Siempre en el mismo punto
Si hubiese que guiarse por la experiencia vivida, habría que concluir que nunca se podrá, aquí en Catamarca, ingresar en una estación nueva sin tener que inquietarse por el afrontamiento del listado completo de los desafíos de esa realidad, que es la más previsible de todas, como que tiene que ver con la regularidad de la Naturaleza.
Si el invierno es lo que llega, hay que correr como sorprendidos por un imponderable que pudiera compararse con una traición. De súbito, resulta que hay que generar más energía eléctrica; asegurar la provisión de más altos niveles de gas natural y envasado; advertir que hay sectores que viven poco menos que a la intemperie o verdaderamente al desabrigo de todo techo; incrementar los servicios de salud vinculados con las afecciones invernales; reparar los edificios escolares de modo de aislar a los estudiantes de las bajas temperaturas exteriores.
Si, por el contrario, lo que llega es el tiempo dominado por las marcas térmicas elevadas y por las precipitaciones pluviales más copiosas, hay que pensar otra vez en la energía eléctrica con la misma crispación del verano anterior, porque en todo ese tiempo intermedio nada se hubo mejorado sino más bien agudizado. La inexistencia de desagües suficientes y en condiciones vuelve a percibirse y, una vez más, la destrucción de calles en la periferia de la ciudad y unas inundaciones que se llevan las frágiles "viviendas" como si fuesen hojas son otra vez noticia, queja, denuncia y sobrado malestar.
Siempre parece estarse en indefensión total, sin haberse adelantado un solo paso en algún proyecto destinado a una solución definitiva que ahorrara el absurdo de tener que partir de cero en cada ocasión.
Ahora, ya introducidos en los meses cálidos, se cae en la cuenta de que debe pensarse otra vez en el peligro que entrañan los canales de desagües pluviales, todavía a cielo abierto, como el año pasado, y convertidos en basurales húmedos, ideales para la generación de incontables microorganismos insalubres. Vecinos que viven en la zona de influencia de los canales del arroyo La Florida y la Avenida Mariano Moreno se manifiestan, otra vez, contra esos depósitos malsanos y contra el mal olor que, según aseguran, es insoportable. Los de la Avda. Mariano Moreno afirman que dichos canales "nunca se limpian" y que desde 2009, cuando se registraron los primeros casos de dengue, presentaron notas a la Municipalidad demandando su actuación, pero sin resultado alguno.
También se quejan los vecinos del arroyo La Florida, en la zona Norte, quienes hablan de dos bocas de cloaca abiertas que son fuente de mal olor constante, sobre todo cuando corre viento y les resulta inútil cerrar las ventanas con intención de protegerse.
En verdad, cuando se apunta la dificultad para superar gradualmente los problemas se tienen a la vista no únicamente las lentitudes gubernamentales, sino también la persistencia vecinal en repetir hábitos como éste de arrojar basura en los espacios públicos, como los canales, que no es cierto que no se limpien nunca. Lo que ocurre es, más bien, que cada vez que quedan libres de basura vuelven al estado anterior por esa lamentable conducta displicente de muchos.
Ya está el calor encima. Habrá que ver si en esta ocasión se echan las bases de la solución para alguno de los problemas de todos los veranos.