Sin solución por la escalada del dólar
Por El Observador. Los funcionarios del gobierno argentino deben estar sintiendo que este fue el verano más largo de la historia.
Nota extraída del diario Clarín
Ya se preveía que la temporada estival sería complicada para la caja oficial: el gasto público enfrentó un estrés estacional por los aguinaldos y vacaciones de los empleados estatales, y al mismo tiempo hubo vencimientos de la deuda pública en dólares.
Es decir, se juntaron todos los vencimientos justo en la época del año de menor recaudación y, para colmo, cuando se produce la demanda de divisas por parte de quienes se van de viaje al exterior.
Es por eso que el argumento oficial ante la suba del dólar paralelo era que se trataba de un fenómeno estacional. La esperanza de los funcionarios era que, pasadas las vacaciones y ya con los primeros dólares de la exportación agrícola, la situación se aliviara.
Pero el verano terminó y ninguna de las suposiciones del kirchnerismo ocurrió. Lo cierto es que el tipo de cambio paralelo llegó a una inédita brecha de 70% respecto del oficial, algo que ni los más pesimistas habían sospechado.
Lo cual da pie al coro de economistas críticos, que señalaban que, lejos de tratarse de problemas estacionales, la suba de la inflación y la escapada del dólar "blue" obedecían a problemas de fondo de la economía.
Como es ya un clásico, comenzaron las teorías conspirativas. Desde filas K empezó a hablarse de intentos de "golpe de mercado" liderados por grandes empresas y bancos, que empujan hacia arriba la cotización del dólar paralelo.
En el Gobierno, el principal tema de debate es si conviene oficializar la existencia de un dólar paralelo, adoptando un esquema desdoblado de tipos de cambio o no, por el costo político que se pagaría en un año electoral.
Ya se preveía que la temporada estival sería complicada para la caja oficial: el gasto público enfrentó un estrés estacional por los aguinaldos y vacaciones de los empleados estatales, y al mismo tiempo hubo vencimientos de la deuda pública en dólares.
Es decir, se juntaron todos los vencimientos justo en la época del año de menor recaudación y, para colmo, cuando se produce la demanda de divisas por parte de quienes se van de viaje al exterior.
Es por eso que el argumento oficial ante la suba del dólar paralelo era que se trataba de un fenómeno estacional. La esperanza de los funcionarios era que, pasadas las vacaciones y ya con los primeros dólares de la exportación agrícola, la situación se aliviara.
Pero el verano terminó y ninguna de las suposiciones del kirchnerismo ocurrió. Lo cierto es que el tipo de cambio paralelo llegó a una inédita brecha de 70% respecto del oficial, algo que ni los más pesimistas habían sospechado.
Lo cual da pie al coro de economistas críticos, que señalaban que, lejos de tratarse de problemas estacionales, la suba de la inflación y la escapada del dólar "blue" obedecían a problemas de fondo de la economía.
Como es ya un clásico, comenzaron las teorías conspirativas. Desde filas K empezó a hablarse de intentos de "golpe de mercado" liderados por grandes empresas y bancos, que empujan hacia arriba la cotización del dólar paralelo.
En el Gobierno, el principal tema de debate es si conviene oficializar la existencia de un dólar paralelo, adoptando un esquema desdoblado de tipos de cambio o no, por el costo político que se pagaría en un año electoral.