Siete samuráis de Febrero-2013
Aire y Sol, El Niño Cincuentón, Nuestra César, El Cordobés Profesional, John Wayne, El Beneficiario de Boudou. Carrió, La Demoledora, asciende por El Charol.
@cayetanoasis
Introducción
Alarmante falta de sorpresa
"Cristina, Mauricio y Daniel",
Son los protagonistas de la miniserie iniciada en París, hace ya algo más de un año.
Los tres siguen aún como los primeros aventajados del Informe Samurais/Febrero.
La persistencia inalterable del trío marca la alarmante falta de sorpresa que demuestra poseer la Argentina política.
La estabilidad, en materia protagónica, clava una suerte de monotonía.
Los tres samurais son demasiado conocidos por la sociedad que convive con el hartazgo colectivo. Al menos en los sectores que pagan, mayoritariamente, los impuestos que sostienen las imposturas.
Salvo que se registre algún próximo ascenso intempestivo (que aún no se perfila), el trío -conjeturalmente- podrá mantenerse, en el primer plano, durante otro año más.
La conjetura puede alcanzar, incluso, hasta 2015.
Osiris Alonso D'Amomio
Director/Consultora Oximoron
Acercamiento y simultánea distancia. Técnica admirable para el juego de piernas.
Manifestaciones imperturbables de lealtad, hacia la ficción del "modelo", y sistemático planteo de diferencias.
Es el estilo atormentador de Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol, el "misterio de la presencia ausente". Se mantiene -con "fe, esperanzas, siempre para adelante"- como el Samurai uno.
No queda otra alternativa que referirse, sin mayor estupor, a la permanente contradicción que atraviesa la peripecia política de Scioli.
Al cierre del despacho -domingo 24 de febrero-, Aire y Sol monopoliza el análisis de los tres principales columnistas domingueros. Morales Solá en La Nación, Van der Kooy en Clarín, y Verbitsky en la Secretaría de Estado de Página 12.
Fuera de carrera:
Cristina, Nuestra César, institucionalmente está afuera de la carrera.
Pero continúa, por su influencia, como Samurai tres. Por conducir la frágil monstruosidad del Estado. A pesar de las catástrofes seriales, sigue en la soledad del juego de "Pelota a Paleta". Contra un frontón. O sea, con nada enfrente. Mientras tanto, se extiende el hartazgo de graves sectores de la sociedad que no encuentran, aún, representación.
"No es mi culpa", suele justificar. Tiene razón.
Resiste, explicablemente, la idea de nominar a Daniel, "El sucesor acotado",
Por desprecio ingratamente cultural hacia el personaje. Y a los efectos de evitar la evaporación previsible del poder.
En defensa propia, Nuestra César solicita el delivery cotidiano de los sucesivos esmerilamientos hacia Aire y Sol. Aunque debilite, a consciencia pura, su propia fuerza. La del origen, específicamente peronista. Para privilegiar el amontonamiento presupuestario de los frepasistas tardíos. Los que componen la sumatoria de sectas de Unidos y Organizados. Complementarias de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, que orienta Carlos Zannini, El Ñoño que gobierna.
Mientras tanto Cristina se esmera para diseñar, como adversario escogido del menú, a Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, Samurai dos.
Mauricio es la imagen que se consolida como la figura del opositor. Aunque El Niño Cincuentón no alcanza a contener, aún, el cansancio moral de la muchedumbre en banda que oposita.
Los otros cuatro:
Por las recriminaciones recibidas, y por la insatisfacción colectiva que provocan los tres primeros, el Informe Samurais-Febrero, de Consultora Oximoron, prefiere detenerse en los otros cuatro samurais. Los que componen, en cierto modo, el frontón.
José Manuel De la Sota, El Cordobés Profesional, Samurai 4, no termina de asentarse en el armado de aspirante a la gran liga.
Crece menos su proyecto expansivo, hasta aquí, que las dificultades para mantener el control del frente interno. Ocurre que la perversión del cristinismo se encarga de hostigarlo.
Como si De la Sota fuera un segundo Scioli.
Por portador sano de peronismo, De la Sota -reconocido como inteligente, experto y astuto- se encuentra en condiciones de desafiar, por el mitológico "adentro", a Scioli. Para la interna que se debe la superstición del pulpo peronista. Y que no se celebra desde 1988. Cuando Menem, acompañado por Duhalde, lo sorprendió a Cafiero, al que justamente secundaba De la Sota. Aquel Menem le sacó la banda presidencial que preparaba Cafiero para su cuello.
La "primaria" contra El Cordobés Profesional lo entusiasmó, en principio, a Mauricio. Antes que a Daniel.
(El Niño Cincuentón se creyó el cuento amable de la fotografía de colores. Y salió, con precipitada ingenuidad, a pregonarla).
Variante socialdemócrata:
Sigue Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, Samurai 5.
En Binner se concentran las tradicionales imposibilidades de la izquierda democrática.
Para Oximoron, la izquierda presentablemente sensata emerge como la víctima principal del desesperante envoltorio del cristinismo.
Porque les ocupa el discurso, a la manera envolvente del peronismo, hasta vaciarlo.
Hasta hoy, la izquierda desperdicia la munición. La capacidad de hostigar al oficialismo hasta -con la faena del esclarecimiento- desenmascararlo.
Pero queda (la izquierda) diluida, presumiblemente, por debilidad estructural. Por la resignación de invocar que harían más o menos lo mismo que aquello que los cristinistas dicen que hacen. Pero con prolijidad. Y -en lo posible- sin robar.
Pero sorprende que en el espacio socialista aún no se percaten del riesgo de disolverse. En el vacío.
El paciente Cleto Cobos, El Beneficiario de Boudou, Samurai seis, aguarda el triunfo de Mendoza que lo catapulte, invariablemente, hacia la candidatura presidencial. La que necesitaría en vano Ricardito Alfonsín -hoy en el pelotón- para recuperarse. Y cumplir con su deseo (alocado) de revancha.
Evaluación de Oximoron. Aquí se percibe el entendimiento subyacente de Cobos con Binner.
Podría perfectamente derivar en la alternativa socialdemócrata, tan consistente como necesaria. Sobre todo en la presente instancia, cuando se vislumbra una suerte de fatiga colectiva del peronismo. Como en 1983. O en 1999.
Sin embargo el pulpo peronista, de alguna manera, a derecha o izquierda, se las ingenia para envolver a la sociedad. Hasta apresarla.
Y hacerla sentir que no hay siquiera vestigios de vida afuera del peronismo.
Carrió o el mérito de la constancia:
Para concluir, en la fotografía de febrero se produce el desplazamiento arbitrariamente significativo.
Pasa Hugo Moyano, El Charol, en tránsito, hacia el pelotón. Junto a Roberto Lavagna, La Esfinge; Sergio Massa, La rata del Tigre; Francisco De Narváez, El Caudillo Popular.
Y asciende, como Samurai siete, la señora Elisa Carrió.
Trátase de la Empresaria de las Demoliciones (que desconoce qué hacer con los escombros que produce).
Es un reconocimiento. Un mérito a la constancia. La aceptación de una arquitectura intelectual superior a la mediana. Cuando no se desborda en furores de omnipotencia. O se sepulta entre la pasión excesiva por la auto-referencia.
Pero Argentina se encamina hacia una elección legislativa. Oximoron evalúa que se reabre otro espacio para el lucimiento cultural de La Demoledora. Con la próxima producción de nuevos cuadros que se le van, invariablemente, a alejar. Como se le alejaron tantos que la utilizaron de canal para conseguir empleo. Es su karma. O su modo -extraño- de construir. Como antesala de la cautivante destrucción.