Santiago Lange, de vencer al cáncer a ganar el oro olímpico
En 2015 recibió una noticia que casi lo deja fuera de la competencia. Le diagnosticaron cáncer de pulmón.
Nota extraída de Marca.com
Su nombre es toda una institución en un mundo, el de la vela, que le idolatra. Santiago Lange es sinónimo de viento, de mar y ahora también de espíritu olímpico. El argentino, bronce en la clase Tornado en Atenas y en Pekín, se embarcó en la aventura de su vida en los que eran sus sextos Juegos Olímpicos. Una cita histórica que es mucho más que una regata para el deportista argentino.
Una leyenda de las aguas que presume de un palmarés envidiable. A sus dos medallas olímpicas, Lange suma cuatro mundiales (tres en Snipe y uno en Tornado), así como dos medallas de plata y una de bronce en los Juegos Panamericanos. Sin embargo, le faltaba un oro olímpico que luciera en sus amplias vitrinas.
Ya lo tiene. Lange se ha convertido en el primer campeón olímpico, junto a Cecilia Carranza, de la novedosa clase Nacra. Ambos llevaban seis meses en Río preparando la cita para intentar conquistar el preciado botín que ya es suyo.
Sin embargo, el metal más valioso para este ingeniero bonaerense de 54 años ha sido simplemente su presencia en las aguas de Marina da Gloria. Algo impensable hace apenas un año.
Operado de un tumorAl regatista argentino le diagnosticaron un cáncer de pulmón durante la primavera de 2015, mientras se preparaba para la cita olímpica que iba a tener lugar en el país vecino. Incrédulo ante el diagnóstico médico, Lange se negaba a pasar por el quirófano para extirparle el tumor. Él prefería buscar otra explicación u otro tipo de medicina que le evitara tener que operarse. Sin embargo, al final no le quedó más remedio que someterse a la cirugía.
Lo hizo justo el 22 de septiembre de 2015, el día de su 54 cumpleaños. No fue algo premeditado. Simplemente, como él mismo ha confesado en varias ocasiones, era el primer día que estaba libre el quirófano.
A partir de ese momento comenzaba una carrera contra el crono para intentar estar en los Juegos. Primero tocaba recuperarse de la operación y después pensar en entrenar. Al menos así sería para el resto de los mortales. Pero Lange ha demostrado ser de otra pasta e hizo un dos en uno. Su esfuerzo sobrehumano ha tenido la recompensa esperada, como demuestra su presencia en las aguas de la playa de Flamengo.
El proceso de recuperación habría sido imposible sin el empuje de sus hijos. Ellos fueron la fuerza que le sirvió de apoyo en los momentos de mayor flaqueza, cuando todo parecía oscurecerse. Juntos salían a entrenar y juntos han llegado a la cita olímpica, asegurando que el apellido Lange siga siendo una referencia en el mundo de la vela. Una saga que tuvo su inicio en 1952 con la participación del padre de Santiago.
Ahora el patriarca no está solo en Río. Junto a él se encuentran dos de las grandes promesas de la prolífica vela argentina llamados Theo y Klaus. Son los hijos de Santiago que compiten en la clase 49er, "la fórmula 1 del mar" según el padre, por primera vez en su carrera. Una experiencia que nunca podrán olvidar y que han tenido la fortuna de poder compartir con su padre.
Una experiencia única para uno de los apellidos más ilustres de la vela y, sobre todo, para un viejo lobo de mar que no esperaba poder competir por un oro y mucho menos, compartirlo en vivo con sus hijos.