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Sin energía y por cadena nacional

* Por Jorge Lapeña. El discurso de la Presidente el jueves, cuando se inauguró el gasoducto internacional Juana Azurduy, fue ejemplo de todo lo que se oculta, niega o tergiversa respecto de una crisis energética que ni este gobierno ni el anterior quisieron enfrentar.

La Presidenta aprovechó la inauguración de un gasoducto de interconexión internacional que une Bolivia con la Argentina para hacer un acto de campaña de neto corte populista y demagógico en su propio beneficio como candidata . Es un hecho negativo del que surgen elementos políticos y técnicos relevantes.

El jueves 30 de junio se realizó en Buenos Aires la inauguración del gasoducto internacional Juana Azurduy; un pequeño gasoducto de unos 40 Km. y con un costo de unos 40 millones de US$ que vincula yacimientos bolivianos con nuestro Gasoducto del Norte en la zona limítrofe argentino-boliviana y que permitirá incrementar la entrada de gas boliviano a la Argentina.

El presidente boliviano hizo un discurso sobrio de 7 minutos sobre la importancia de la obra en el contexto de una integración entre países de la región; se ajustó a las reglas del buen gusto, agradeció a la Presidenta argentina y tuvo palabras afectuosas hacia el ex presidente Néstor Kirchner. Cuando terminó su discurso y luego de los aplausos de rigor, la locutora oficial (argentina) anunció que a partir de ese momento el sistema entraba en cadena nacional de radio y televisión y que se escucharía la palabra de la presidenta Cristina Fernández; a partir de allí empezó otro acto.

Estaban presentes los funcionarios de su gobierno y gobernadores de todas las provincias del noreste.

La Presidenta, en un discurso pleno de cifras y con tono épico, empieza el autoelogio respecto al funcionamiento del sistema energético argentino ; sobre su alta dinámica de crecimiento desde 2003; sobre el crecimiento del consumo industrial de gas natural; sobre el crecimiento de la demanda residencial; sobre los dos gasoductos realizados por su gobierno (el que se inauguraba en la ocasión y otro de interconexión entre Tierra del Fuego y Santa Cruz); habla de inversiones extraordinarias en crecimiento, cifras y más cifras. En síntesis, dibuja un panorama muy alentador para la energía en la Argentina . La Presidenta al terminar es calurosamente aplaudida por sus funcionarios.

Concluye el acto (de campaña, se entiende) .

Si la Presidenta quería realmente decir algo importante se olvidó de lo más importante: que Argentina en materia de gas natural está en caída productiva crónica desde 2004 y que ni su gobierno ni el de su marido pudieron revertir esa caída ; también omitió que las reservas comprobadas de gas natural han disminuido en forma alarmante en los últimos 8 años, o sea que nos hemos consumido un capital fijo; y que durante su gestión ha caído la inversión de riesgo en exploración y que en consecuencia no se ha descubierto ningún nuevo yacimiento que pueda revertir esta situación en el corto plazo.

La Presidenta ocultó información importante.

Si lo ha hecho a sabiendas o por desconocimiento es un tema para el análisis posterior. Pero en todo caso cabe decir: 1) un discurso en cadena nacional debe reservarse para cosas importantes; 2) no se debería usar nunca la cadena nacional para provecho propio; 3) la Presidenta en materia energética está desinformada, se detiene en detalles insignificantes y omite cosas fundamentales que hacen al fondo de la cuestión; 4) no ha dicho que en sus gobierno Argentina se convirtió en un país energéticamente dependiente y tampoco dijo que en esos momentos sus funcionarios estaban firmando en Qatar un contrato directo de importación sin precedentes (lo cual sólo sería admisible en un caso de extrema urgencia o peligro inminente que sí hubiera justificado informar al pueblo por la cadena nacional).

Un dato adicional muy preocupante: la Presidenta dijo que e stábamos próximos a contratar un gasoducto por valor de 25.746 millones de pesos. Esta cifra fue ratificada por alguien a quien la presidenta llamó desde el atril el "maestro Barata" sentado en la primera fila .

Si esta cifra fuera cierta, estamos ante un escándalo de proporciones que obliga ya mismo a transparentar el problema de la construcción de obras públicas en Argentina.