Sigue la tensión en Bolivia: una aliada de Evo Morales quiere volver al Senado para ser presidente interina del país
Se trata de la ex presidenta de la Cámara Alta, Adriana Salvatierra, del MAS, que había renunciado en medio de la crisis, pero ahora niega haber dimitido.
La ex presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, quien había renunciado junto a Evo Morales el domingo pasado, retornó y dijo que nunca había efectivizado su dimisión.
Respaldada por un grupo de indígenas que marcharon este miércoles a La Paz, Salvatierra se presentó frente a la Cámara de Senadores. “Queremos trabajar. Me están impidiendo que ingrese a mi fuente laboral. Necesitamos ingresar para tener una reunión con los parlamentarios. Pero no nos dejan entrar, de quién es la orden. Es una muestra del golpe de Estado”, afirmó.
Por eso sostiene que debe volver al cargo, una maniobra que trae otras implicancias ya que si ella es la presidenta del Senado, debería asumir el Poder Ejecutivo porque así lo marca la línea sucesoria.
Ante esta situación, al día siguiente de haber asumido como presidenta interina, Jeanne Añez chocó de frente con una ofensiva lanzada por el Movimiento al Socialismo (MAS) y sus aliados, especialmente la comunidad indígena.
Esta tarde, una masiva marcha de la comunidad indígena de El Alto bajó a La Paz para reivindicar sus derechos y repudiar la asunción de Añez por considerarla “ilegítima”.
Esto ocurrió horas después de que Evo Morales diera una conferencia de prensa en México y afirmara que está dispuesto a regresar “si el pueblo lo quiere”. También había calificado de “ilegítimo” el nombramiento de Añez porque la sesión no tenía el quórum suficiente ya que no habían participado los legisladores del MAS.
La zona de Plaza Murillo, donde se encuentra el Parlamento y la sede del Gobierno, está cercada por efectivos combinados de la policía y las Fuerzas Armadas. El despliegue es enorme.
Los policías no dejaron ingresar al grupo, y hubo choques. Pero donde se produjeron enfrentamientos más importantes fue frente a la Basílica de San Francisco, donde estaba el grueso de la concentración.
Allí la policía intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y hubo corridas. Los indígenas, indignados, replicaban cada embestida policial.
Todos los comercios de la zona debieron cerrar, y la gente abandonó rápidamente el lugar.
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