Sin participación no hay transparencia
* Por Guillermo Molas y Molas. Los cordobeses no podemos continuar delegando en algunos pocos, en forma desaprensiva, la responsabilidad de gobernarnos sin "control social".
De la nota publicada el sábado último en La Voz del Interior , titulada "Sin transparencia no hay participación", firmada por Mariano Mosquera, en primer lugar quiero destacar el concepto que dice: "La participación ciudadana como medio y fin de una democracia sustantiva debe estar, necesariamente, fundada en el conocimiento".
Estoy de acuerdo con esa apreciación, pero considero que no debe atenerse sólo a la información que pueda dar el Estado a la sociedad, sino también –y fundamentalmente– al involucramiento y compromiso de los ciudadanos, quienes deben buscar esa información, participar en las instituciones de base e ir conociendo desde ahí cómo funcionan el Estado, su gobierno y las entidades públicas.
Justamente, la desinformación intencional que se promueve desde las áreas de gobierno genera escepticismo y desinterés en la sociedad para la búsqueda del mencionado conocimiento.
La práctica democrática de la participación se la debe sustentar con capacitación, búsqueda de conocimientos y saberes; de esta manera, la construcción de la ciudadanía se argumenta, se solventa y se fortalece. Nuestra democracia representativa se debe transformar en democracia participativa; la realidad no permite otras opciones.
Reflexión y participación. Tomemos otro concepto del titular de la Fundación Ciudadanos 365, que dice: "Córdoba necesita una completa apertura hacia la sociedad, asegurando el derecho de acceso a la información pública y promoviendo la transparencia gubernamental en cada acto político y administrativo".
Tras ello, agrega: "Sólo así será posible recuperar la confianza perdida y desarrollar procesos de participación ciudadana con incidencia efectiva en las políticas públicas".
También estoy de acuerdo, pero para eso –reitero– son necesarias la reflexión y la participación de los vecinos.
En la actualidad, estamos viendo y escuchando en diferentes partes del mundo, en particular en Europa, que sus habitantes reprochan a sus gobernantes el no cumplimiento con sus obligaciones para con ellos, y el utilizar la política para sus propios beneficios.
Lo mismo sucede en nuestra ciudad y en nuestra provincia. Esto implica, también, lo que venimos insistiendo desde algunos sectores sociales: los cambios van a venir de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. La participación ciudadana es fundamental; los gobernantes son reticentes a hacer públicos sus actos de gobierno con la transparencia necesaria y menos aún a proveer los datos requeridos por instituciones o ciudadanos.
Los cordobeses no podemos continuar delegando en algunos pocos, en forma desaprensiva, la responsabilidad de gobernarnos sin "control social".
Es urgente y necesario que en las próximas elecciones exijamos a quienes votemos que en los marcos regulatorios de la prestación de servicios como el agua, el transporte, los residuos sólidos urbanos, la energía, etcétera, estén incorporados los representantes de los usuarios, buscando el mecanismo para que estos sean auténticos referentes vecinales o sociales y no personas puestas por el gobierno de turno.
Como bien dice Mariano Mosquera: "Sin transparencia, no hay participación", pero también digo: sin participación, tampoco hay transparencia.