Sigue en la línea del "preveto": la constante quita de privilegios a la clase trabajadora
Tal como anunció Michetti, aunque el feriado del 17 de junio sea aprobado, el Presidente bajará la ley porque "no puede aceptar otro feriado". ¿Por qué no puede?
Por Camila Schneer Fonrouge
@CamiSchneer
Como todos los 17 de junio desde 1821, dentro de tres semanas se conmemorará un nuevo aniversario de la muerte del general Martín Miguel de Güemes, defensor incansable de la frontera norte del país ante los avances realistas durante todo el proceso independentista. Héroe, patriota y prócer patrio, nunca tuvo reconocimiento del Estado.
Ante esta situación, un grupo de de diputados salteños presentaron en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para declarar el 17 de junio feriado nacional, aplicable desde este mismo año, para darle a Güemes el merecido reconocimiento que históricamente le fue negado. Dicho proyecto obtuvo media sanción en la Cámara Baja y está siendo discutido en el Senado, pero en caso de ser aprobado, el presidente Mauricio Macri vetará la ley y dará por tierra con el nuevo feriado, según anunció la vicepresidente Gabriela Michetti.
En una entrevista otorgada a El Tribuno de Salta, provincia encargada de impulsar el proyecto por haber sido la que acogió a Güemes en vida, Michetti aseguró que el jefe de Estado "no sería muy proclive a aceptar un feriado más", por lo que simplemente vetará la ley, aunque haya sido aprobada por el Poder Legislativo.
En caso de aprobarse el proyecto de ley, el próximo 17 de junio tendría un doble valor: por un lado, reconocería finalmente a una de las figuras más importantes del plan sanmartiniano de defensa y construcción de lo que hoy conocemos como el Estado argentino, a un verdadero héroe patrio que dio su vida por la naciente Argentina. Pero por otro lado, este próximo 17 de junio en particular caería un día viernes, lo que implicaría la "creación" de un fin de semana largo, dado que el lunes siguiente es el Día de la Bandera. Es decir, el fin de semana se extendería a cuatro días no laborables. Por lo tanto, en caso que el Presidente efectivamente vete la ley, habría también una doble consecuencia: no fin de semana largo y no honores para Güemes.
Lo que presuntamente hará Mauricio Macri con el 17 de junio sigue la línea que adoptaron todas sus políticas respecto de la clase trabajadora. A los numerosos despidos en el Estado y en el sector privado; a la inflación del 3 por ciento mensual que achica enormemente la capacidad de consumo de los sectores medios y medios-bajos (que González Fraga se encargó de tildar como una "vuelta a la normalidad", dado que "un sueldo medio" no debería haber alcanzado para comprar "smartphones y viajes al exterior"), se suma esta quita de pequeños reconocimientos.
Un trabajador "medio, con un sueldo medio", tal como nombró el presidente del Banco Central de la República Argentina, Javier González Fraga, trabaja aproximadamente 40 horas semanales, en jornadas de 8 horas, cinco días a la semana. El tiempo que le queda lo utiliza, promediando, para dormir (otras 8 horas); viajar a su lugar de trabajo (2 horas diarias, promedio); comer, limpiar su casa, hacer las compras en el supermercado y demás quehaceres domésticos (2 horas). Es decir, por día le restan "realmente libres" unas 4 horas. Esto lleva a que un trabajador promedio cuente, en el más feliz de los estimativos, con 50 horas completamente desocupadas por semana, que debe repartir entre estar con sus hijos, ordenar su próxima semana laboral, arreglar su hogar, visitar a sus amigos, mirar una película. Lo que sea. El resto, trabaja. De las 168 horas que tiene una semana, un "trabajador promedio, con un sueldo promedio" cuenta sólo con 50 horas.
Ante esta perspectiva, tan poco alentadora en números rígidos, queda la feliz esperanza de las vacaciones, que suelen ser de dos semanas corridas (336 horas) y los esperadísimos fines de semana largos, que se convierten en una especie de oasis del descanso, 24 horas gloriosas más de "libertad".
Sin embargo, Mauricio Macri ha decidido, aún antes que sea aprobado, vetar el proyecto de ley que merecidamente recordaría a un prócer patrio y, además, daría algo del "descanso" que la clase trabajadora anhela. Esto, porque considera que "no puede aceptarse un feriado más". Poco se explayó la vicepresidente en los motivos que limitarían dicha posibilidad, y simplemente apeló a un lugar común: en nuestro país ya hay demasiados días no laborables como para agregar uno más.
Ante esto, las declaraciones de un funcionario tan importante en la estructura macrista como González Fraga podrían ampliarse de la siguiente manera: "Le hicieron creer al trabajador medio que con su sueldo medio podía comprarse televisores, smartphones y viajar al exterior". Y también le hicieron creer que, cada tanto, merecía una jornada de descanso extra. Pero el "preveto" llegó para demostrar que no.