DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

San Juan y la perpetuación de Gioja

El gobernador de la provincia cuyana se burló de la alternancia y modificó la Constitución estatal en su beneficio.

Está claro que ningún prócer ha abrazado la reelección, más allá de los plazos establecidos por la letra constitucional, como herramienta para el fortalecimiento de las instituciones. Las debilita, en realidad, porque pasan a depender de un solo hombre, llámese como se llame, en lugar de abrevar en la sana alternancia que promueve la democracia. Lejos de esa premisa, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, ha logrado reformar la Constitución provincial y habilitar la posibilidad de presentarse para un tercer mandato consecutivo.

Esa artimaña, deslegitimada por el ausentismo de casi un 30 por ciento del padrón, ha contado con la complicidad de la presidencia de la Nación. En el plebiscito, realizado en mayo, el 65 por ciento de los votantes apoyó la intención de Gioja de perpetuarse en el cargo.

Desde la oposición y desde algunas ONG se ha cuestionado la mera posibilidad de que San Juan se convirtiera en la segunda provincia argentina que admite tres mandatos consecutivos. Es lo que ocurre en Salta, donde otro gobernador peronista, Juan Manuel Urtubey, ha sido reelegido.

En Catamarca, Santa Cruz y Formosa está habilitada la reelección indefinida, algo aún peor. Esa alternativa rigió también en San Luis y en La Rioja, pero fue felizmente eliminada. En Mendoza y en Santa Fe la reelección del gobernador está sabiamente prohibida. Sucedía lo mismo en Corrientes hasta que el gobernador Arturo Colombi logró modificar la Constitución en 2007, pero dos años después perdió las elecciones frente a su primo Ricardo Colombi. En 17 distritos, entre los cuales se encuentran la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, se permiten sólo dos mandatos seguidos. En Misiones, el gobernador Carlos Rovira fue derrotado en 2006 en su afán de reformar la Constitución provincial para ser gobernador por tercera vez.

¿Qué ha llevado ahora a Gioja a pretender instaurar la democracia de un solo hombre en su provincia, San Juan? Son múltiples los motivos, así como los intereses creados y apañados por el gobierno nacional, pero se impone una clara intención de perpetuarse en el cargo y una subestimación a propios y extraños, como si no tuvieran capacidad para ocupar su lugar.

Si bien el artículo 175 de la Constitución provincial puede ser enmendado cada dos años con el voto afirmativo de los dos tercios de la Cámara de Diputados, para luego ser sometido a una consulta popular, el ejercicio del poder republicano y democrático se resiente cuando no existe ninguna razón valedera que no sea la apetencia personal y los compromisos partidarios.

En democracias firmes y estables como la chilena y la brasileña, con presidentes bendecidos por altos índices de adhesión popular como Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Luiz Inacio Lula da Silva, a nadie se le ha ocurrido forzar la letra constitucional para aceitar el camino hacia un segundo mandato, en el caso de Chile, y un tercero, en el caso de Brasil. Tampoco habría sido bien vista en los Estados Unidos ni en los tiempos del presidente más exitoso que han tenido en los últimos años, Bill Clinton.

De respetar los límites establecidos por la Constitución provincial, Gioja y su vicegobernador "pueden ser reelegidos consecutivamente hasta dos veces". Esta enmienda, refrendada por un plebiscito al cual acudieron siete de cada diez sanjuaninos, deja abierta la puerta hacia dos mandatos más, ya que, si es reelegido en las próximas elecciones, podría ser reelegido, a su vez, en la siguiente, de acuerdo con algunas interpretaciones.

Como casi todo el arco kirchnerista, el gobernador Gioja ha adquirido el pésimo hábito de culpar a los medios nacionales, también llamándolos hegemónicos, de una campaña de desinformación en su contra. Ha dicho que no quiere perpetuarse en el poder. ¿Por qué creerle después de esta consulta a contramano de las instituciones republicanas y el sentido común? Más grave aún es el apoyo presidencial para este engendro en un país que, como se ve, se jacta de ser federal, pero, en el fondo, reparte desde Balcarce 50 las cuotas de poder que terminan administrando caudillos con ínfulas de estadistas y miserias de punteros.