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Se requieren campañas sobre el valor de la detección precoz del cáncer de mama

Pese a los ostensibles progresos de la medicina preventiva y su evidente importancia en la detección de ciertas enfermedades graves, no puede decirse que exista, al menos en algunos sectores, verdadera conciencia al respecto.

Esta conclusión resulta válida si se considera un relevamiento realizado por la Agremiación Médica Platense sobre casos de cáncer de mama, demostrativo de que casi la mitad de las pacientes llegó al diagnóstico en forma tardía, algo que disminuye drásticamente las posibilidades de curar ese mal.

Como lo reflejó una nota publicada en este diario, sobre 2.721 casos asistidos en clínicas y sanatorios locales, el 49,6 por ciento de las pacientes llegó a la detección cuando las posibilidades de tratamiento y sobrevida, justamente por retraso de las consultas médicas y no realizar la mamografía en tiempo y forma, son mucho menores de lo que hubieran sido de haber adelantado el diagnóstico.

Un especialista platense afirmó, en ese sentido, que lo ideal es lograr el diagnóstico cuando el tumor se encuentra "in situ", es decir cuando recién inicia su desarrollo, o bien, en el llamado estadio uno. Sin embargo, el relevamiento realizado en La Plata mostró que casi la mitad de las pacientes se enteró que padecía cáncer de mama cuando el tumor estaba en estadios 2, 3 o 4, estos dos últimos considerados carcinomas localmente avanzados.

Por su parte, según datos de la cartera sanitaria bonaerense, en la provincia de Buenos Aires mueren unas 2 mil mujeres al año por cáncer de mama, mientras que los últimos datos oficiales correspondientes a La Plata indican que en 2009 murieron por este tumor 113 mujeres, y de ese total un 20 por ciento correspondió a pacientes menores de 55 años.

Tales cifras fueron consideradas alarmantes por la Agremiación Médica Platense, cuyos directivos decidieron encarar un trabajo conjunto con el IOMA para que los médicos del sector privado apunten, además de la asistencia, a la prevención de los cánceres femeninos y otras enfermedades prevalentes.

Se sabe que el cáncer femenino más común es el de mama, aunque en las últimas estadísticas lo esté alcanzando el de pulmón, consecuencia de la expansión del tabaquismo entre las mujeres. El de cuello de útero ha perdido incidencia y prácticamente ha desaparecido en las grandes ciudades, a partir del eficaz aporte que significó el método del Papanicolau que, según se estima, permite detectar el tumor en su estado inicial con un noventa por ciento de seguridad.

Afortunadamente, en nuestro medio se advierte un crecimiento de tendencias encaminadas a inducir la realización de exámenes preventivos. Al punto de que en varias oportunidades se llegó a un paso de resolver que tales revisiones se vuelvan obligatorias, además de gratuitas, aunque sobre la obligatoriedad se han presentado cuestionamientos. Al margen de ello, es necesario reiterar la conveniencia de que se realicen intensas campañas de divulgación, a fin de lograr una más efectiva prevención y con ello consecuencias que, de acuerdo a todos los dictámenes y testimonios, son fáciles de evitar.