San Valentín en el cementerio y el dolor de una Julieta sin su Romeo

14 de febrero. Día de los Enamorados. Puerta del cementerio de Chacarita. Ahí está Julieta Rossi contándole su dolor al mundo. Un dolor que sufre en privado. Un dolor que la hace quebrarse cada vez que habla con los medios. Un dolor que hace llorar a cada mujer que la ve. Porque Julieta estaba enamorada. Se la ve enamorada. "Voy al cementerio casi todos los días porque no quiero que esté solo", dijo en una nota. Una nota que estremece.

"Está debajo de un mármol. Quisiera saber por qué le hicieron esto", confió acongojada ante las cámaras. Se la ve siempre con esa expresión que muchas hemos tenido en la adolescencia cuando nos rompían el corazón. Pero nosotras sabíamos que iba a pasar. Siempre pasaba. Julieta no va a tener esa suerte. Fernando le rompió el corazón porque lo emboscaron. Él no quería romperle el corazón. Se amaban. Este iba a ser su primer San Valentín juntos, pero un grupo de asesinos les arrebató la oportunidad. Les robó su día. Les robó su historia de amor.

Es imposible no entender a Julieta, aunque nadie desea estar en sus zapatos. Su amor romántico y apasionado, típico de la adolescencia se ve trunco. Fernando y Julieta no van a saber qué era lo que la vida les tenía preparado. 

Un grupo de asesinos le robó a Julieta su amor. La posibilidad de un futuro junto a quien era su primer novio. Le robó la alegría con la que se la veía en las fotos. 

Verla quebrada no hace más que llevarnos a pensar qué pasaría si a cualquiera de nosotras nos llevaran a nuestro Romeo, como le hicieron a Julieta.