Señal: Cristina acepta jefatura, pero simbólica
Si tengo que ser, soy. Cristina de Kirchner dio el primer indicio sobre un asunto que tiene en estado de incertidumbre al peronismo: admitió, frente a una consulta puntual, que está dispuesta a asumir la jefatura del Consejo Nacional del PJ si mayoritariamente los dirigentes -y en particular los gobernadores- del partido le piden que lo haga.
Sin embargo, la Presidente anticipó que en caso de asumir ese mando no es su intención tener una participación efectiva en las cuestiones partidarias, por lo que dejaría el manejo del PJ en manos de la cúpula que la escolte. Manejen ustedes el partido: yo tengo que gobernar, se afirma que dijo.
Hasta ahora, Cristina de Kirchner no había dado señales sobre qué pretende para el partido el año próximo, a partir del vencimiento de los mandatos del actual consejo en mayo próximo, y la obligación -o necesidad- de tener que renovar autoridad o, como se sugirió desde un sector del Gobierno, demorar esa resolución.
Ante esa indefinición, un gobernador la sondeó específicamente sobre cuál era su plan para el PJ y la Presidente le deslizó la posibilidad de aceptar, en persona, aceptar el cargo que ocupaba su esposo Néstor Kirchner aunque le aclaró que la suya, en términos administrativos, será una jefatura simbólica.
En la cumbre en Río Gallegos, el Día del Militante -fecha en que, además, los mandatarios participaron de una misa para recordar la muerte de Kirchner- entre los gobernadores se instaló el concepto de que tras el 54%, la conducción política del peronismo es la Presidente. El viejo axioma: el que gana conduce.
De todos modos, no había indicaciones precisas desde la Casa Rosada respecto de lo que quería la Presidente. Es más: las pocas pistas al respecto, atribuidas a Carlos Zannini, transmitían la supuesta resistencia a involucrarse con el PJ. ¿Por qué si puede ser un todo, quedarse sólo con una parte?, era el argumento.
Aunque todavía faltan varios meses y puede que en el tránsito haya cambios, entre los gobernadores se comenzó a proyectar el esquema con Cristina al frente del partido. Pasado el verano empezarán las negociaciones y la discusión sobre cómo se ordena el resto del mapa del poder partidario.
Ese principio de definición bloquea o deja en suspenso otras dos alternativas que se barajaban hasta ahora:
Que Cristina se despegue del PJ, pero al hacerlo bendiga a una figura de su entorno y confianza. En su momento se habló, cuando el vice estaba en la cima, de que esa figura podía ser Amado Boudou y tenía lógica: el máximo poder institucional, detrás de la Presidente, podía ser proclamado a pedido de ella al frente del partido. Fue en ese contexto que sonaron, sigilosamente, críticas respecto de la tardía peronización del actual ministro de Economía. Así y todo, no se descarta que pueda ocupar un sitial en la cúpula del PJ.
Que la Presidente mantenga al partido en estado de hibernación, demore la definición de sus nuevas autoridades por varios meses: una manera de preservar la quietud actual del PJ que desde antes de la muerte de Kirchner prácticamente no tenía actividad, adormecimiento que se profundizó luego del fallecimiento. Como, además, en junio se debe renovar la CGT y en diciembre el PJ bonaerense se especuló que podría postergarse todo el trámite hacia fin de año.
La posibilidad de una demora, así y todo, está latente: en particular para no mezclar el ordenamiento partidario con la disputa del Congreso (parte de ese ordenamiento quedará para el segundo trimestre de 2012) y la resolución de la jefatura de la CGT, pautada para mitad de año, cuando se cumplan los 4 años de mandato moyanista.
El caso de Hugo Moyano y la participación gremial en la mesa partidaria es una discusión aparte: la mayoría de los gobernadores tienen diálogo frecuente con el jefe camionero y son partidarios de que, en caso de seguir en las oficinas de Azopardo, Moyano debería mantener un lugar relevante en el PJ.
Así y todo, hay dos condimentos extra: por un lado, no está claro si el camionero continuará o no al frente de la CGT, dato clave si la voluntad -lo lógico- del peronismo es expresar en su cúpula la referencia sindical; en ese caso el sillón no es nominal para Moyano, sino del «movimiento obrero».
Por el otro, a partir de la larga seguidilla de toreos entre la Presidente y el jefe cegetista, podría haber algunas objeciones de Cristina al sitial reservado para los gremios que en la actualidad, además de la vicesegunda -ocupada por Moyano- tiene a Antonio Caló como uno de los secretarios y a José Luis Lingieri, Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez, entre otros, en el pelotón cupular de casi 80 butacas.
El resto de la conducción -la presidencia está, por delegación, en manos de Scioli- está poblada de expresiones territoriales: Jorge Capitanich, Sergio Urribarri y Beatriz Rojkes de Alperovich completan la grilla de vices, mientras que otro pelotón de gobernadores integra el cuadro principal de secretarios.