.
Escenario ideal, pero bastante temido en el norte. Implica el riesgo de nacionalizar la hecatombe represiva de Jujuy.
Pero el 40/30/20 deja un resto inquietante para la Caja de Empleados de la izquierda tan temida.
Queda la propina para la doctora Myriam Bregman, Natalia Sedova. Es quien deja fuera del juego a la tan simpática Manuela Castañeira.
La muchacha que nunca cita a Lenin para propagar que «la revolución socialista es la alegría de los pueblos».
Continuará
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