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Santa Cruz: huelga docente sin fin

La huelga docente declarada en Santa Cruz, fundada principalmente en un reclamo de aumento salarial del 50 por ciento, se ha venido prolongando de manera inusitada, pues ya alcanza 54 días de duración sin que haya indicios de que concluya.

La situación que se ha creado en la provincia ha trascendido el nivel crítico para acercarse a lo caótico. En efecto, el paro docente se ha manifestado sorprendentemente en bloqueos de los pozos petrolíferos de la zona norte, con padres autoconvocados que piden educación para sus hijos y que, para ser escuchados, han cortado rutas en las cercanías de Caleta Olivia y Río Turbio.

En tanto, medio centenar de escuelas fueron tomadas por los alumnos en demanda de que se reanuden las clases. Incluso, durante algunas horas los estudiantes ocuparon por la fuerza una sede del gremio que conduce el paro. En el desorden imperante tampoco es posible medir con precisión el grado de acatamiento a la medida sindical, que ha sido dispar.

Los hechos aludidos no pueden segregarse del clima político de la provincia, agudizado por un año electoral. El gobernador Daniel Peralta, que aspira a ser reelegido, parece haber perdido el favor del gobierno nacional. Así, su pedido de fondos para el pago de los aguinaldos en una provincia castigada por la pérdida de regalías a raíz del conflicto con los petroleros le fue negado por el ministro Amado Boudou.

En esa atmósfera de intereses políticos en pugna, los reclamos salariales no parecen justificar el daño irreversible que provocan en la comunidad escolar, en especial si se considera la importancia que adquiere la escuela, como centro de integración social, en una provincia tan grande y poco habitada como Santa Cruz. Por otra parte, si se toma en cuenta la objetividad de las cifras, los docentes santacruceños han tenido avances indudables en los últimos años. Es, por una parte, la provincia con salarios docentes más altos, con 4908 pesos de salario bruto (con jornada simple y 10 años de antigüedad), muy superior al promedio nacional, que es de 2760 pesos.

Mientras tanto, los perjuicios crecen con daños para todos. Duele verdaderamente tan largo vacío de enseñanza. Gobernantes y sindicalistas están obrando negativamente: unos fallan al administrar sin solucionar la crisis presente; otros por manejar los reclamos a partir de medidas extremas. De ese modo, el problema no se soluciona y se desemboca en situaciones inesperadas, dadas por docentes que abandonan las escuelas y alumnos que las ocupan y reclaman clases, lo que parece un llamado a la sensatez.