Se va 2010 con muy poco para festejar
*Martín Dinatale. Extraña paradoja la de la Argentina. En el balance de fin de año, opositores y oficialistas coinciden en un punto: hay poco para festejar en este 2010 que culmina a pesar de que fue un año que nació como el de la gran celebración por el Bicentenario.
Por diversos motivos, no hay clima de brindis, aunque en la Casa Rosada hagan esfuerzos por mostrar un país que brilla. El marketing kirchnerista del bienestar, potenciado ayer por el mensaje presidencial en cadena oficial, incluye el 19% de crecimiento en inversiones, la mejora del PBI y el récord en recaudación. Claro que esas cifras esconden la alarmante inflación y el índice de pobreza que no mide el Indec.
Sin dudas, la muerte de Néstor Kirchner fue el golpe más duro que sufrió el PJ oficialista. La Presidenta no logra reponerse ni emocional ni políticamente de ello. Hay una verdad inocultable en esto: la ausencia de ese fuerte liderazgo se percibe, para bien o para mal, todos los días. La imagen de la Presidenta que había repuntado tras la muerte de su esposo volvió a caer.
El luto de 2010 no es exclusivo del kirchnerismo. Al deceso del ex presidente se le deben sumar las muertes del militante del PO Mariano Ferreyra, los tres jóvenes que perecieron en Villa Soldati y las muertes provocadas por la inseguridad que no aparecen en la estadística oficial. La violencia con toma de tierras y cortes de vías incluidos dejaron la impresión de un "Estado ausente", como coinciden referentes de izquierda y de derecha. El malestar social creció ante la falta de billetes y de nafta y los cortes de luz. Estas postales presagian, según algunos economistas, un 2011 difícil donde la inflación y la puja gremial serán un combustible letal.
Es cierto que la oposición no aprovechó las mayorías parlamentarias y quedó atrapada en debates internos. Pero también es real que el kirchnerismo captó muchas voluntades y retaceó quórum. El resultado de todo esto es un año con la más baja producción de leyes en décadas y sin ley de presupuesto. O peor aún: el inédito decreto presidencial que dispondrá del uso de las cuentas públicas en 2011 al gusto electoral y financiero de la jefa del Estado.
La prensa tampoco podrá festejar mucho. El balance de la Sociedad Interamericana de Prensa advierte sobre ataques del Gobierno a periodistas y "campañas públicas de desprestigio" contra los medios.
¿Será diferente 2011? ¿Se podrá festejar de verdad? Nadie lo sabe, o como decía José Ortega y Gasset: "Acaso lo esencial de la vida argentina es ser promesa... cada cual vive desde sus ilusiones como si ellas fuesen ya la realidad".