Sociedad
Según expertos, "si todo sale bien", la baja de la inflación llegaría en abril
Creen que es inevitable una recesión fuerte pero corta, y con un rebote "interesante" en el segundo semestre. Sin embargo, algunas consultoras aseguran que incluso en junio el número seguiría en los dos dígitos.
La Argentina parece un ciclo continuo que se repite, con matices. Allá por junio de 1959, el entonces ministro de Economía Álvaro Alsogaray, un referente del liberalismo, formuló “hay que pasar el invierno” en alusión a su plan de ajuste. Hoy, los economistas creen, mayoritariamente, que la inflación no cederá significativamente hasta pasar el verano, como mínimo.
“Estamos en el ojo del huracán, en la fase más dura de la corrección de los precios relativos, donde los que estaban rezagados no solo que tienen que subir mucho, sino por arriba del promedio para reacomodarse”, opina Santiago Romero Manoukian, economista jefe de Ecolatina. A su entender, el Gobierno busca concentrar la mayoría de los aumentos en el primer trimestre del año, mientras dure “su luna de miel con la sociedad”.
Los pronósticos para el trimestre diciembre-febrero son tenebrosos. “Marzo y abril son meses con estacionalidades elevadas, pero si todo sale muy bien en abril la inflación podría ser de un dígito”, opina Sebastián Menescaldi, director asociado de Eco Go. Se trata de una carrera contrarreloj ya que elGobierno intenta evitar otro salto significativo del dólar oficial, lo que impactaría en los precios.
La brecha cambiaria es una de las claves en los inicios del mandato de Javier Milei. A poco de asumir, el tipo de cambio oficial pasó de $365 a $800 (118%), lo que repercutió en los aumentos generalizados en alimentos, bienes durables, entre otros. Los otros factores que generaron el fogonazo inflacionario fueron el desarme de los programas antiinflacionarios del gobierno anterior y la liberación de los precios “pisados”, como naftas y prepagas.
La esperanza, dicen los entendidos, es que la brecha cambiaria (entre el dólar oficial y los financieros) no se separe más allá del 40%, por lo menos hasta fines de marzo y abril, que es cuando llegan los agrodólares del campo, lo que permitiría recomponer las reservas y aplicar un “plan de estabilización”.
“La pregunta del millón es cuándo podría bajar significativamente la inflación. Si el BCRA sostiene el ritmo del crawling peg del 2% mensual del tipo de cambio oficial durante el primer trimestre, la inflación podría bajar al 10-15% mensual a comienzos del otoño, pero las presiones cambiarias recrudecerían pese a la inminente llegada de las divisas de la cosecha gruesa”, interpreta Lorenzo Sigaut Gravigna, de la consultora Equilibra.
Este economista cree que para frenar la inflación hace falta “un plan de estabilización que parta de pilares robustos: sin déficits gemelos (fiscal y externo) y con mayores reservas internacionales o un elevado colchón de competitividad cambiaria utilizando al dólar oficial como ancla nominal con el objetivo de coordinar hacia abajo el ajuste de las principales variables nominales de la economía”.
En todo caso, el verano que el Gobierno intenta atravesar es todavía incierto. Solo en diciembre, las consultoras prevén una inflación de entre 22 y 32%, lo que implica un duro golpe para el bolsillo. Estadísticas privadas indican que si el IPC del mes pasado -que se conocerá el 11 de enero- ronda el 30%, el ingreso promedio caerá 8%. En el caso de los informales, mucho más.
La inflación, según proyecciones de la consultora FMyA, podría seguir la siguiente trayectoria: muy alta en el bimestre diciembre (29%) y enero (27%), pero luego cedería hasta el 11% entre marzo y abril, y recién en junio se ubicaría en el 7%. La semana pasada, el exministro de Economía Domingo Cavallo pronosticó que “para abril la inflación podría reducirse a un 8%”.
Cavallo subrayó que el Gobierno todavía no aplicó un plan de estabilización y que esto solo sería posible una vez que se haya completado el realineamiento de precios relativos, finalizado la inflación reprimida y equilibrado las cuentas fiscales. “Lanzado el plan de estabilización, la tasa de inflación mensual puede bajar de inmediato al 20% anual para desembocar al cabo de los siguientes 24 meses en el 5% anual”, pronosticó.
No hay uniformidad en las opiniones ni tampoco en las proyecciones. Elisabeth Bacigalupo, economista de la consultora Abeceb, hace la siguiente secuencia para los próximos meses. Para diciembre, predice una inflación de 31,2%. En enero, entre 25 y 26%, febrero (19%), marzo (15%), y entre 10 y 12% para abril. “Nosotros no vemos un dígito hasta mayo”, dice. Luego, hasta fin de año, siempre y cuando las cosas salgan bien, la inflación se estacionaría entre 6 y 7% mensual.
“Lo que hay es un ajuste procíclico. Esto es consistente para profundizar la recesión. Una recesión fuerte pero corta, que pega la vuelta en el segundo semestre, con un rebote que puede ser interesante, en la medida que se pueda empalmar con un programa de estabilización. Bajar el déficit fiscal es solo un primer paso, pero importante”, dice.
El Gobierno reconoció este miércoles que la inflación del mes anterior rondará el 30% de tal manera que la acumulada en 2023 rozaría el 200%. “Entendemos que el problema inflacionario es una de las grandes batallas que tenemos para dar y que estamos dando, y sabemos muy bien cómo terminar con la inflación, pero es un proceso largo”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, que calificó la herencia recibida como “un desastre”.
“Para enero estimamos una inflación por encima del 25%, mientras que para diciembre creemos que rondaría el 28%. Es decir, esperamos inflaciones mensuales similares en diciembre y enero, acumulando más de un 60% en solo dos meses”, introduce Florencia Iragui, economista de LCG.
La experta añade que “diciembre fue un mes en el que, por la incertidumbre del cambio de gobierno, la inercia de la inflación anterior, el salto en el tipo de cambio oficial y la caída del programa “Precios Justos”, los alimentos se elevaron sensiblemente: en las 4 semanas registraron una variación punta a punta del 36%”.
“Este porcentaje deja un fuerte arrastre que, si por alguna razón en las próximas 4 semanas la variación de precios fuese 0%, el aumento promedio sería 12%. Si imaginamos esto en todos los rubros, vemos que es difícil que la inflación de enero sea mucho menor a la de diciembre”, cierra Iragu en una charla con Clarín.
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