Sexo entre gente poco común
* Por Mauro Fulco. Desde La marca del deseo hasta las recientes escenas de Mónica Antonópulos y Leonora Balcarce en El Elegido, la ficción se convirtió en una gran factoría de sexo. Un repaso por las mejores escenas.
Uno de los pasatiempos favoritos de cualquier televidente ávido de imágenes es armar listados, enumeraciones.
Se suceden de esa forma con cierta periodicidad en el ranking de las más lindas, de los galanes más apuestos, de los programas más feos o los malos más malos. Tanta es la necesidad de encuadrar en listas que existen hasta los premios Martín Fierro, que son el sumum de lo arbitrario: televidentes (y a veces gente que se jacta de no mirar tele) que eligen mejores algos de la pantalla. Una industria en sí misma, ésta de los rankings.
A propósito de la escena de alto voltaje erótico protagonizada por las bellas actrices Mónica Antonópulos y Leonora Balcarce en la tira de Telefe El Elegido, El Guardián se propuso confeccionar un listado de "Programas Más Hots de la Televisión Argentina".
Para empezar, más vale hacerlo por el principio. En 1994, la Argentina transitaba el quinto año consecutivo de menemato; en junio de ese año a los futboleros les cortaron las piernas en los Estados Unidos; un mes después se perpetraba el atentado a la sede de la AMIA, que aún hoy sigue impune. En tele, las novedades eran Montaña Rusa y PNP (Perdonen nuestros pecados) que, a su modo, revolucionaron la pantalla chica. El primer programa, como semillero de actores; el segundo, como paradigma televisivo. Fue el primero que se nutrió del archivo, una modalidad imitada hasta el hartazgo. Pero en septiembre de ese mismo año comenzaba un sendero que nunca se abandonaría, el del erotismo televisado. La marca del deseo fue una miniserie de 13 capítulos escrita por el hoy ícono espiritual Claudio María Domínguez, que estaba protagonizada por dos bombas sexies del momento, Gerardo Romano y Sandra Ballesteros. Se trataba de un excéntrico personaje masculino que tatuaba a las mujeres con las que tenía relaciones sexuales y de una mujer policía que lo perseguía. Telefe anunció su estreno con pompa e hizo promoción del alto voltaje, pero sólo llegó a emitir dos capítulos. En el primero, Romano tenía sexo con Esther Goris, en el segundo hacía un trío con dos chicas. El tercero recién pudo ver la luz tres años después. La serie fue censurada en septiembre del 1994 por las autoridades del canal ante supuestas presiones comerciales. Se emitió completa en 1997 por Canal 9 y sin demasiada repercusión.
Desde aquella génesis porno soft, fueron varios los programas que transitaron piel, gemidos y jadeos, un recurso que sirve para ganar espectadores y, muchas veces, para aumentar la calidad del producto en cuestión. Es que la mayoría de las veces las escenas hot son de una manufactura impecable y varias de ellas están dotadas de un encendido realismo.
El emblema de lo real es Disputas, la ficción producida por la productora Underground donde resaltan entre todas las tomas la protagonizada por Damián de Santo y Florencia Peña, en un coito en cuatro patas que aún sigue turbando las mentes. Las otras tres protagonistas eran
Belén Blanco, Julieta Ortega y Dolores Fonzi, de quien se recuerdan sobre todo las escenas lésbicas con Julieta Cardinali y con ¡Nacha Guevara! Florencia Peña también tiene una actuación memorable en uno de los capítulos de Tiempo Final. Allí compartió pantalla con un Gerardo Romano más maduro en un consultorio odontológico de antología.
La serie creada por Sebastián Borensztein fue reversionada por la cadena Fox y acostumbró a los televidentes argentinos a escenas hot. Una de las más recordadas es "La Despedida", un capítulo protagonizado por Julieta Cardinali, Malena Solda, Romina Gaetani y Mike Amigorena que se las trae. Se trata de una despedida de soltera en la que un stripper tiene sexo con la novia detrás de un biombo mientras sus dos amigas toman champagne.
Llega el novio y pacta un acuerdo caliente: las amigas de la novia deben tener relaciones con él para olvidar lo acontecido.
Muy hot.
Otro de los programas más eróticos de nuestra tele fue Doble Vida, una ficción producida por Endemol en la que hizo su aparición rutilante como actriz Juanita Viale, que no se priva de tener sexo en una oficina con Fernanda Neil, una morocha con pasado en la factoría de Cris Morena que le dio un vuelco a su carrera a partir del papel desempeñado en ese programa. En realidad, nadie se priva de tener sexo con nadie. Algunos de los actores de Doble Vida fueron Jorge Marrale, Felipe Colombo, Guillermo Pfening, Gonzalo "Manguera" Valenzuela. También Moria Casán, Patricia Viggiano, Agustina Lecouna, "Pampita" y Pamela David. En esta serie hay de todo y para todos los gustos. Pero no sólo de sexo vive el ser humano. En Doble vida nació el tubulento amor entre Juanita y Manguera.
Un ejemplo de la evolución en la manera de vivir la sexualidad permitió que existiera un programa que se llamó Historias de sexo de gente común que –encabezado por Juan Gil Navarro, Carlos Santamaría, Carolina Peleritti y Jazmín Stuart– se dedicaba justamente al título, con escenas in- olvidables como la que protagonizaron Mónica Ayos e Iliana Calabró, o la de Gabriela Sari masturbándose en la cama.
Siguiendo con el archivo, Conflictos en red tampoco escatimaba sexo en su propuesta. Las escenas de sexo virtual protagonizadas por Natalia Lobo y Victoria Onetto aumentaron la temperatura de los rayos catódicos, al igual que la escena del "Puma" Gabriel Goity y Nazarena Vélez bajo la ducha.
El Trece también tiene lo suyo. El programa que más explotó el erotismo televisivo en la pantalla del canal de Constitución fue Mujeres asesinas, con elenco multiestelar y rotativo.
Eugenia Tobal e Inés Estévez, Nancy Duplaá y Celeste Cid, Leticia Brédice y Eugenia Tobal, Romina Gaetani y Carla Peterson; Facundo Espinosa y Bárbara Lombardo; Facundo Espinosa y Romina Richi. Quizás el más recordado de estos capítulos sea el de Araceli González, que tuvo muchísima repercusión y todavía persiste en el recuerdo.
Resistiré, 099 Central, Locas de amor y Para vestir santos tuvieron sus propias escenas de sexo y también de lesbianismo; cómo olvidar los bajos de "Down with my baby" entonados por Kevin Johansen para musicalizar el amor entre Pablo Echarri y Celeste Cid; "La Gran Dominichi" bautizada así en honor al personaje de Carlos Portaluppi y a las ganas que le tenía Leonor Manso.
La particularidad de todas las escenas mencionadas es que forman parte de programas de ficción serios. El sexo real parece haber quedado excluido de las comedias, que se suele utilizar para satirizar. Ni hablar del casi sexo que se ve a diario en los gerundios de Marcelo Tinelli, en los que no se muestra nada pero se sugiere de todo o en el discutido "Bariló, a todo o nada", en el que pulposas vedettes juegan a excitar a fervorosos adolescentes en una edad en que se calentarían con una foto de Ana María Giunta.
Eso sí, mucho cambió desde aquél septiembre de 1994. Desde aquélla censura en una miniserie pretendidamente porno soft al recurso sexual como herramienta ficcional válida y enriquecedora.