Saqueos en Córdoba: ¿Y si cambiamos de políticos?

Hay un viejo cuento que mi papá me repetía cuando era chico, que decía que Dios le dio a la Argentina las altas montañas y los trasparentes lagos para fomentar el turismo; la fertilidad del suelo para exportar; y la mejor carne para alimentarse pero, a contramano, también la perjudicó con los peores políticos, aquellos capaces de desperdiciar todo lo anterior.

No sé si mi viejo lo inventó o si realmente existe esa historia pero, repasando lo ocurrido en los últimos días en Córdoba, indudablemente es cierto: los políticos le hacen mal al país. O, para no caer en una generalización errónea, nuestros políticos.

Desde que se descartó la re-reelección, arrancó la carrera para suceder a Cristina Kirchner en el sillón presidencial. Se sabe, a la hora de elegir mandatario, que para muchos los escrúpulos quedan de lado.

Es muy difícil saber si la ola de saqueos fue armada o no por algún sector. Lo que es comprobable es que la ayuda llegó muy tarde. El gobernador De la Sota manifestó haber pedido apoyo de gendarmería toda la tarde del martes. Sin embargo, funcionarios cordobeses sostuvieron que recién lo hicieron a la noche. ¿Hacía falta pedirlo públicamente por Twitter? ¿No se pudo haber previsto?.

Y desde la Casa Rosada, ¿No se podría haber dejado de lado la diplomacia (esa misma que CFK abandona ante cada acto electoral) y enviar ayuda sin necesidad de esperar sentados a que alguien toque la puerta? ¿Acaso no gobierna para todo el país? ¿O sólo para Balcarce 50?.

Probablemente muchos crean que esta es una lectura simplista de la realidad (de hecho, lo es), pero lo que ocurre es que, mientras ministros, gobernadores y presidentes se discuten el poder de un país, los ciudadanos de una provincia perdieron más de 300 millones de pesos.