Se lavaba las manos hasta hacerlas sangrar
Se trata de un chico que tuvo que ser internado en un neuropsiquiátrico debido a su obsesión. Su madre está orgullosa.
A pesar de encontrarse en evolución, John conmueve al mundo por su caso. Un trastorno que lo condujo al Hospital Maudsley de Londres, uno de los principales hospitales psiquiátricos del Reino Unido.
John se lavaba las manos continuamente hasta que sangraban.
La mayoría de los padres se sentirían horrorizados con esa imagen, pero para una madre en particular es una señal positiva porque forma parte de un a terapia psicológica que le ha ayudado a su hijo a combatir finalmente su trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
El tratamiento, conocido como terapia cognitivo conductual (TCC), gradualmente expone al paciente a las cosas que más teme. En este caso, los gérmenes y la contaminación, ayudándolo a combatir sus ansiedades.
"El TOC no desaparece" explica Sandra (la madre). "No te abandona con el tiempo. Pero puedes adquirir la habilidad para enfrentarlo. Mi hijo sabe ahora cómo combatirlo y esto le ha dado una nueva calidad de vida".
El TOC afecta a tres de cada 100 niños. Es una enfermedad mental de ansiedad marcada por obsesiones y pensamientos no deseados y por conductas repetitivas, como lavarse las manos continuamente. "John (no es su verdadero nombre) se lavaba las manos hasta que comenzaban a sangrar" dice Sandra. "Toda nuestra vida familiar estaba marcada por una carga de estrés", agregó.
La enfermedad puede dejar a quienes la sufren severamente discapacitados. Como explica la madre, había momentos en que John no podía sentarse en el asiento de un escusado o ninguna silla o transporte público, no podría dormir debido a los pensamientos intrusos, no podía darse una ducha por temores de que el agua estuviera contaminada y no podía comer.
"Sentía que iba a morir si tocaba la manija de una puerta" explica John: "Me aterrorizaba y alteraba. En mi experiencia es una de las peores enfermedades mentales", relata el menor en recuperación.
John tenía ocho años cuando aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad. Su madre notó que realizaba movimientos extraños, como dar patadas en ángulos extraños. Al principio ella pensó que el niño estaba haciendo travesuras y que esa conducta pasaría con el tiempo.
Pero tras la muerte del abuelo, con quien el niño mantenía una relación cercana, comenzó a desarrollar temores por los gérmenes y la suciedad. Y fue referido a una clínica local de salud mental infantil y adolescente. Cuando se diagnosticó el trastorno obsesivo compulsivo, la familia se sintió aliviada.
"Una vez que puedes colocar una etiqueta a un trastorno puedes empezar a culpar a la etiqueta y no al niño" dice la madre. "Es el TOC el que es travieso y estúpido, no el niño".
John, sin embargo, comenzó a decir que quería morirse, que no quería seguir así. Y entonces fue referido a la doctora Isobel Heyman, especialista del Instituto de Psiquiatría de los hospitales Maudsley y Great Ormond Street.
Entonces fue sometido a una serie de terapias especializadas cognitivo conductuales, el único tratamiento psicológico recomendado para la TOC. Pocos terapeutas El tratamiento se lleva a cabo con terapeutas experimentados que ayudan a los pacientes a adquirir las herramientas adecuadas para poder enfrentar y tratar con sus obsesiones.
La terapia recomendada para TOC es la congitivo conductual. Pero la ayuda especializada para esta enfermedad no está fácilmente disponible y, debido a la escasez de terapeutas, hay largas listas de espera de pacientes. Por eso la doctora Heyman está llevando a cabo una prueba para ver si es posible entrenar adecuadamente a los terapeutas por teléfono.
El objetivo, dice, es poder llegar a más gente. Para John, la terapia ha sido decisiva. "Los médicos creyeron en mí, igual que mi mamá. Y realmente me convencí de que quería combatir esta enfermedad".
John tiene ahora 14 años y está en recuperación, aunque su familia está consciente de que el trastorno puede volver en cualquier momento de su vida. "Estoy constantemente en guardia" dice su madre. "Hasta cierto punto, todos vivimos con el TOC, pero cuando afecta la forma como vives es cuando se convierte en un problema".
El trastorno obsesivo compulsivo es la cuarta enfermedad mental más diagnosticada en el mundo, junto con el asma y la diabetes.
Los expertos creen que tanto factores psicológicos como biológicos juegan un papel en el trastorno, pero hasta ahora no se sabe con precisión cuáles son las causas de la enfermedad.
John se lavaba las manos continuamente hasta que sangraban.
La mayoría de los padres se sentirían horrorizados con esa imagen, pero para una madre en particular es una señal positiva porque forma parte de un a terapia psicológica que le ha ayudado a su hijo a combatir finalmente su trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
El tratamiento, conocido como terapia cognitivo conductual (TCC), gradualmente expone al paciente a las cosas que más teme. En este caso, los gérmenes y la contaminación, ayudándolo a combatir sus ansiedades.
"El TOC no desaparece" explica Sandra (la madre). "No te abandona con el tiempo. Pero puedes adquirir la habilidad para enfrentarlo. Mi hijo sabe ahora cómo combatirlo y esto le ha dado una nueva calidad de vida".
El TOC afecta a tres de cada 100 niños. Es una enfermedad mental de ansiedad marcada por obsesiones y pensamientos no deseados y por conductas repetitivas, como lavarse las manos continuamente. "John (no es su verdadero nombre) se lavaba las manos hasta que comenzaban a sangrar" dice Sandra. "Toda nuestra vida familiar estaba marcada por una carga de estrés", agregó.
La enfermedad puede dejar a quienes la sufren severamente discapacitados. Como explica la madre, había momentos en que John no podía sentarse en el asiento de un escusado o ninguna silla o transporte público, no podría dormir debido a los pensamientos intrusos, no podía darse una ducha por temores de que el agua estuviera contaminada y no podía comer.
"Sentía que iba a morir si tocaba la manija de una puerta" explica John: "Me aterrorizaba y alteraba. En mi experiencia es una de las peores enfermedades mentales", relata el menor en recuperación.
John tenía ocho años cuando aparecieron los primeros síntomas de la enfermedad. Su madre notó que realizaba movimientos extraños, como dar patadas en ángulos extraños. Al principio ella pensó que el niño estaba haciendo travesuras y que esa conducta pasaría con el tiempo.
Pero tras la muerte del abuelo, con quien el niño mantenía una relación cercana, comenzó a desarrollar temores por los gérmenes y la suciedad. Y fue referido a una clínica local de salud mental infantil y adolescente. Cuando se diagnosticó el trastorno obsesivo compulsivo, la familia se sintió aliviada.
"Una vez que puedes colocar una etiqueta a un trastorno puedes empezar a culpar a la etiqueta y no al niño" dice la madre. "Es el TOC el que es travieso y estúpido, no el niño".
John, sin embargo, comenzó a decir que quería morirse, que no quería seguir así. Y entonces fue referido a la doctora Isobel Heyman, especialista del Instituto de Psiquiatría de los hospitales Maudsley y Great Ormond Street.
Entonces fue sometido a una serie de terapias especializadas cognitivo conductuales, el único tratamiento psicológico recomendado para la TOC. Pocos terapeutas El tratamiento se lleva a cabo con terapeutas experimentados que ayudan a los pacientes a adquirir las herramientas adecuadas para poder enfrentar y tratar con sus obsesiones.
La terapia recomendada para TOC es la congitivo conductual. Pero la ayuda especializada para esta enfermedad no está fácilmente disponible y, debido a la escasez de terapeutas, hay largas listas de espera de pacientes. Por eso la doctora Heyman está llevando a cabo una prueba para ver si es posible entrenar adecuadamente a los terapeutas por teléfono.
El objetivo, dice, es poder llegar a más gente. Para John, la terapia ha sido decisiva. "Los médicos creyeron en mí, igual que mi mamá. Y realmente me convencí de que quería combatir esta enfermedad".
John tiene ahora 14 años y está en recuperación, aunque su familia está consciente de que el trastorno puede volver en cualquier momento de su vida. "Estoy constantemente en guardia" dice su madre. "Hasta cierto punto, todos vivimos con el TOC, pero cuando afecta la forma como vives es cuando se convierte en un problema".
El trastorno obsesivo compulsivo es la cuarta enfermedad mental más diagnosticada en el mundo, junto con el asma y la diabetes.
Los expertos creen que tanto factores psicológicos como biológicos juegan un papel en el trastorno, pero hasta ahora no se sabe con precisión cuáles son las causas de la enfermedad.