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Sicarios, una tarea bastante sencilla

Un hombre fue asesinado de tres tiros por la espalda este jueves por la madrugada en Recoleta, en la puerta de un kiosco ubicado en la calle Paraguay, entre Agüero y Laprida.  El sicario  descendió de un auto estacionado y sin mediar palabra, disparó varias veces contra la víctima. Luego huyó a pie. 


La víctima, identificada por su esposa, era Fabián Sturm Jardón, uruguayo de 42 años. Tenía un pedido de captura por un homicidio ligado al narcotráfico, ocurrido en octubre pasado en Pilar. La mujer le dijo a la Policía que su marido "tenía miedo de que lo maten". El miedo era fundado. Era buscado como supuesto instigador del crimen de Marcelo González Algerini (también uruguayo), quien fue asesinado en Pilar de cuatro balazos, en un claro ajuste de cuentas narco. Esa causa tramita en la Justicia de San Isidro. Por esa investigación está preso su padre, Teófilo Américo Sturm, señalado como entregador: iba en la misma camioneta que González Algerini.

Los enfrentamientos entre los narcos uruguayos en territorio argentino evidencian un preocupante fenómeno. "Importamos" a estos individuos y "exportamos" al dueño de MercadoLibre, un intercambio en el que claramente salimos perdiendo.

El ataque de la madrugada del jueves, desde el principio, tuvo características mafiosas. Fabián Sturm Jardón llegó en un Renault Logan que estacionó en doble fila y abandonó cuando apareció el sicario. El asesino, quien llevaba puesta una peluca y portaba un arma con silenciador, lo esperaba pacientemente dentro de un Volkswagen Suran, estacionado horas antes en Paraguay al 2900. La maniobra de emboscada estaba perfectamente planeada.

En esta guerra narco llena de traiciones, Marcelo González Algerini fue fusilado en Pilar mientras se escondía de la Justicia. Fabián Sturm Jardón, acorralado, temía que lo mataran. Y no se equivocó. Pensó que moverse por uno de los barrios más vigilados de la Ciudad de Buenos Aires lo salvaría de la venganza, pero también en esto estaba equivocado.

Era solo cuestión de tiempo que las ejecuciones se trasladaran a otros barrios de la Ciudad de Buenos Aires. Como pudimos observar en tiempo real en las cámaras de seguridad, el asesino actuó con total libertad y tranquilidad.

Sin embargo, estas cosas no ocurren solo aquí. En pleno Manhattan, un enmascarado asesinó al director general de una de las mayores aseguradoras de salud de Estados Unidos en plena vía pública, para luego desaparecer en Central Park. La víctima de este ataque fue el CEO de United Healthcare, Brian Thompson, asesinado a primera hora del miércoles mientras se dirigía a la conferencia anual de inversores de la compañía en un Hilton de Midtown, a pocas cuadras del Music Hall y el Museo de Arte Moderno.

Nadie está seguro en un mundo donde las armas están al alcance de cualquiera. En Estados Unidos, los cultores de ellas se cuentan por millones. Aquí, por estas tierras, recientemente y por decreto, se autorizó a los menores de 18 años a tener acceso a las armas. Más locos no pueden estar nuestros gobernantes. Pero estos son los tiempos actuales, donde cualquiera quiere armarse para defenderse, vaya uno a saber de qué.

Por las dudas, escape de esta confusión general, evite desgracias personales y recuerde esto: LAS ARMAS LAS CARGA EL DIABLO Y LAS DESCARGA UN BOLUDO…

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